Recientemente se difundió que el virus SARS-CoV2 (Covid-19), que provocó la muerte de unos 25 millones de personas en el mundo, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), no se ha ido; y que los casos podrían incrementarse. En México, esto podría pasar en el próximo regreso a clases, razón por la cual la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que ha advertido de un “ligero aumento” en los contagios recomendó, hace unos días, el uso de cubrebocas en reuniones masivas y a puerta cerrada; y tomar medidas de prevención para evitar contagios, especialmente en personas vulnerables, es decir, niños y adultos mayores.
Otro hecho que debería preocupar a las autoridades sanitarias del país es la revelación de los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) estadounidenses de que, en México, las hospitalizaciones por casos de Covid-19 aumentaron 12.1 por ciento en la semana que concluyó el pasado 22 de julio respecto a la anterior; ya que pasaron de 7 mil 168 a 8 mil 31. Estas cifras permiten concluir que existe un incremento de 50 por ciento con respecto a 2020, cuando se hospitalizaron 15 mil personas por semana.
Y mientras las autoridades sanitarias estadounidenses afirman que este aumento de Covid-19 es inusual y vigilan estrechamente su evolución, en México no ocurre lo mismo porque el sector Salud del gobierno federal hasta ahora no ha previsto evitar contagios masivos a pesar de que estamos en la temporada de lluvias, las cuales generan resfriados y gripes; y en un par de semanas iniciará el ciclo escolar 2023-2024.
Además, nuestro sistema de salud sigue endeble y se halla en una situación crítica desde que gobierna el presidente López Obrador, quien ordenó la desaparición del Seguro Popular y, con esta decisión, provocó que aumente el sufrimiento de las mayorías por la falta de atención en los Centros de Salud, donde no hay médicos ni enfermeras, por el desabasto de medicamentos y la ausencia de servicios de urgencias médicas.
La salud en México no ha sido un asunto prioritario para AMLO, salvo en su agenda mediática; a casi cinco años de gobierno, la “fantasía” de que el país tendría un sistema de salud semejante al de Dinamarca resultó solo un engaño más, por lo que ahora, incluso, es imposible esperar que en el tiempo restante del sexenio haya siquiera medicamentos
La salud en México no ha sido un asunto prioritario para AMLO, salvo en su agenda mediática; a casi cinco años de gobierno, la “fantasía” de que el país tendría un sistema de salud semejante al de Dinamarca –que invierte 11 por ciento de su Producto Interno Bruto en Salud, porcentaje cuatro veces mayor al de México– resultó solo un engaño más, por lo que ahora, incluso, es imposible esperar que en el tiempo restante del sexenio haya siquiera medicamentos o el mínimo de médicos y enfermeras suficientes en los centros de salud u hospitales públicos del país.
El gobierno de AMLO no acepta que haya problemas en el sistema de Salud, por tal motivo, no puede corregir el rumbo, que ahora resulta muy alarmante porque los casos de Covid-19 se incrementan y el número de personas sin acceso a servicios de salud en México es de 50.3 millones, cifra que representa un aumento de 151 por ciento respecto a finales de 2018, es decir, antes de que AMLO llegara a la Presidencia de la República.
Politizar la atención a la salud de los mexicanos, sin generar medidas públicas para mejorar su acceso a los servicios sanitarios que existen, condena a muerte a millones de personas, especialmente a las más pobres y marginadas. Necesitamos con urgencia un modelo de prevención eficiente y rápida atención a la salud, aunque no sea danés, sueco o noruego. El próximo gobierno deberá consolidar un sistema de salud universal para hacer efectivo el derecho humano a la salud del pueblo mexicano, garantía constitucional que desgraciadamente no fue posible concretar en el gobierno morenista de AMLO. Por el momento, querido lector, es todo.
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