A un año y un mes de que concluya el mandato presidencial de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), poco o nada se puede esperar en cuanto a la construcción de obra de infraestructura social, salvo las obras insignia de esta administración presidencial morenista: el Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles” (AIFA), el Tren Maya y la Refinería de Dos Bocas. No tienen más que “presumir”, que no sea uno que otro encementado de calles o carreteras de menos de una decena de kilómetros en algún lugar de Oaxaca, pero no hay obras de impacto en beneficio de los millones de mexicanos de a pie.
La otra razón por la que no podemos esperar sorpresas es sencilla: la afición de AMLO a estar eternamente en campaña. Desde mediados del mes de junio su actividad se ha concentrado en enaltecer las “virtudes” de sus “corcholatas” y, violentando cuanta ley se le atraviesa, ha concentrado su actividad en hacer proselitismo en favor de su partido y de su potencial sucesor desde su púlpito mañanero. A decir de su actitud ante problemas tan delicados como el secuestro y asesinato de jóvenes en Jalisco, no hay problema que le quite el sueño o le inspire algo de preocupación; toda su “inteligencia”, es un decir, está concentrada en las elecciones 2024 y la promoción de sus candidatos.
Ante la falta de resultados contantes y sonantes de la actual administración morenista al frente del gobierno federal, donde puedan abrevar sus candidatos, lo único que les queda es la mentira y la denostación. La primera sería para darle “argumentos” a los candidatos morenistas para entusiasmar a sus posibles electores y eso es lo que están haciendo; la segunda, recurso muy sobado por AMLO, es para atacar, minimizar o, de plano, amenazar cuando el contrincante pueda representar un peligro para sus “corcholatas”.
Los eslóganes presidenciales: “primero los pobres” y “gobierno de la esperanza”, muy socorridos para entusiasmar a sus fanáticos, cada vez están quedando más lejos, lenta pero inexorablemente.
Los programas sociales, el dinero fácil, para decirlo más claro, los ha enmarcado bajo otro recurso lingüístico: “bienestar”. Todo es bienestar y obedecen a la Secretaría del Bienestar; esto me recuerda a uno de esos programas de comedia donde todo es de peluche, aquí todo es bienestar: becas, universidades, banco, internet, bien pesca, escuela, sembrando vida, jóvenes construyendo el futuro, tiendas, pensiones, etcétera., pero el tal bienestar no se mira por dónde llega y no le hacen, todos juntos, ni cosquillas al combate a la pobreza. Ahí les van los números.
Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) el sexenio de AMLO será otro fracaso en la lucha contra la pobreza. La pobreza aumentó en 3.8 millones de personas de 2018 a 2020 y en ese mismo lapso 2.1 millones de mexicanos pasaron de la pobreza a la pobreza extrema, a pesar de los programas del “Bienestar” y de la “Esperanza”.
La cantidad de mexicanos pobres pasó de 51.9 millones a 55.7 millones entre 2018 y 2020 (pasó del 41.9por ciento al 43.9 por ciento del total de la población). La población en situación de pobreza extrema fue la más afectada al pasar de 7 por ciento (8.7 millones de personas) en 2018 a 8.5 por ciento (10.8 millones de personas) en 2020 (El Economista, 17 de febrero de 2023).
Los eslóganes presidenciales: “primero los pobres” y “gobierno de la esperanza”, muy socorridos para entusiasmar a sus fanáticos, cada vez están quedando más lejos, lenta pero inexorablemente.
En cuanto a la transparencia y la eficacia en los mencionados programas sociales no hay datos porque al presidente no le gustan los mecanismos de control. Los avances que ya se habían conseguido con los candados a los programas sociales de los gobiernos del “conservadurismo”, como acostumbra llamarlos el que juzga desde el púlpito mañanero, algo se había avanzado, hoy toda la opacidad campea por su fueros.
Aunque el presidente se llena la boca diciendo que la cobertura llegó a todos los hogares, el Coneval solo pudo documentar que 30.3 por ciento de los hogares alcanza algún apoyo del famoso “bienestar” (ibídem). En 2020, el 13.3 por ciento del decil 1, así también llaman a la pobreza extrema más extrema, que representa el 10 por ciento de la población en México, recibe algún apoyo de algún programa social, cuando ya habían alcanzado 20.9% en 2018; con la llegada de Morena al gobierno la cosa se puso peor para este nicho de población.
¿Y, qué pasa en la casa de enfrente? Según el documento La ley del más rico presentado por Oxfam en el Foro Económico Mundial de Davos en enero de 2023, “la desigualdad en México sigue siendo lacerante”, en el mismo documento se dice que la riqueza de los 15 multimillonarios aumentó en 645 mil millones de pesos (unos 32 mil 250 millones de dólares), el equivalente a un tercio de lo que tenían antes de la pandemia del Covid-19 (Forbes, 23 de enero de 2023). La lista de Bloomberg afirma que la riqueza de los seis multimillonarios mexicanos se disparó en 27.3 por ciento; aunque se reconoce el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) per cápita en un 3.9 por ciento, al aplicar la variación real, si el PIB se distribuyera, tendría una caída del 10.1 por ciento, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) (La Jornada, 2 de diciembre de 2021).
¿De dónde sacan los panegiristas de Morena y su mesías que “primero los pobres”? ¿De dónde un muñeco de ventrílocuo, gato del dueño de una televisora repite una y otra vez, junto con su patrón, que AMLO nos está llevando al comunismo? ¿De dónde la señora Sheinbaum, “corcholata” favorita del mesías mañanero, se avienta la gansada de: “La pobreza disminuyó, ocho millones de mexicanos y mexicanas salieron de la pobreza con la Cuarta Transformación” (La Jornada, 18 de agosto de 2023)?
No se preocupe señor Salinas Pliego, su riqueza no corre ningún peligro mientras Morena gobierne México; AMLO, se ha deslindado del izquierdismo y de la izquierda mexicana, más aún, se aventó la dominguera de que el marxismo no aplica en México porque aquí el problema es la corrupción y en sus delirios una mañana salió con un pañuelito blanco para decir que se acabó la corrupción, aunque les duela, dijo. Pregunta obligada ¿Entonces por qué la situación precaria de millones de mexicanos no mejora si ya corrigieron el problema?
No. Aquí no queda de otra: educamos políticamente, organizarnos los millones de mexicanos de cualquier estrato social o nos carga el payaso, literal. Los pobres en tiempos de la 4T estamos condenados a salir de pobres y entrar a la pobreza extrema y los medio ricos van camino a la pobreza. Así que a darle.
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