Son contados los nombres de mujeres que han destacado en la rama de las matemáticas y en las ciencias exactas. Esta escasa participación científica de las mujeres se debe al carácter clasista del sistema económico dominante en cada periodo de vida del ser humano. Veamos.
En el sistema esclavista destacan dos mujeres: Teano e Hipatia. A la primera, alumna y esposa de Pitágoras, se le reconoce por plantear la existencia del número áureo, una ecuación matemática que ha servido a los arquitectos para sus diseños.
A la segunda es Hipatia, fruto de sus lecciones de matemáticas, filosofía y mecánica nacieron obras más influyentes en la historia de las matemáticas: la Aritmética de Diofanto, los Elementos de Euclides y el Tratado de las Cónicas de Apolonio de Pérgamo.
En la sociedad capitalista, son contadas también las mujeres que se han destacado en las ramas de las matemáticas. Una dama influyente, no tanto como la anterior, fue la italiana María Gaetana Agnesi, quien publicó un trabajo sobre fundamentos del análisis matemático y es recordada por la curva que lleva su nombre: la Curva de Agnesi.
La otra mujer, no menos importante, fue la Marquesa de Chatelet, nacida en plena Corte de Luis XIV, quien, junto a Voltaire, descubrió las obras de Descartes y Newton y publicó un libro sobre las Ilustraciones de la Física.
Otra de las mujeres que aportaron mucho a la matemática fue Sofía Vasilyevna Kovalévskaya. Tomó clases privadas de Análisis Matemático bajo la tutoría del pedagogo ruso Aleksander Nikolaévich Strannoliuvskii, pues las universidades rusas prohibían en aquella época el acceso de mujeres a estudios superiores. Tres años antes de su muerte (1888) ganó el prestigioso Premio Borden que otorga la Academia de Ciencias de París por su trabajo sobre la rotación de un cuerpo alrededor de un punto fijo, un problema en el que habían fracasado matemáticos tan notables como Euler.
La sexta mujer que hizo notables aportaciones a la matemática fue la alemana, de origen judía, Emmy Noether, conocida por sus contribuciones en los campos de la física teórica y álgebra abstracta.
No podemos dejar de lado tampoco las aportaciones matemáticas de la francesa Sophie– Germain. Sobre todo, sus últimos trabajos sobre las láminas elásticas y sobre la curvatura de superficies.
La mujer número ocho en la lista, es la científica escocesa Mary Somerville, conocida también como la “reina de la ciencia en el siglo XIX” por sus relevantes aportaciones a la mecánica celeste, ciencia física, ciencia geográfica y ciencia molecular y microscópica.
En el siglo XIX de la revolución científica no podía quedarse atrás Inglaterra, a pesar de ser un país muy conservador. Mientras que las matemáticas en otros países y en Francia florecían, en Inglaterra las oportunidades entre las mujeres para acceder al conocimiento de las matemáticas eran muy limitadas.
Entre las científicas inglesas que destacaron estuvo Augusta Ada Lovelace, quien desarrolló la teoría diferencial y analítica de las máquinas, que contribuyeron a la creación de artefactos mecánicos para “computar e imprimir tabla de funciones matemáticas por adición, empleando el método de las diferencias finitas” (léase El legado de Hipatia, Historia de las mujeres en la ciencia desde la Antigüedad hasta fines del siglo XIX, de Margaret Alic, pág. 193.). A Ada Lovelace se le reconoce como la pionera de la programación de la máquina analítica y de la computación, ciencia que desarrollaría Alan Turing, casi un siglo después.
Pocas son las mujeres que han labrado el terreno de las matemáticas y han obtenido frutos tan importantes y útiles al igual que muchos hombres matemáticos. El hecho de que pocas mujeres estudian esta ciencia es un problema de sociedad, no un problema de género ni mucho menos de la dificultad que representa estudiar la matemática. Va este artículo en honor a ellas y una invitación a todas las jovencitas mexicanas para que se animen a incursionar en esta útil ciencia de las matemáticas.
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