Como resultado del desarrollo capitalista en nuestro país, los sectores más vulnerables de las zonas rurales sumidos en la pobreza y desigualdad social se vieron obligados a trasladarse a las grandes ciudades en busca de mejores condiciones de vida dejando así sus tierras, su familia y sus costumbres de tal manera que las periferias de las ciudades se empezaron a poblar. Surgió un cambio no tan próspero para ellos pues en vez de arar la tierra ahora abría que mover máquinas, construir edificios, trasladarse desde muy temprano a los centros de trabajo y llegar de noche después de la jornada laboral.
El Movimiento Antorchista ya tenía un gran avance organizativo en la zona rural y a mediados de los años 80 abrió trabajo en las colonias populares, donde habitan las clases más humildes y trabajadoras como son albañiles, vendedores, mecánicos, amas de casa empleadas domésticas y practicantes de muchas actividades y ocupaciones quienes son víctimas de la gran explotación laboral y a cambio de unos cuantos pesos para no morirse de hambre.
De tal manera que la organización inició integrando comités ciudadanos, llamados plenos populares, con la finalidad de formar a futuros líderes con extracción verdaderamente popular para encausar la defensa de sus derechos y con lo teórico y lo práctico defender con la vida si así fuera necesario, para mejorar las condiciones de vida en que se encuentran, así pues, formando una fuerza popular transformadora en nuestra patria.
Con la dirección de nuestro dirigente nacional el ingeniero Aquiles Córdova Morán, el pueblo organizado empezó a entender el proceso histórico e irreversible que los llevó a vivir en los cinturones de miseria y marginación, el origen de la pobreza que padecen, la necesidad de luchar organizadamente por las necesidades inmediatas y de largo plazo, y la histórica tarea de formar a la vanguardia, surgida de ellos mismos, que los conduzca por el camino correcto con claridad y honradez dejando atrás la demagogia , el oportunismo y los discursos cínicos con los que adormecen los políticos tradicionales de todos los colores.
Por ello, en un acto de congruencia con los ideales progresistas y de lucha popular, el antorchismo se propuso defender los derechos básicos de todo mexicano consagrados en la Constitución Política. Un claro ejemplo y latente de nuestros días es la omisión que se ha tenido al artículo 4º de la Constitución donde establece el derecho de toda familia a disponer de una vivienda digna y decorosa. Demanda y derecho que no es prioridad en el actual gobierno, ni en los anteriores, lo que ha originado la invasión o los asentamientos irregulares resultado de la poca atención de las autoridades para garantizar el derecho antes mencionado.
Aunado a ello, discrepo con la Comisión Nacional de Vivienda, se considera como población de carencia de servicios básicos en vivienda a las personas que presenten alguna de las siguientes características:
1. El agua se obtiene de un pozo, río, lago, pipa, o bien si se acarrea de algún otro predio o de una llave pública.
2. O cuentan con servicio de drenaje, o el desagüe tiene una conexión a una tubería que va a dar a un río, lago, barranca, mar o grieta.
3. No disponen de energía eléctrica.
4. El combustible para la cocina o calentar alimentos es leña o carbón sin chimenea.
No obstante, según un estudio del Coneval en el 2020 nos dice que la pobreza laboral se estima en un 45.5 por ciento, esto es equivalente a 56 millones 575 mil 711 mexicanos que carecen de los ingresos laborales necesarios para adquirir la canasta alimentaria.
Asimismo, señala un gran rezago habitacional y limitaciones en el cumplimiento del derecho a la vivienda digna y decorosa, razón por lo cual los antorchistas hemos luchado por más de 46 años por mejorar las condiciones de vida del pueblo humilde de México y el derecho a la vivienda ha sido un factor clave en las demandas más sentidas de la población, por ello a través de la lucha organizada se han fundado diversas colonias populares.
Pues bien, como resultado de la lucha constante y consecuente donde no solo se ha defendido tener un lote digno si no también la inclusión de servicios básicos y obra social, un claro ejemplo lo es la colonia Mártires Antorchitas, ubicada a orillas de Chetumal, que fue fundada hace 10 años y ahí habitan cerca de 600 familias quienes sin descanso lucharon para que su colonia tenga los principales servicios básicos, así como una vivienda digna producto de la lucha organizada.
Los antorchistas de todos los rincones del estado saben muy bien cómo se fundó la colonia Mártires y sabemos con toda seguridad y confianza que se realizó de manera responsable de nuestra parte, mención aparte merecen aquellos que han intentado aprovecharse de la necesidad de los colonos, de ellos también se sabe su actuar condenable.
Por ello hago un llamado a mis compañeros antorchistas de la colonia Mártires Antorchistas a tener confianza en su organización, de mantenernos unidos para lograr todos juntos la anhelada meta de regularizar la colonia y tener un patrimonio que heredar a nuestros hijos.
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