La noticia del recorte al Presupuesto de Egresos de la Federación, en la parte de infraestructura y servicios públicos, ha caído a millones de mexicanos como un balde de agua fría.
A pesar de que es un proyecto que está apenas por revisarse y plantearse, la historia nos demuestra que todo parece repetirse. O por lo menos eso es con lo que ha amenazado la futura presidenta, Claudia Sheinbaum, quien aseguró que pondría en marcha “el segundo piso de la 4T”, augurando, según ella, prosperidad y bienestar para todos los mexicanos, tarea inconclusa por parte de Andrés Manuel López Obrador.
Sí, mucha despedida, mucho blabla, pero las cosas seguirán igual. Ya todos conocemos la mano que moverá la cuna y sabemos qué intereses reales defenderá la próxima presidenta.
Se anunció que se “hará de manera conjunta” el proyecto del PEF, para dar en el blanco. En el próximo sexenio (2024-2030), el actual presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) mantendrá su influencia y dominio sobre su sucesora mediante el control del erario.
Esto será posible porque en el gabinete de la presidenta electa, AMLO instaló a dos de sus colaboradores de mayor confianza para las secretarías de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y del Bienestar (SB), que se encargan de presupuestar, recaudar y distribuir los recursos públicos.
Sí, mucha despedida, mucho blabla, pero las cosas seguirán igual. Ya todos conocemos la mano que moverá la cuna y sabemos qué intereses reales defenderá la próxima presidenta.
Si bien es cierto que se aumentará el presupuesto a programas sociales, en los precriterios de política económica para 2025, documento que Ramírez de la O entregó al Congreso de la Unión el pasado 27 de marzo con los proyectos para gasto gubernamental de Sheinbaum, se anticipa un aumento de 17 mil 600 millones de pesos (mdp) en el presupuesto para los programas del Bienestar, ya que pasarían de 535 mil 243 mdp en 2024 a 552 mil 313 mdp en 2025.
Las pensiones para adultos mayores, que absorben la mayor parte del gasto en los programas sociales, recibirían un incremento de 17.9 mdp, ascendiendo de los actuales 464 mil 400 mdp a 482 mil 900 mdp el año próximo.
La prioridad, al igual que en el pasado sexenio, será dar apoyos monetarios, dejando de lado la inversión en infraestructura social. Pero la pregunta que la mayoría nos hacemos es: ¿cuándo se invertirá en el desarrollo de las colonias y de los mismos estados?
La realidad nos golpea nuevamente en la cara cuando vemos que en las colonias no hay servicios públicos como agua potable, drenaje, electricidad, cuando no hay siquiera un proyecto o programa de vivienda popular.
Un caso especial es la baja inversión en educación, salud, tecnologías y demás. Sí, la 4T seguirá la misma política de menos inversión en las colonias pobres, pero sí mayores recursos para las megaobras.
El semanario Buzos de la Noticia explica en su reportaje especial que “en los hechos, la asignación de recursos para obras que interesan al Gobierno saliente ya fue aprobada para el próximo ejercicio.”
Así lo confirmó el morenista Marcos Rosendo Medina Filigrana, presidente de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados, quien reconoció que para 2025 se destinarán más recursos públicos para los “proyectos prioritarios” de AMLO, entre ellos, las “magnas obras”, que para esas fechas estarán concluidas, pero que requieren más dinero para detalles adicionales como servicios, vías terrestres, entre otros.
Basta recordar a quién benefició realmente el Gobierno de AMLO. Hoy, los mexicanos nos enfrentaremos a un nuevo PEF 2025, con características muy similares al anterior.
Sin embargo, quedará en nosotros, en los afectados, responder a ello, pues nuestras únicas armas y herramientas son la unidad ideológica, organizativa y de acción, atentos a defender los intereses de nuestra clase, los intereses del pueblo trabajador.
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