En la conferencia matutina del presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), del 19 de agosto de 2019, el mandatario hacía esta afirmación: “…Y se dan estos casos, pero en general -lo voy a decir, hasta se los adelanto- en mi informe, el pueblo está feliz, feliz, feliz, hay un ambiente de felicidad, el pueblo está muy contento, mucho muy contento, alegres. Entonces no hay mal humor social”. A casi dos años de esta aseveración, el pueblo de México está muy muy muy lejos de sentirse feliz. El día de hoy millones de mexicanos enfrentan la amenaza mortal de la covid-19, la creciente violencia e inseguridad, no tienen empleo, carecen de ingresos fijos y, por tanto, no saben si van a poder llevar de comer a casa.
Sin duda, la pandemia de covid-19 ha dejado incalculables estragos económicos a nivel mundial y la economía mexicana no es la excepción. El secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), José Nabor Cruz Marcelo, informó que, con base en los resultados de la Medición multidimensional de la pobreza en México 2018-2020, en 2018 había 51.9 millones de personas en situación de pobreza, mientras que en 2020 incrementó a 55.7 millones; y la población en situación de pobreza extrema aumentó de 2.1 a 8.7 millones.
Estos datos quizá para AMLO sean buenos, ya que en repetidas ocasiones ha afirmado también que, para él, el pueblo pobre es bueno porque es pobre; vimos también como, después de las elecciones, arremetió contra la clase media como si el intento de mejorar sus condiciones de vida fuera pecado o cosa indigna; y la frase estrella en la campaña de AMLO “primero los pobres”, en los hechos, no fue ni es para beneficiar a los pobres, sino que trata de multiplicarlos por la vía de eliminar el seguro popular, las compras de medicamentos, los comedores comunitarios, las estancias infantiles, los fideicomisos destinados para la ciencia, la educación, la cultura y el deporte, etc.
Sigue y suma. Según el estudio de México ¿Cómo vamos? el 39.4 por ciento de la población se encuentra en pobreza laboral, o sea, 50.1 millones de personas no ganan lo suficiente para comprar la canasta básica alimentaria. Y muy a pesar de estos datos el mesiánico discurso obradorista afirma que vamos bien, y busca eternizar la pobreza pues los datos dejan claro que sus programas de transferencia monetaria directa no han podido, ni podrán revertir esta situación en donde día a día más mexicanos engrosan las filas de desempleados.
Millones de mexicanos se han dado cuenta de que a López Obrador no le interesan los pobres, que está más interesado en quedar bien con Carlos Slim, Carlos Salinas Pliego, Emilio Azcárraga, Agustín Coppel y los más encumbrados empresarios de nuestro país, quienes han amasado una mega fortuna a costa de los trabajadores mexicanos que laboran todos los días de sol a sombra y cuyo salario no es capaz de asegurar el alimento para ellos y sus familias. AMLO no ha creado políticas económicas que en serio saquen a México de la pobreza de la que es víctima.
No se es feliz en un país donde no se tiene para comer, donde no se tiene acceso a la seguridad social, donde no hay empleo, donde no hay impulso para la educación, la cultura y el deporte, donde no existe un plan emergente para contener y combatir con eficacia la pandemia del Covid-19, y donde solo se le da prioridad a obras de relumbrón con fines electoreros. AMLO miente, el pueblo de México no está feliz, feliz, feliz, es claro que no lo está. Todos lo ven excepto el inquilino de Palacio Nacional y sus aduladores. No nos queda otra alternativa que la unidad de todo el pueblo de México para cohesionarnos y luchar por cambiar la adversa situación en la que nos encontramos.
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