Que Querétaro es un lugar muy caro para vivir es algo que siente y sufre la gran mayoría de los habitantes del estado en su vida cotidiana desde hace tiempo. Lo nuevo tal vez sea que esta cruda realidad que se siente en el bolsillo casi vacío, en el estómago de las familias humildes que no alcanzan a saciar su hambre, que no alcanzan a tener lo suficiente para el transporte, en la falta de recursos para mandar a los hijos a la escuela con todo lo que les pueda hacer falta, en lo pesado que resulta juntar para el pago de la renta o los servicios, en lo caro que resulta atenderse de alguna enfermedad y curarse; en fin, esta cruda realidad que golpea cada día a la gran mayoría de las familias queretanas, ahora ha pasado a ser noticia mundial o, por lo menos, nacional.
“Querétaro fue la ciudad de Latinoamérica en la que más se encareció la vida durante este 2023, por arriba de ciudades como Moscú, San Petersburgo, y Praga, de acuerdo con estudio de Worldwide Cost of Living 2023 de The Economist.
La inflación no es más que una genial maniobra para recuperar la ganancia cedida temporalmente a la fuerza de trabajo para que viva y se mantenga cautiva y trabajando.
En el estudio se analizaron los costos de 400 precios en productos y servicios de las 173 principales ciudades del mundo en este año como comestibles, artículos para el hogar, cuidado personal, alcohol, ropa, servicio doméstico, recreación, transporte, y servicios públicos.
En el análisis de 173 ciudades del mundo, destacó la capital del estado como la que más se movió en el ranking ocupando el lugar número 51, por el incremento en los precios en productos y servicios” (Diario de Querétaro, 27 de diciembre de 2023).
En torno a la noticia, otros medios agregaban el dato de que Querétaro “… es reconocida por su crecimiento poblacional constante de 120 nuevos habitantes al día en los últimos 13 años” (Debate, 23 de enero de 2024).
Desde ese entonces, Querétaro se fue convirtiendo en un importante polo de inversión de grandes e importantes empresas y esto trajo como consecuencia, fuertes oleadas de gente de diversos estados vecinos en busca de trabajo que en sus lugares de origen no encuentran o sí encuentran pero con salarios más bajos.
Y así, se ha ido formando una paradoja aparentemente inexplicable: junto com la prosperidad industrial ha ido creciendo la pobreza en general y también la pobreza extrema, que deambula por las calles de la capital, pidiendo limosna, vendiendo cualquier cosa al turismo o de plano, tirados en el abandono más completo, pasando los días y las noches en cualquier portal en pleno centro.
Pero junto a esa pobreza, está la otra, que pareciera una cosa inaudita: la pobreza laboral, que en pocas palabras es que, a pesar de que trabajes, nunca tienes lo suficiente para afrontar con holgura el gasto diario de la familia. Inaudita porque siempre se nos predica que trabajando se tendrá lo suficiente para vivir, pero resulta que no: que aun trabajando y trabajando mucho no se tiene lo suficiente para solventar las necesidades de la vida diaria.
¿Qué se está diciendo con la afirmación de que Querétaro es un lugar muy caro para vivir y ahora, según la noticia que comentamos, más caro todavía? Que a la gente en general y aún los trabajadores que perciben un salario estable no les alcanza para solventar sus gastos. Porque si su ingreso corriera al parejo de los gastos que debe hacer, no habría lugar para hablar de carestía o de vida cara.
Los empresarios asentados en el territorio estatal se jactan de que aquí existe uno de los índices más bajos de lo que se llama en las estadísticas oficiales “precariedad laboral” (lo que se gana no alcanza para vivir), y presumen también que la entidad ocupa el cuarto lugar nacional (sólo superado por la CDMX, Campeche y Nuevo León) en lo que se ha dado en llamar “trabajo digno”: “… que cotizan al IMSS con un sueldo superior a 20 mil pesos mensuales, es decir, 600 pesos diarios en promedio” (Diario El Economista, de julio de 2023).
Suponiendo que esos parámetros sean ciertos (trabajo formal y salario digno y alto), sería inexplicable por qué ahora se coloca a Querétaro en el segundo lugar más caro de toda Latinoamérica según el mencionado estudio.
¿Qué es lo que ha pasado entonces? Que para atraer suficiente mano de obra para la industria floreciente, a lo largo de varios años se empezaron a ofrecer “mejores salarios” (relativamente hablando con respecto a las entidades vecinas), pero de la misma manera y con el objeto de recuperar paso a paso y por diversas vías lo soltado como cebo para atraer a las presas, los dueños de todo lo que signifique ventas, comercio o servicios en Querétaro también fueron encareciendo todo lo ofertado en cuanto a vivienda, servicios, alimentación y transporte.
Es decir, todo eso se encareció no porque haya llegado mucha gente, sino que, porque llegó mucha gente (y sigue llegando) atraída por el mayor ingreso salarial en algunas empresas e industrias, los precios de todo se van encareciendo porque es una manera de recuperar con una mano lo que se suelta con la otra.
Y así no hay mucha “pérdida” que lamentar: al obrero se le pagan “mejores salarios” y luego se le bolsea por la vía de los altos precios (e impuestos) lo que se le dio por la vía de “mejores” salarios.
El mecanismo de carestía, de inflación de los precios, de lo caro que resulta la vida en Querétaro no es más que una genial maniobra para recuperar la ganancia cedida temporalmente a la fuerza de trabajo para que viva y se mantenga cautiva y trabajando.
Y esto hablando en general de los salarios promedio. Pero de que hay salarios más elevados que el promedio, sí los hay, así como también existen los más bajos de ese promedio que son los explotados al máximo con jornadas más largas, dobles turnos, horas extra forzosas so pena de perder el empleo, o por la simple necesidad de alcanzar el promedio que permita sortear la carestía de la vida.
De todo lo dicho no se puede sacar más que la triste conclusión de que un estado industrialmente floreciente no es necesariamente un lugar que le asegure a los trabajadores unas condiciones más justas para vivir. Los obreros y el pueblo trabajador en general, las tienen que buscar peleando porque haya verdaderamente una más justa distribución de la riqueza social que ellos producen, pero no disfrutan. Eso no se los va a dar bondadosamente nadie. Lo tienen que lograr con su lucha organizada y consciente.
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