¿Quién puede olvidar las peores inundaciones que en 50 años padeció el estado de Tabasco, donde más de un millón de pobladores quedaron bajo el agua? ¿Quién fue capaz de ignorar el sufrimiento y la necesidad de esas personas, las que necesitaron ayuda inmediata y no se les proporcionó? ¿Quiénes se aprovecharon de la dolencia de esas familias para sacar provecho político? La respuesta es más que evidente, el Gobierno federal, Andrés Manuel López Obrador y su partido Morena.
Como no recordar las desgarradoras imágenes de miles familias que en cuestión de horas vieron como sus pertenencias, por las que trabajaron toda una vida, quedaron bajo el agua, que de manera silenciosa llegó en la noche y poco a poco fue elevando su nivel hasta inundarlo todo. Fueron momentos de angustia, de crisis, de desesperación.
En fotografías y videos quedó la constancia de esos momentos, también de la solidaridad de los tabasqueños para con sus hermanos. De la mano amiga que llegó a bordo de lanchas para rescatar a familias enteras, a los niños, a los adultos de la tercera edad, a algunos animales porque la mayoría perecieron por el alto nivel del agua.
Miles de familias quedaron aisladas en sus viviendas y enfrentaron graves dificultades para obtener alimentos, agua y medicamentos.
Ese fueron las imágenes que dieron la vuelta al mundo y que causaron sorpresa, pero a la vez indignación al informarse que había sido orden del mismísimo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien pidió dejar fluir las aguas de la represa lo que provocó las gravísimas inundaciones, las peores registradas en Tabasco al menos en los últimos 50 años.
Fue López Obrador primero que nadie el que visualizó lo que ocurriría con las más de un millón de personas cercanas a los afluentes de la presa; él decidió proteger a los habitantes de la capital del estado y dejar inundadas a las familias pobres del medio rural, de los poblados donde los servicios son mínimos y donde la ayuda médica de emergencia es casi nula y que, sin duda, fue rebasada por la situación de emergencia.
En el marco de lo que ha sido descrito como uno de los peores desastres naturales en la historia del país, los equipos de emergencia trataron de rescatar a las familias que se vieron obligadas a buscar refugio en los techos de sus viviendas, en tanto que otros fueron a albergues de emergencia o fueron asilados por familiares o amigos.
Fueron horas y días de emergencia, de sufrimiento, de hambre y también de solidaridad, pero no de parte del Gobierno federal ni de Morena, porque ellos ofrecieron y no cumplieron. El presidente López Obrador, responsable de esa inundación, sólo por la presión social, anunció ayuda emergente que hasta el día de hoy no llega a cientos de familias que fueron censados por gente de Morena para que les fuera otorgada una ayuda de 10 mil pesos, por parte de los hermanos de todo el país, pero principalmente del sureste que se unió para hacer llegar ayuda humanitaria a los caídos en desgracia.
Tabasco se convirtió en un estado en emergencia, más de un millón de personas estaban bajo el agua, y según diversos informes, las inundaciones cubrieron la gran mayoría de la superficie sembrada del estado; se perdieron viviendas, cosechas y para colmo existió total descoordinación entre los tres niveles de gobierno que se quedaron inactivos ante la tragedia que se vivía.
Se temió en materia de salud, epidemias de cólera, dengue y otras enfermedades gastrointestinales, así como la propagación incontrolable del coronavirus; por gracia divina, dicen los que creen, no ocurrió.
Aun así, a López Obrador se le olvidó esa gente, se le olvidó que fue el responsable que sufrieran las calamidades que aún padecen, se olvidó que tenía que ayudarles, como lo obliga su cargo, se le olvidó que tenía que destinar cuantiosos recursos para darles alimentos, seguridad, medicinas y todo tipo de apoyo que necesitaran, comprometió su palabra y no la cumplió.
Si existió algún tipo de ayuda, fue mínima, sirvió para tomar la foto, el video y lucirla en México y el mundo, para que Morena aplaudiera y se deshiciera en elogios en favor del Gobierno de la 4T y de López Obrador, pero la realidad en Tabasco es otra, aún hay gente que confió en su presidente y que ahora viven la desilusión de tener un mandatario senil, olvidadizo y que no sabe gobernar.
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