Está iniciando el gobierno de Rubén Rocha Moya, primer gobernador morenista de Sinaloa. Es momento de los hechos. Él dijo que mejoraría el gobierno de sus antecesores; que llevaría a estadios superiores de desarrollo al estado, que lo transformaría pues. Y como la gente, tal como ocurriera a nivel nacional en 2018, no estaba conforme con el “prianato”, votó por Rocha Moya. Apenas han transcurrido unos meses del mandato del ex rector de la UAS y es momento oportuno de señalar el estado en que recibe el estado para poder evaluar en períodos razonables hacia dónde se dirige. Una manera que tenemos de conocer la situación actual de las cosas es señalando algunos datos cruciales para la vida de los sinaloenses.
Educación. Según el INEGI (2021), actualmente la tasa de abandono escolar a nivel universitario está aumentando: Pasó de 8.8. a 10.8 por ciento tan solo del ciclo escolar 2015-2016 al 2020-2021. En nivel primaria, secundaria y medio superior las tasas de abandono decrecieron en ese período. Por lo tanto, mejorar en este rubro querrá decir que los jóvenes universitarios dejen de desertar a las altas tasas de ahora y concluyan sus estudios cada vez en mayor medida; para los niveles educativos inferiores deberá lograr que se reduzcan aún más las tasas de deserción. Adicionalmente, se debe buscar una mejora general del nivel educativo pues la pandemia lo ha llevado por los suelos. La tasa de matriculación promedio de los jóvenes de todos los niveles educativos hasta medio superior es de 79 por ciento. O sea que la quinta parte de la población en edad escolar se deja de inscribir en su respectivo nivel educativo y de los que sí alcanzaron a inscribirse muchos desertan. Sumando desertores y no inscritos, 22 por ciento de sinaloenses con edad de estudiar hasta preparatoria no estudia el nivel educativo que le corresponde: Una tragedia.
Vivienda. El gobierno actual debe atender el rezago de la disponibilidad de vivienda y de servicios en la misma. En el primer aspecto, según INEGI (2015) solo 76 por ciento de sinaloenses habita en casa propia, diez de cada tres pagan alquiler de y 12 de cada cien vieven en casa familiar o prestada; respecto al segundo tema, servicios, la necesidad más grande en este sentido es la de agua entubada: 13 de cada cien viviendas (107,250 en total) no cuentan con ella (INEGI, 2021). El actual gobierno debe fomentar la creación de vivienda popular que permita a los casi 750 mil sinaloenses sin casa propia tener una para así elevar su nivel de vida; si se toma en cuenta que el promedio de ocupantes por vivienda en Sinaloa es de 3.5, esto significa que actualmente hay un déficit de 214,000 casas. Es el tamaño actual del reto, más lo que sume el crecimiento poblacional. Y el agua entubada con lo vital que es, debe procurarse a las familias que carecen de ella.
Ingresos. El promedio de ingreso corriente para un hogar sinaloense es en la actualidad de 55 834 pesos (INEGI, 2020), lo cual no parecería malo, si consideramos que el ingreso de un hogar promedio en el país es de 50 309 pesos; sin embargo este promedio esconde una gran desigualdad; hay que ver cómo se distribuye el ingreso por deciles (cada décima parte de la población) para ver qué ocurre más a detalle. El decil de más bajos ingresos percibe solo 13 917 pesos trimestrales, mientras que el decil de más altos ingresos percibe 164,171 pesos trimestrales, o sea 12 veces más que el primero. Así, la desigualdad en la distribución de los ingresos es, como en todo México, brutal. Y esto resulta en la siguiente monografía: solo 32 por ciento de la población es no pobre y no vulnerable; 68 por ciento de los sinaloenses (dos millones sesenta y ocho mil trescientos cincuenta y seis) está en la pobreza o es vulnerable. Complicado el reto también que a este respecto tiene la 4T sucursal Sinaloa.
Servicios de salud. En este terreno tampoco están bien las cosas: 19 por ciento de la población (575 115 sinaloenses) según el INEGI, no es derechohabiente ante ninguna institución, a lo que hay que sumarle que todos los afiliados al IMSS, ISSSTE, INSABI o algún otro ente público padece de los malos servicios que tradicionalmente en estas se han brindado, y que son parte ya de la cultura colectiva, e incluso carne del humor negro tan propio de nuestro pueblo.
Con esto basta para tener un breve pero muy ilustrador panorama del inventario que recibe el nuevo gobierno morenista. Pero también esto da luz sobre las posibilidades que tiene la nueva administración de incidir en la solución de los problemas locales. 58,139,159,321 es el presupuesto que en diciembre pasado aprobó el Congreso del Estado de Sinaloa. De la asignación del presupuesto que se hizo a cada rubro y el avance en el combate a los principales problemas que tiene el estado, algunos de los cuales esbozamos arriba, se podrá definir al final del año que estamos iniciando si la asignación fue correcta.
Pero de no ser así, de seguirse profundizando los principales problemas de los sinaloenses al no aplicarse correctamente los recursos o ser insuficientes, la distribución del gasto público del estado tendrá que reorientarse. Por lo pronto, la manera más eficaz de comprobar que los beneficios ofrecidos lleguen a los supuestos beneficiarios es con la vigilancia de la población, y esta solo se puede hacer real con la organización, seguimiento y orientación de los funcionarios por parte del pueblo. Si tenemos necesidades cuya atención fue programada en el presupuesto, organicémonos para pedirle al gobierno que las atienda, pues tiene el recurso y nosotros la necesidad.
Esto es lo que hará el Movimiento Antorchista este año, tratar de acercar su diagnóstico de algunas carencias de los sinaloenses a los funcionarios en turno, esperando se valore la legitimidad del mismo y de resultar justo, se atienda en beneficio de importantes grupos de personas. En una primera etapa, que de hecho ya iniciamos desde noviembre de 2021, nos hemos dedicado a exponer pacientemente las necesidades de nuestros agremiados para que no quede una sola oficina en la que no se conozca que hay gente que conoce sus problemas y pide sean atendidas.
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