El pasado 22 de octubre, en un evento en Olinalá, municipio de la Región Montaña, al hablar sobre el derecho universal de salud, los asistentes le gritaron que no había medicamentos; ahí mismo se comprometió a que antes de finalizar su mandato quedarán arreglados los hospitales y con equipo, medicinas suficientes, y con especialistas. También dijo que se estaba haciendo un levantamiento, comunidad por comunidad, revisando cómo están los centros de salud, los hospitales, para detectar los problemas que presentan.
En su reciente visita al puerto de Acapulco, López Obrador nuevamente se comprometió a que en seis meses ya habrá en Guerrero, médicos, especialistas en los centros de salud y abasto de medicamentos. Esto sucede pocos días después de que, en la mañanera, el director del IMSS, Zoé Alejandro Robledo Aburto informara que Guerrero es la entidad con la cobertura más baja de médicos especialistas, con un 33 por ciento de médicos generales y personal de enfermería un 38 por ciento. Estos porcentajes muy bajos y preocupantes, que nos dicen que la salud en Guerrero está muy lejos del sistema danés, prometido por el presidente en sus primeros días de su mandato.
Aunque son otros los indicadores que se suman para determinar la esperanza de vida, lo cierto es que la correcta vigilancia médica hace que las personas vivan más años, cosa que en Guerrero no sucede, pues los guerrerenses tienen la esperanza de vida más baja del país con 73 años, por debajo de la media nacional que es de 75; Guerrero tiene el más alto porcentaje de número de mujeres fallecidas por causas relacionadas con el embarazo, por cada 100 mil nacidos; el porcentaje es del 61por ciento, cuando la media ronda el 34 por ciento. La carencia de un eficiente sistema de salud provoca muchos problemas a las personas que sufren de diabetes, como a los ciudadanos que habitan en los pueblos de la Sabana y sus alrededores del municipio de Tepecoacuilco, en la zona norte del estado, que continuamente requieren de insulina y que no se las provee la Secretaría de Salud, como sucedía en tiempos pasados.
La falta de médicos en los centros de salud es una circunstancia habitual en las comunidades, como el caso de Iyotla en el municipio sierreño de Leonardo Bravo, que lleva años sin tener un doctor que atienda a los enfermos y que esperan ansiosos la visita de la Secretaría de Salud prometida por el presidente de la república para constatar sus carencias y resolverlas consecuentemente. Las carencias de salud son tales, que la simple picadura de alacrán se convierte en un peligro de muerte, porque los centros de salud no cuentan con el antídoto, aunque la Secretaría de Salud del estado diga que tiene suficientes sueros para atender a la población.
Las promesas del presidente López Obrador en sus visitas al estado suenan interesantes, pero,desgraciadamente, son repetitivas y tienen el inconveniente de que el tiempo para cumplirse se agota, y aunque en Guerrero tiene la sede de esta importante dependencia federal, que se ubica en Acapulco, no presenta avances sustantivos de mejoría. No es deseable en lo absoluto, pero seguramente los guerrerenses seguirán soportando la carencia de una atención médica de calidad, pero no deben hacerlo solo contemplando la complicación de esta problemática soportando las consecuencias y los daños que causan a las familias. Levantemos la voz, organicémonos y exijamos a las autoridades sanitarias que cumplan con el deber de prevenir y curar a los guerrerenses que se enferman.
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