En toda elección, federal o local, ya sea para presidente de la república, gobernador o presidente municipal, quien elige quién debe gobernar es la mayoría de los electores, con sus votos. Es el pueblo el que elige, con sus sufragios; o bueno, se supone, aunque no siempre ocurre así.
Pero resulta que el pueblo, el mandante, el que se supone que manda, es el más maltratado, el olvidado e incluso reprimido, si se atreve a exigirle a su mandatario, contratado para trabajar en su beneficio, y que por un momento fue candidato a ocupar ese empleo, como en cualquier empresa. Al menos, eso establece la ley.
Los candidatos del PAN-PRI-PRD, acostumbrados a ser arrogantes, deben considerar que el poder, los dineros y la gente no son de su propiedad.
Durante su campaña como candidatos para ocupar el empleo, generalmente hacen una serie de promesas y juramentos que nunca cumplen una vez en el puesto. Para lograr el voto ciudadano, mienten prometiendo lo que de antemano saben que no van a cumplir.
Siempre ha sido así, aprovechándose de las necesidades de la población. Por ejemplo: el gobierno de la 4T prometió seguridad y la violencia creció; prometió salud y los fallecimientos se incrementaron por falta de atención y medicamentos; prometió disminuir la inflación y los precios de los artículos de la canasta básica se encarecieron.
A nivel nacional, el gobierno de la 4T prometió mejorar la educación y esta empeoró por la ignorancia e incapacidad de los encargados de la SEP, y se niegan a ser evaluados por la Prueba Internacional PISA; prometieron más y mejores empleos y escasea el trabajo y es peor pagado; prometieron servicios, y los eliminan diciendo que es por problemas de austeridad, etcétera. Todo les sale al revés.
En Querétaro, el próximo dos de junio se renovará el congreso local, presidentes municipales, diputados federales y senadores, y para tal efecto ya llegaron al estado los paquetes con la lista nominal de 1 millón 899 mil 53 ciudadanos que tramitaron su credencial para votar, custodiados por la Guardia Nacional. Así lo confirmó Ana Lilia Pérez, vocal ejecutiva del Instituto Nacional Electoral (INE).
Los candidatos de oposición, principalmente de Morena, que han incrementado su presencia en el estado, al contar con el respaldo del poder de la república, hacen todo por ganar los puestos que durante muchos años estuvieron en manos del PAN, que en esta ocasión, en varios municipios y distritos electorales va en alianza con sus anteriores opositores, el PRI y el PRD.
Así vemos que toda la plana mayor de la clase política del estado, como nunca antes, incluidos exgobernadores, exdirigentes nacionales de ambos partidos, exalcaldes y demás políticos, sabiendo que están en juego poder y negocios, trabajan con todo, ya sea haciendo declaraciones a los medios, asistiendo a eventos públicos o reuniendo a los electores, para convencerlos de votar en favor de sus candidatos de “Fuerza y Corazón por México”.
Felipe Fernando Macías, “Felifer”, por ejemplo, ha dado a conocer sus propuestas de campaña, destacando entre sus prioridades: la seguridad pública; el programa Policía Presente; calles vivas; obras en las calles, barrios y comunidades; el cuidado del medio ambiente; apoyo a la economía familiar; transparencia; ciudad led, que incluye iluminación peatonal; atender los reportes de baches en máximo 48 horas e invertir en la conservación de parques y canchas deportivas al 100 por ciento.
Macías afirma que el 70 % del presupuesto será para obras que definirán los vecinos de las colonias, etcétera. De llegar a la presidencia municipal y cumplir sus propuestas, ayudará a conservar la gubernatura en 2027. Ojalá que sus promesas no sean sólo eso.
Los candidatos del PAN-PRI-PRD, acostumbrados a ser arrogantes, deben considerar que el poder, los dineros y la gente no son de su propiedad, como hacen en Corregidora, Cadereyta y El Marqués, entre otros, donde los candidatos a alcaldes y diputados son los mismos de siempre y solo saben gobernar con el garrote, a través de grupillos de vivales y prófugos de la justicia.
No tengo duda de que esta vez, la clase política de Querétaro, que no el PAN, mantendrá varios de sus bastiones principales, pero se están jugando hoy el futuro de su bienestar.
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