MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Por un país justo y con una clase distinta en el Gobierno

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Es crucial darle un rumbo distinto a las políticas locales, regionales y nacionales de nuestro México querido. Al país le urge una verdadera clase política distinta en el poder, y esto no va a suceder mientras el pueblo no se eduque, no se politice, no tenga claro dónde y por qué la desigualdad es tan grande.

Hay que entender el gran abismo existente entre pobres y ricos, y por qué existen humanos de carne y hueso que tienen de sobra casi sin trabajar, mientras la contraparte, que trabaja de sol a sol, toda la semana, conocido como 24-7 en los centros automatizados y controlados, solo se queda con lo elemental para subsistir, con limitaciones en todos los aspectos de su vida cotidiana.

Este debe ser el rumbo de nuestro país: generar riqueza, la necesaria, y distribuirla equitativamente entre toda la población existente.

Como muestra palpable están las fábricas indistintas y hasta los invernaderos donde se generan una infinidad de mercancías o se engendran productos agrícolas para el consumo humano, pero desafortunadamente, quienes trabajan allí apenas tienen para sobrevivir.

Se necesita cambiar de raíz el modelo económico actual, que goza de cabal salud y que contra todo tiempo prevalece. Este es un modelo que genera mucha riqueza creada por la mayoría del pueblo, al cual solo se le da lo elemental para que no muera prematuramente, mientras las minorías se quedan con esta riqueza excedente, la plusvalía no pagada al trabajador.

Necesitamos un modelo económico distinto, puramente humanista en lo social y económico, preocupado por que todos los seres humanos, niños, ancianos, mujeres y hombres, tengan la vida asegurada y puedan vivirla cómodamente; que todos tengan de qué vivir decentemente.

La tarea, la lucha es magnánima y ya no se puede postergar. El pueblo unido debe asimilarlo así; la esencia de la lucha es que cada hombre, mujer, niño y anciano tenga lo necesario para desarrollar una existencia digna, que haya educación para los que estén en edad de educarse, trabajo para los que estén en edad de trabajar; centros médicos y medicinas, vivienda digna para todas las familias, cultura y servicios básicos como la energía eléctrica, agua potable, drenaje, etcétera, para todos, todo lo que hace llevadera la vida del humano.

Este debe ser el rumbo de nuestro país: generar riqueza, la necesaria, y distribuirla equitativamente entre toda la población existente.

El pueblo debe entender que es necesario luchar para que la riqueza que se produce se distribuya equitativamente en este país y en el mundo entero.

Lo crítico de la realidad debe alimentar la lucha por un mundo mejor. La gran necesidad existente de empleos, las grandes masas de trabajadores prácticamente privados de todo, es alimento para no cejar en la lucha revolucionaria, no confundirse al solo recibir migajas y no conformarse con gobiernos seudo-humanistas que pretenden mantener las dos clases nacidas en el seno del modelo capitalista neoliberal: los ricos y los pobres.

No es posible un capitalismo justo sobre la tierra. Debemos tener claro que, a pesar de lo que se diga, el capitalismo es un sistema inhumano, explotador y corrupto porque se basa en el privilegio para unos cuantos, en la explotación de las mayorías, en la manipulación y compra de las conciencias, y en la degradación y prostitución de las grandes masas.

Los antorchistas estamos seguros de que, mientras haya pobres y mientras la riqueza esté mal distribuida, la lucha seguirá, porque los seres humanos no se pueden conformar con contemplar a unos cuantos hartos de comer, de lujos y todo tipo de excesos, mientras la otra cara de la moneda, los trabajadores, los proletarios, los obreros y jornaleros del campo y de la ciudad, no tienen ni siquiera el pan que darán al día siguiente a sus seres queridos.

Semejante injusticia no se debe tolerar, se debe perseguir y alcanzar un mundo justo y equitativo, cambiar de raíz el modelo económico existente, un modelo nacido de las entrañas del mismo pueblo que produzca la riqueza necesaria y la distribuya a cada quien según sus necesidades.

Compañeros antorchistas, la lucha siempre será por el reparto equitativo de la riqueza, porque todos los seres humanos sean felices y puedan satisfacer sus necesidades materiales y espirituales más elementales.

Es necesario crear conciencia en toda la clase proletaria; tratar de hacer entender la necesidad de tomar el poder político de la nación por la vía democrática, y una vez con él, cambiar de raíz el sistema de producción y distribución de la riqueza. Solamente así se hará justicia para la clase trabajadora de todo México.

La clase en el poder y los que pretenden llegar a él solo buscan vivir bien ellos, primeramente, y no molestarse por un cambio radical, ni molestar a los poderosos, que hoy por hoy siguen siendo más ricos y más poderosos, a costa de más pobres en cantidad y una pobreza inaudita.

Es prioritario trabajar sobre la unidad ideológica, organizativa y de acción. Estudiemos con toda la masa antorchista para convencerlos de que en sus manos está la solución y el resultado será un mundo mejor para todos.

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