Las campañas electorales han concluido y todo sigue igual para los mexicanos. El bombardeo de propaganda electoral ha terminado por el momento, pero en algunos estados, incluido Durango, en cinco o seis meses volverán de nuevo los partidos políticos con sus candidatos y sus “proyectos políticos”.
Abrirán entonces la nueva temporada los candidatos de todos los partidos políticos con sus sobadas promesas, saludos, abrazos y sonrisas. Todos los grupos de poder moverán sus influencias para favorecer a sus candidatos, desde la compra de votos, pasando por la amenaza de retirar los apoyos, hasta el uso de la violencia.
Es cierto que la abstención significa una opinión negativa y hasta de censura a nuestra moderna democracia, pero mientras no cambie el modelo económico actual, que dirige y manipula todo, tampoco se gana nada.
Pero muy a pesar de los millonarios recursos que se otorgan a los partidos y del despilfarro de recursos legales e ilegales que se inyectan a las campañas electorales, además de los esfuerzos que realiza el Instituto Nacional Electoral para promover la participación ciudadana, lo cierto es que muchos mexicanos no votan.
Según la lista nominal (mexicanos con credencial del INE), hay 98 millones 468 mil 976 electores, pero sólo acudieron a votar 56 millones 107 mil 873. Esto quiere decir que la participación fue apenas del 57 %.
Ahora comparemos el porcentaje que obtuvieron cada uno de los 3 candidatos a la Presidencia de la República, pero no del total de votantes, sino del total de la lista nominal, y tendremos las siguientes cifras:
Claudia Sheinbaum (Morena, PT, Verde) obtuvo 33 millones 226 mil 602 votos, el 33.7 %; Xóchitl Gálvez Ruiz (PRI, PAN, PRD) obtuvo 15 millones 534 mil 168 votos, con el 16 %; Jorge Álvarez Máynez, 5 millones 832 mil 105 votos, equivalente al 6 %.
Tras la elección del pasado 2 de junio, el total de la votación emitida fue de alrededor de 56 millones, cifras que no expresan el sentir y la voluntad del pueblo si tomamos en cuenta el total de la lista nominal (98 millones 468 mil 976). Sheinbaum solo obtuvo el 34 %, es decir, sólo uno de cada tres mexicanos con edad para votar la apoyó. Hoy es ya mandataria mexicana y, debido a la crisis económica, social y política, no le será fácil gobernar.
Entonces, todos los mexicanos deberíamos preguntarnos si estas cifras son absolutamente ciertas o si, después de analizarlas y reflexionarlas, podríamos llegar a la conclusión de que el triunfo de la hoy presidenta en realidad fue el resultado de una elección de Estado y no representa, ni un ápice, el sentir de los mexicanos.
Es cierto que la abstención significa una opinión negativa y hasta de censura a nuestra moderna democracia, pero mientras no cambie el modelo económico actual, que dirige y manipula todo, tampoco se gana nada.
Siempre es mejor salir a votar: no dejemos que nos quiten también este derecho. Ya llegará el momento en que nuestra vida sea verdaderamente democrática. Pero ir a votar implica, y no es recomendable para nadie, y mucho menos para el pueblo trabajador, dejarse llevar ciegamente por la propaganda manipulada que pretendieron inducirnos los candidatos.
Para entender qué sigue: en lo esencial, la vida de los desamparados de siempre no va a cambiar con un simple cambio de personaje en el poder.
Lo que sigue después de esta jornada electoral para millones de mexicanos será lo mismo: mientras no cambiemos cuando menos el modelo de producción actual, lo que sigue es la organización y la lucha de las familias más desprotegidas de nuestro país.
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