A todos los luchadores sociales del mundo no puede dejar de preocuparnos los momentos tan difíciles en los que estamos viviendo: el enfrentamiento a muerte entre el sistema capitalista y el socialista, lucha de la que se derivan otros conflictos como la actual guerra en Siria, el golpe de Estado en Ucrania; la carrera armamentista, la generación de caos en países que no se someten a las grandes potencias capitalistas y lo más notorio, una guerra continua de desinformación contra Rusia, buscando debilitar por esa vía su fuerza y autoridad entre los pueblos oprimidos del mundo.
La campaña de desprestigio contra el Gobierno de Vladimir Putin, tiene su origen desde el surgimiento mismo de la Revolución de Octubre de 1917 encabezada por Lenin, que significó el primer triunfo del proletariado en el mundo. Desde ésta fecha, las potencias capitalistas dejaron de pelearse, como lo hicieran en 1914, para repartirse el mercado en la Primera Guerra Mundial y comenzaron a ver al nuevo país de los Soviets como el verdadero peligro a vencer en el planeta. Apoyar a la contrarrevolución con armas y dinero fue su nuevo método adoptado para liquidar a los bolcheviques.
En la Segunda Guerra Mundial los aliados (EE.UU., Francia e Inglaterra) no intervinieron para parar al nazismo, dejaron que éste invadiera más de la mitad de Europa y parte de la antigua Unión Soviética buscando que Hitler la aniquilará. No les importó la terrible destrucción de ciudades enteras, pueblos aldeas ni la muerte de 25 millones de rusos; por eso no fueron en auxilio de la URSS porque querían nuevamente verla desangrar y lograr el final definitivo del socialismo. A pesar de estas vejaciones el Ejército Rojo ganó la guerra al avanzar con sus soldados desde Stalingrado y Kursk hasta Berlín, logrando la liquidación del enemigo y finalmente la caída del fascismo.
La Rusia bolchevique, ella sola, con su sangre derramada, liberó su propio territorio y 16 países más, casi el 50% del territorio de Europa que había caído en manos del fascismo. Así sucedieron las cosas, está claro que el imperialismo no quedó conforme con los resultados desfavorables para él en la Segunda Guerra Mundial. El pueblo europeo y el mundo pensaban que con la derrota de Hitler comenzaría un mundo nuevo en que habría libertad para todos y se lucharía contra la desigualdad y la pobreza.Ahora la historia nos demuestra lo equivocada que estaba la gente.
En realidad, comenzaba una nueva guerra, la llamada "Guerra Fría" entre el capitalismo y el socialismo que impidió que se cumpliera el ideal de todos. En esta etapa se renueva la satanización de todo lo que oliera a socialismo. Desde 1945 hasta nuestros días, prácticamente no han cesado los ataques contra la ex URSS y hoy Rusia: en lo científico, en lo cultural, en lo militar, en lo económico, en la misma historia.
Recordemos que a pesar de todo lo que pagó el heroico Ejército Rojo en la Gran Guerra Patria. Todavía en meses pasados, algunos políticos europeos negaron la victoria de los rusos en la Segunda Guerra Mundial, y lo más preocupante, es que mucha gente de Europa cree eso, y señalan a EE.UU. e Inglaterra como sus libertadores cuando estos realmente tuvieron una participación pequeña en esta afrenta. Finalmente, con todo occidente atacando y con problemas internos en la conducción del socialismo, en 1991 desaparece la URSS y sus aliados en Europa del este.
Caído el socialismo, nacía un mundo unipolar: EE.UU. sintió ser la "única superpotencia" que podía actuar por el mundo libremente y sin ningún rival. El capitalismo quedó en libertad para demostrarle al mundo sus "bondades". Prometió paz, libertad y el combate de la pobreza; y, sin embargo, el resultado que todo mundo vemos es más pobreza, más guerras, más caos, más destrucción y más crueldades.
Y es aquí donde, nuevamente, Rusia se levanta y exige un mundo nuevo, multipolar, donde exista el respeto entre las naciones, donde sean los propios ciudadanos los que decidan los destinos de su patria, donde no impere el caos que generan las potencias mundiales en regímenes con gobernantes indeseables, como hoy día en Libia, Ucrania y Siria.
Este es el papel que en estos momentos juega Rusia en el mundo; por eso vemos a una OTAN agresiva y provocadora, que rodea a Rusia con armamento, con laboratorios químicos y con bombas atómicas; por eso, occidente en bloque está imponiendo sanciones económicas para socavar su poder económico y político; por eso, hay toda una campaña sistemática para confundir a la gente sobre el rol verdadero y esencial que está jugando Rusia (en alianza con China) para defender al mundo. Rusia sigue siendo el enemigo a vencer del ultraimperialismo.
Vladimir Putin ha dicho: "Permitir que se destruyan las estructuras legítimas de poder crearía una desintegración de las instituciones como se ve en Libia, Túnez y Siria; el caos provocado por el terrorismo produce destrucción, esclavitud y barbarie". Vemos en la postura rusa una postura humanista, de justicia y respeto entre los pueblos, por eso la atacan. El momento en que todos los pobres se unan y defiendan estos ideales que buscan el bien de la sociedad, sigue aquí, más latente que nunca. Hay que propagar la verdad de las cosas, permitir que gane nuevamente el sistema capitalista solo traerá la ruina de la humanidad.
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