Del 16 al 19 de enero del 2024 se realizó en Davos, Suiza, el Foro Económico Mundial que se hace anualmente desde el año de 1971, siendo la de este año su edición número 53.
En este foro se reunieron 2 mil 500 líderes políticos y de la economía, además de jefes de Estado. El foro tiene la finalidad de analizar los principales problemas económicos y políticos del mundo actual con la finalidad de buscar las mejores soluciones.
En este contexto, el presidente de Argentina, Javier Milei, que tiene poco más de un mes en este cargo, participó con un discurso en donde realizó varias afirmaciones para “explicar” los actuales problemas de la economía de su país y la del mundo.
El presidente argentino afirma que los países de occidente, los de economía de libre empresa o capitalistas, están amenazados por los movimientos colectivistas o socialistas.
El presidente argentino afirma que los países de occidente, los de economía de libre empresa o capitalistas, están amenazados por los movimientos colectivistas o socialistas que se han caracterizados por generar la pobreza, el autoritarismo o dictaduras que han producido violencia ocasionando la muerte de millones de seres humanos en la guerras promovidas por los partidarios del socialismo.
Milei sostiene que la veracidad de estas afirmaciones la demuestran los hechos a través de la historia y también los hechos actuales.
Estas afirmaciones las hace en este año que se conmemoran los 100 años de la muerte de Lenin, uno de los teóricos más destacados de los planteamientos socialistas y el principal dirigente de la triunfante Revolución rusa de 1917, por medio de la cual se inició el establecimiento del socialismo en ese país.
El proceso de construcción de este sistema en la actualidad sigue su curso; por lo mismo, hay quien afirma que el pensamiento de Lenin en los tiempos que corren sigue vigente.
Un breve análisis histórico del desarrollo de la economía de la sociedad puede darnos una idea aunque sea aproximada de la falsedad de las afirmaciones de Milei.
El modelo de producción capitalista no ha existido siempre: tuvo sus inicios en el siglo XVI; nació en la lucha contra el modelo feudal que tenía como base la producción agrícola y artesanal en donde hubo poco desarrollo en la producción económica en esta época de la sociedad.
El capitalismo con base en el impulso de la ciencia y la tecnología promovió la Revolución industrial, con lo cual logró elevar el nivel de la productividad a rangos que le permitieron producir mucha riqueza con el empleo masivo de la maquinaria, permitiendo el establecimiento de grandes fábricas en donde laboraban millones de obreros.
Con su trabajo, los obreros producen en grandes cantidades todo tipo de artículos para satisfacer las más diversas necesidades de la sociedad, una vez que entran a la circulación de los mercados, en donde se venden a un costo superior de la suma de los costos de producción, conformados por la materia prima, el desgaste de la maquinaria, la mano de obra de los trabajadores y los gastos de operación.
Esa diferencia es la ganancia que se les queda a los dueños privados de las fábricas, es decir a los empresarios capitalistas. Con estas grandes ganancias una parte las ocupa para vivir cómodamente con grandes lujos y la otra parte la vuelve invertir en sus empresas para hacerlas más grandes y poder obtener ganancias cada vez mayores.
En el caso de los millones de obreros que laboran en fábricas, propiedad de los capitalistas, los ingresos obtenidos por su participación en el proceso de producción industrial, en forma de salario, generalmente es una parte proporcionalmente muy pequeña en relación con lo obtenido por los patrones capitalistas.
El salario de los obreros generalmente sólo les alcanza para adquirir lo más indispensable para poder sobrevivir él y su familia; renovar la energía necesaria para poder seguir trabajando en la producción de nuevas mercancías. A esto se agrega que no tiene la capacidad de ahorrar algún recurso porque va al día y no puede invertir en algún pequeño negocio que le permita obtener mayores ingresos y una vida mejor; en consecuencia está condenado a ser obrero asalariado toda su vida productiva.
La inequitativa distribución de la riqueza antes descrita genera que grandes riquezas se concentren en pocos capitalistas, mientras el pueblo trabajador tiene que padecer los sufrimientos de la pobreza y pobreza extrema de los que no tienen un empleo formal.
Lo antes descrito lo puede comprobar cualquiera que observe con atención la situación de lo que sucede en la actualidad en los países que tienen un modelo de producción capitalista, como es el caso de México, Argentina y los Estados Unidos.
Lo anteriormente expuesto lo tiene claro el pueblo trabajador argentino y por eso también tiene claro que las afirmaciones de su presidente en el foro de Davos no son apegadas a la realidad; son falsas y tienen la intención de engañar a los trabajadores de su país y del mundo, con el modelo neoliberal que defiende.
Una prueba de que el pueblo argentino se da cuenta de que su presidente está a favor de los intereses capitalistas y en contra de los trabajadores son las protestas masivas realizadas en ese país el 24 de enero del año en curso por las reformas económicas y políticas que pretende imponer. ¡Muy bien por los trabajadores argentinos que se defienden y no se dejan engañar por su presidente Javier Milei!
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