El rezago educativo es un fenómeno grave en cada una de las entidades de la República Mexicana, en esta ocasión me referiré particularmente al estado de Guanajuato, que registra indicadores mayores a la media nacional. Considerando a las personas de tres a quince años que no cuentan con educación básica obligatoria y que no asisten a un centro de educación formal. Dentro de este segmento de edad, sobresale la proporción de niños, niñas y adolescentes entre 12 y 15 años que no asiste a la escuela y que llega al 9.6%; esto es tres puntos porcentuales más que el promedio nacional que es de 6.9%. Las personas que se encuentran en rezago son principalmente hombres que han abandonado o no han ingresado a la secundaria y que (¡ojo!) viven en una situación de pobreza, principalmente, pobreza urbana. La brecha por sexo es muy alta, pues un 57.9% de las personas entre 12 y 15 años que no asiste a la escuela son hombres.
El análisis del Instituto de Alfabetización y Educación Básica para Adultos del estado de Guanajuato (INAEBA) arrojó que, cerca de 10 mil niños y niñas entre 10 y 14 años no asisten a la escuela y no han terminado la educación primaria, principalmente habitantes de León, Irapuato y Celaya, es decir, el abandono escolar está asociado a la pobreza económica de las personas, y este fenómeno se da principalmente en las ciudades más importantes de la entidad, en otras palabras, no es un fenómeno aislado u obscuro, del que no se tenga cuenta o suficiente información por parte de nuestras autoridades, está a la vista de todos.
Por otra parte, de acuerdo con la Secretaría de Educación de Guanajuato, durante el pasado ciclo escolar 2020-2021 se estima que 81 mil 635 estudiantes desde el nivel preescolar hasta superior abandonaron sus estudios por cuestiones relacionadas al covid-19, por falta de recursos económicos, por no tener acceso al equipo tecnológico, por el fallecimiento de padres o familiares cercanos, entre otras, son solo algunas de las causas que se han detectado.
La principal deserción se experimentó en los niveles de educación preparatoria y universidad, donde más de 74 mil estudiantes optaron por dejar sus estudios, explicó Aldelmo Reyes Pablo, Subsecretario de Educación Media Superior y Superior del estado. Esto es, nuestras mentes más avanzadas, los bachilleres y los universitarios están optando por abandonar su formación educativa, ¿qué harán? ¿A dónde irán? La respuesta es muy sencilla: a vender su fuerza de trabajo a cambio de un mísero salario o, a enrolarse en el crimen organizado y ganar dinero fácil, pero, a riesgo de perder la vida en cualquier esquina.
Hay todavía más: aunque en el caso de la educación básica, el abandono escolar fue prácticamente diez veces menor, pues apenas superó los 7 mil alumnos (siendo el nivel de secundaria el de mayor número de casos), cabe destacar que por el rango de edad es en este nivel de escolaridad donde los niños aún llevan un seguimiento por parte de sus padres o tutores. Muchos de estos niños no volverán nunca más a las aulas y, enfrentarán la vida sin saber leer, ni escribir y, muchas veces sin tener los conocimientos más básicos sobre las ciencias exactas, es decir, saldrán al mundo desarmados, solo con la vocación feroz y al mismo tiempo pueril de ganar dinero para medio sobrevivir. ¡Triste, pero cierta realidad!
Esta situación coloca a Guanajuato en tercer lugar por deserción escolar, después de Chiapas y Michoacán, de acuerdo a información del último estudio del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2020 (CONEVAL) que refiere que, los niños y niñas de entre seis y 14 años no acuden a la escuela primaria y secundaria. Guanajuato es uno de los estados con menor cobertura en educación superior y tiene los peores indicadores a nivel nacional en cobertura media superior y aún con todos los telebachilleratos y universidades tecnológicas que existen, no se ha logrado avanzar en el abatimiento del rezago educativo.
De acuerdo con datos del Sistema Estatal de Información Estadística y Geografía (SEIEG), en el estado de Guanajuato el porcentaje promedio de población con carencia por rezago educativo asciende a 28%. Mientras que en Xichú, dicho porcentaje se incrementa a 37.4%, y en el caso de Manuel Doblado este asciende a 36.7%. Además de estos dos municipios, 15 más superan el 30% de su población con rezago educativo (Ocampo, San Diego de la Unión, Abasolo, Jerécuaro, Purísima del Rincón, Dolores Hidalgo, Juventino Rosas, Pénjamo, San Felipe, Salvatierra, Tarimoro, Atarjea, Pueblo Nuevo, Valle de Santiago y Yuriria).
Con esto queda claro que no se garantiza el derecho al que toda persona tiene, como lo dicta el artículo tercero constitucional, “educación universal, laica y gratuita, de calidad y que el gobierno tiene la obligación de impartir”. Cosa que en los hechos no se hace, como lo comprueban los datos que arriba menciono.
Invito a los padres de familia a luchar por una mejor educación para sus hijos, pero, especialmente, invito a los jóvenes a luchar organizadamente por mejores condiciones educativas, por hacer valer el artículo que los ampara como estudiantes, aquí en nuestra organización encontrarán un arma eficiente para defender sus derechos, así como encontrarán a gente igual que ustedes, de su misma clase social, con sus mismas carencias y decidida a tomar partido en la defensa de sus intereses, por eso, vengan, súmense a este importante Movimiento y, juntos, organizada y conscientemente luchemos por un México mejor, donde haya educación de calidad para todos sus hijos.
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