Quintana Roo, el estado joya del Caribe Mexicano, fue duramente golpeado en materia de pobreza en los últimos años, pues casi la mitad de la población se encuentra en situación precaria, en la que no se dispone de los recursos mínimos que permitan a una persona satisfacer al menos una de las necesidades más importantes como la alimentación que aumentó en más de 310 mil personas desde hace una década, de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Con ello, son poco más de 812 mil personas en pobreza de una población de 1.8 millones que habitan en los 11 municipios de la entidad, indica el informe Anual sobre la Situación de Pobreza y Rezago Social 2023 de la Secretaría de Bienestar.
Asimismo, “el cálculo de la pobreza se hizo sumando la cantidad de personas pobres en situación moderada que son casi 640 mil habitantes que representan el 35.3 por ciento de la población y la pobreza extrema que impacta a 172 mil 500 habitantes, que representan el 9.5 por ciento de los habitantes totales”, refiere en el citado informe.
Sin embargo, al comparar las cifras más recientes con el reporte de la Medición de la Pobreza en Quinta Roo de 2015 a 2020, se determinó que la mayor cantidad de personas pobres habitan en el municipio de Benito Juárez que paradójicamente recibe a la mayor cantidad de turismo del Estado.
Aunque en su reciente primer informe de la gobernador del Estado, Mara Lezama Espinoza, aseguró que la pobreza se redujo en el 20.5 por ciento y 375 mil personas salieron de esta situación y 120 mil más de la pobreza extrema, contradictoriamente, las cifras contrastan con lo informado por el gobierno federal.
Contrario a la promesa de que nuestro Estado mejorará significativamente en todos los sentidos, es decir, que habrá más empleos con salarios justos, una inversión como nunca en obra social y servicios básicos, que se apoyará con programas sociales a los pobres del campo y la ciudad, y aplicación de mano dura a la inseguridad, todo eso seguirán siendo promesas, porque al día de hoy, no hay evidencias que sustente lo afirmado, por el contrario, en los reportes oficiales Quintana Roo destaca como una de las entidades donde florece de manera preocupante la pobreza, el desempleo, la desigualdad social, la inseguridad y la falta de oportunidades para acceder a una vida de calidad; la entidad se convirtió para sus habitantes, especialmente para quienes menos tienen, en un verdadero reto de supervivencia.
Es lamentable que poco más de la mitad de la población quintanarroense viva en pobreza porque no tiene lo indispensable para subsistir; a grandes rasgos, la falta de oportunidades propició que miles de familias vivan en condiciones precarias debido al escaso trabajo y salario que le permita a cada familia tener un hogar digno, una alimentación balanceada, educación, buena salud física y mentalmente.
Otras instancias encargadas de medir los índices de condición de bienestar de las familias en México, afirman que Quintana Roo es la entidad más golpeada en el rubro de la pobreza y destacan que en los últimos años la cifra se disparó drásticamente y, a pesar de este lamentable rezago social, las autoridades de los tres órdenes de gobierno lo consideran como “bajo”, en términos general, lo que, a todas luces en incongruente.
Es inadmisible y reprobable esta situación que agobia al pueblo quintanarroense, no podemos comprender al gobierno del Estado y al gobierno federal que, con sus propios organismos, mide la pobreza y revelan un incremento que podemos tomar de preocupante y no emprenda acciones y medidas emergentes para frenarla, disminuirla y ayuden a salir de ella a quienes la padecen.
Por lo tanto, el gobierno de Mara Lezama tiene la tarea de atender, pero sobre todo de actuar y comprender que el mejor remedio para reducir la pobreza sería la generación de empleo, garantizar el crecimiento económico para que las familias más humildes accedan a mejores oportunidades. Por otro lado, cuando al empleo en su conjunto le va mal, así como al ingreso que reciben las familias por su trabajo, es señal de que el país no va bien económicamente y una de sus manifestaciones es que la pobreza aumenta. Conste.
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