La Ciudad de México se encuentra en el blanco desde el inicio de esta pandemia por covid-19, por los miles de contagiados y hospitalizados por esta terrible enfermedad que ha cobrado la vida de mexicanos y que no ha dado tregua, sino que ha arreciado su ola de contagios y decesos diarios, dejando a muchas familias incompletas y tristes por todos los que se han ido; y es que se han dado a conocer casos muy conmovedores de familias enteras que se han contagiado y han fallecido.
Los nosocomios en la capital del país están al 91 por ciento, con casi 400 mil contagios y cerca de rebasar 20 mil muertos. La muerte se siente cerca. La muerte se respira en cada rincón. Vecinos han perdido la batalla contra este virus que llegó para quedarse y que ha ido cobrando fuerza por las malas decisiones del actual inquilino de Palacio Nacional, quien en un principio según sus ocurrencias recomendaba abrazarse, y a no tomar en serio a este virus, el cual decía causaba una gripe cualquiera, y con sus estampitas del Sagrado Corazón de Jesús aseguraba que no se contagiaría, generando que otros mandatarios como el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa, siguiera su ejemplo y sugiriera comer caldo de guajolote para curarse del coronavirus.
Es una vergüenza que a pasear de la investidura que tienen estos personajes tomen las cosas con tanta irresponsabilidad y emitiendo comentarios que ponen en riesgo a la población, que han visto equivocadamente en ellos una esperanza.
A estas alturas todos conocemos a alguna persona cercana que ha perdido la batalla contra esta enfermedad, y que han muerto en sus hogares porque los hospitales están llenos o ellos tienen miedo de los mismos porque saben que no hay insumos ni materiales adecuados para tratar esta enfermedad a causa de los terribles recortes económicos que ha sufrido el sector salud.
Pero esto no termina aquí, sino que, a causa de esta pandemia, miles de personas han perdido su empelo en la Ciudad de México y en todo el país y ahora no encuentran la manera de continuar llevando el sustento a sus familias. Todos los días tienen que cerrar sus puertas para no abrirlas jamás empresas que daban empleo a muchos mexicanos. Verdaderamente estamos viviendo una crisis económica y sanitaria por el desempleo generado, porque las funerarias ya no encuentran respiro y porque cada día hay más muertos.
Pero lo más grave es que no existe una política inteligente y bien orientada por parte de los gobernantes para salir de esta problemática. Vivimos una verdadera catástrofe en la que hay una pérdida de empleos al por mayor, donde la vacuna llega a cuentagotas y a los pocos que se vacunan es con fines electorales, porque eso sí, al señor presidente al parecer lo que le interesa es seguir perpetuándose en el poder para continuar manejando a su antojo los recursos públicos y destrozando al país con sus pésimas decisiones que han generado más violencia e inseguridad.
A todos los mexicano, lo único que nos queda es unirnos en un frente para poder tomar las riendas de nuestro país y así salir adelante y frenar esta enfermedad que está matando lastimosamente a miles de mexicanos.
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