“No mentir, no robar, no traicionar” es una frase emblemática del Gobierno federal actual. ¿Cuántas veces no la hemos escuchado en boca de nuestro presidente? No creo que exista mexicano que no la haya escuchado, pero, ¿cuántos de ellos sienten que esas palabras se respaldan con su actuar? Al menos los estudiantes no.
No es desconocido que nuestro país presenta un rezago educativo en todos los niveles educativos, que en las evaluaciones de la OCDE siempre obtuvimos los últimos lugares, qué hay una diferencia de cuatro años de preparación entre los estudiantes de los países de países mejor evaluados y los mexicanos. Es parte de la herencia de los gobiernos anteriores y a tres años de la 4ta transformación, a poco más de un año de pandemia, ¿se tiene una política diferente para atender esta demanda tan sentida de los estudiantes y sus padres?
La pandemia puso de manifiesto las deficiencias que el sistema educativo venía arrastrando y que se agudizan aún más. La deserción escolar es una de tantas. Ésta se da, entre otras cosas por la falta de recursos tecnológicos principalmente: televisión, internet, tableta, computadora, etc. Las cifras que da el Inegi es que so 5.2 millones de personas entre 3 y 29 años que no están inscritos en el ciclo 20/21. Y ¿qué les queda por probar a estos jóvenes? Van a probar la vida laboral, van en busca de una fuente de ingresos económicos, que muy pocas veces encuentran. Además, es sabido y entendido por todos es que la delincuencia y la violencia tienen una relación proporcional con el grado de deserción escolar. Éstas son las hieles que saborean.
Y ante la deserción, ¿qué propuesta hace la “Cuarta Transformación”? Promover el regreso a clases en vísperas de las elecciones. Según los reportes oficiales, la cantidad de muertes en personas menores de 20 años es de 49328, que corresponde al 3%. Esto es consecuencia, principalmente, de que son parte de la población que permanece en casa ya que no tiene que salir a trabajar, en el mejor de los casos, o a conseguir trabajo. Sin escuelas suficientes, sin espacios amplios en estos, sin recursos suficientes para la sanitizar y, sobre todo, sin vacunar a los estudiantes, ¿qué pensaba la máxima autoridad del país? Al menos, no en el bienestar de los estudiantes. Posiblemente, sin riesgo a equivocarme, en posicionar a Morena durante las elecciones. Para muestra un botón: a pocos días de reiniciar las clases presenciales empezaron los contagios entre los niños.
Por lo anterior yo me pregunto: ¿a qué se refiere López Obrador cuando dice “no traicionar”?, ¿se refiere a no traicionar las políticas poco benéficas para la ciudadanía que habían implementado las administraciones anteriores? Porque de ser así, no podemos decir que sea un traidor. Por el contrario, si se refiere a no traicionar al pueblo, entonces, no yo, sino la historia misma lo juzgará como tal.
Vistas las cosas así, ¿qué les queda a los jóvenes por probar? Les queda probar el futuro, les queda probar el resultado de una revolución educativa impulsada por ellos mismo. En la memoria de México está plasmada aquella lucha del 68, que causó temor en el gobierno al tal punto que termino de manera trágica. De esa magnitud es el poder del estudiantado.
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