Cada día vemos con mayor frecuencia que las campañas en estas elecciones se están poniendo color de hormiga. En estos días se acaban de enfrentar grupos de diferentes partidos políticos, se habla de una riña entre integrantes de un partido y otro, pero ojo, no son los candidatos quienes se enfrentan: es el pueblo mismo quien “defiende” a estos candidatos que muchas veces ni siquiera los conocen.
Aunque esto se ha visto ya en otras campañas, hoy toma mayor relevancia, pues a pesar de que existen “llamados al aire” de que se pare este tipo de violencia y por otro lado se brinde seguridad a los candidatos, no se ha hecho nada en concreto.
La desigualdad entre los que lo tienen todo y los que tienen sólo su fuerza de trabajo crece y en ninguna de las propuestas que han hecho los candidatos señalan que se debe acabar con la desigualdad.
La ola de violencia no es sólo entre los que realizan campañas; los altos índices de violencia siguen creciendo, pero estos datos no llegan a quienes nos gobiernan, pues siguen apareciendo cuerpos tirados en nuestro estado y en muchos otros.
Apenas hace unos días fueron encontrados cinco cuerpos sin vida en la ciudad de Tijuana, misma que ha encabezado la lista de violencia a nivel nacional y en el ranking mundial.
La situación actual en nuestro país no parece mejorar con quienes prometieron hacer una transformación, pues cada vez los mexicanos vivimos con más carencias y sólo unas cuantas personas se hacen más ricas en cantidades exorbitantes.
El Economista señala que laa cinco personas más ricas de México aumentaron su riqueza en 48 mil millones de dólares durante 2023, en un año en el que las acciones de sus compañías subieron en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV).
Se trata de Carlos Slim, Germán Larrea, Ricardo Salinas Pliego, Juan Beckman y Alejandro Bailleres, cuya riqueza en conjunto suma 169 mil 650 millones de dólares, lo que equivale al 13 % del Producto Interno Bruto de México.
El que más aumentó su patrimonio en términos absolutos fue el hombre más rico de México, Carlos Slim, cuya riqueza aumentó en 31 mil millones de dólares o 41.89 %, para cerrar 2023 en 105 mil millones de dólares.
La desigualdad entre los que lo tienen todo y los que tienen sólo su fuerza de trabajo crece y en ninguna de las propuestas que se han hecho, señalan esto: acabar con la desigualdad, pues los apoyos monetarios, ya sea en becas, tarjetas o de otro tipo no hacen un cambio verdadero, ya ha quedado demostrado.
Se necesita cambiar de raíz la política económica del país; que cambie las condiciones de vida de todos los mexicanos y no sólo de unos cuantos. Se necesita poner en marcha lo que Antorcha ha venido proponiendo: los cuatro ejes económicos, mismos que debemos tener bien claros todos los antorchistas; debemos entenderlos para difundirlos y explicarle a los mexicanos que este proyecto de Antorcha es viable y garantiza una mejor vida y un mejor futuro.
Los ejes son:
Impuestos progresivos, que pague más quien gana más, que quienes tienen mayores ganancias, paguen mayores impuestos que el promedio que gana el salario mínimo.
Trabajo para todos, pues si bien es cierto que los mexicanos nos hemos caracterizado por ser trabajadores, no existen oportunidades de empleo para todos.
Salarios bien remunerados; que se pague lo justo y no lo que quieran pagar las empresas, es cierto que un salario base no alcanza siquiera para comprar la canasta básica y esto lo tienen claro todas las amas de casa que estiran el dinero, y por último pero no menos importante.
Una distribución equitativa de la riqueza nacional, que se destinen recursos a obras, a vivienda, a salud, a educación, que el gobierno garantice estos servicios a todos los mexicanos.
Todo esto es posible, pero con la condición de que el pueblo se organice y luche para que se lleven a cabo.
La unidad y la fuerza que tiene Antorcha debe resistir el embate de esta campaña y avanzar, como un solo hombre y como un solo ideal, pues sólo la unidad será nuestra arma para defender los intereses por los que hemos peleado durante estos 50 años. Que nadie se deje engañar.
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