Tras una reunión que sostuvo el presidente, Andrés Manuel López Obrador, con los empresarios más ricos del país, los primeros se comprometieron a invertir 30 mil millones de dólares en México, con lo que aumentó el optimismo del morenista, asegurando que “va a seguir la inversión, la creación de empleos y vamos a seguir trabajando juntos”.
Y como los negocios son negocios, estos hombres se han acomodado con las administraciones de todos los colores que han gobernado a nivel federal y en las entidades; lo hicieron en la época del PRI, con el PAN, pero igual sucedió con Morena.
Al principio hubo algunos jaloneos con López Obrador, pues se oía decir que su gobierno sería de corte socialista como el de Nicolás Maduro, en Venezuela, o como el de Miguel Díaz Canel, (continuador del régimen de los hermanos Castro en Cuba), sistema al que le temen los ricos de México y del mundo por el tema de la expropiación, pero nada de eso sucedió, pues el gobierno de Morena fue para dar vitalidad al capitalismo mexicano que, en efecto, se encontraba en una crisis política y económica tras décadas de los gobiernos desprestigiados por el desempeño del revolucionario institucional y el blanquiazul.
Sin embargo al final lograron ponerse de acuerdo, ahora cada uno se dedica a lo suyo, el gobierno de la 4T reparte dinero a los pobres a través de las becas económicas que provienen de los impuestos de todos los mexicanos, pero sin que se afecte el bolsillo de los ricos y estos últimos explotan a la clase trabajadora con todas las facilidades; pagan muy poco de impuestos o de plano se niegan a hacerlo y por lo tanto en la reunión referida se manifestaron de acuerdo con las políticas del mandatario.
La negativa a cumplir con la carga impositiva al Servicio de Administración Tributaria (SAT) ha sido más notoria en el caso de Ricardo Salinas Pliego (que además forma parte del consejo asesor empresarial de AMLO) y que en octubre de 2022 tenía un adeudo fiscal por 2.800 millones de pesos que no había pagado desde 15 años atrás; y en 2023 se negaba a saldar 39 mil millones de pesos, montos que se supone ya cubrió al SAT.
Como se sabe, con Morena aumentó la concentración de la riqueza afectando en consecuencia a las familias pobres del país debido a los bajos salarios que se pagan a los trabajadores, además mantiene en la pobreza y sin servicios públicos en sus comunidades a más del 50.8 por ciento de la población de México y en pobreza extrema al 8.3 por ciento, lo que evidencia que el gobierno de AMLO brindó todas las facilidades para que los ricos sigan haciendo grandes negocios en la época de la transformación.
Así que la reunión privada con el mandatario mexicano, convocada por Rolando Vega Sáenz, presidente del Consejo Mexicano de Negocios (CMN), fue para refrendar que los multimillonarios mexicanos podrán seguir con sus ganancias y seguramente se trató también el tema del sucesor presidencial, que desde luego dará continuidad al gobierno protector de la iniciativa privada con el señuelo de que las inversiones que anunciaron traerán fuentes de empleo con salarios envidiables a los mexicanos, cosa que es un engaño.
Esta sonada reunión también enseña que los ricos y el gobierno sí logran acuerdos de altura, allí se deciden las políticas económicas que coinciden con las de naciones dominantes en el terreno económico y militar que se aplican a través de organismos empresariales que francamente no pierden nada y ganan mucho con Morena en el poder.
Por todo lo descrito, el Movimiento Antorchista sostiene que el principal problema de México es la creciente desigualdad y no la corrupción, (como insiste López Obrador), por tanto, la solución consiste en el reparto más equitativo de la renta nacional mediante una reforma fiscal progresiva; esto es que el estado cobre impuestos mayores a las fortunas más grandes (y que se les obligue, que no encuentren rendijas legales para zafarse de esta obligación) y cobre menos, o nada, a las clases bajas empobrecidas de México.
Además, el Gobierno federal debe garantizar empleo y salario digno para todos los mexicanos y aplicar una reorientación del gasto social, invirtiendo tanto en obra pública como servicios básicos (en la construcción y buen funcionamiento de escuelas, hospitales, carreteras, etc.), para los marginados de México, porque hasta ahora no se ve el bienestar prometido aunque sea parte de la retórica gubernamental de la 4T a casi cinco años de la falsa transformación.
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