MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Los hechos irrevocables del fracaso: la inseguridad alimentaria en México

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Es común que, en épocas de crisis económicas, de grandes desigualdades sociales, los “representantes del pueblo “… [conjuren] temerosos en su auxilio los espíritus del pasado, toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje, para, con este disfraz de vejez venerable y este lenguaje prestado, representar la nueva escena de la historia universal”, intentando con ello, ocultar su limitada y amarga forma de gobernar. De esta manera se demuestra “… cómo la lucha de clases creó en [México] las circunstancias y las condiciones que permitieron a un personaje mediocre y grotesco representar el papel de héroe.” (C.M)

Y, realmente, ocurre que en la actualidad estos representantes son incapaces de tener una concepción coherente del mundo, que con determinados hechos expresan su retraso en la solución de las necesidades de la situación social del país. No podría ser de otro modo, porque su propia concepción del mundo, en realidad, responde a las necesidades económicas impuestas por la clase dominante en el poder (la clase burguesa), dando como resultado que “…el Gobierno de Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa.” (C. M)

Teniendo este antecedente entendemos porqué los gobiernos hacen uso de la apariencia de los fenómenos. De la pobreza en que vive sometido el pueblo, por ejemplo, toman las necesidades que este tiene para con ello crear frases que representen los intereses de las inmensas mayorías necesitadas, sin que esto signifique que su interés sea transformar estas condiciones materiales para que permitan acceder a una vida digna. Entonces nacen las célebres frases generales como “Primero el pueblo”; sin embargo, el desarrollo de los hechos mismos demuestra el verdadero rostro de los gobiernos burgueses, desenmascara sus discursos demagógicos, sepultando a los actores de esta comedia en el basurero de la historia.

 En México hay diversos problemas sociales que marcan la división de clases que acentúa la gran desigualdad económica en el país. Uno de ellos es la inseguridad alimentaria por la que atraviesan las familias. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Salud pública, “actualmente (2021), 59.1% de los hogares mexicanos no tienen los recursos suficientes para obtener una alimentación suficiente en cantidad y calidad.” Lo que se traduce a que: “seis de cada diez hogares mexicanos tienen inseguridad alimentaria [incapacidad para satisfacer sus necesidades alimentarias mínimas].” A esto se le suma la desnutrición infantil: “En México, 1 de cada 8 niños y niñas menores de 5 años presentan una talla baja (moderada o severa) para su edad.” Sigue: “los niños y niñas de entre 1 y 2 años de edad presentan los porcentajes más altos de desnutrición crónica.” “Los hogares de bajos recursos –mencionan- y los hogares indígenas, sin importar el estado en el que se encuentren, son los más propensos a la desnutrición infantil.” (UNICEF MÉXICO, 2021). 

Se comprende así porque México ocupa el noveno lugar entre las naciones con más diabéticos, considerada incluso como una pandemia. La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2021, señala que 12 millones 400 mil personas padecen diabetes. Es cierto que la causa esencial de la diabetes en general no siempre se debe a una mala alimentación; sin embargo, la desnutrición infantil hace más proclive a que en la adultez esta población padezca diabetes y, por supuesto, obesidad. 

A pesar de la existencia de leyes que, en estricto sentido, deberían garantizar los derechos humanos y que no sean vistos con desdén, la realidad nos muestra el verdadero papel de las élites políticas, y sus verdaderos intereses burgueses: la ganancia de unos cuantos a costa de la pobreza de millones. 

Es necesario, por lo tanto, que con estos hechos nos demos cuenta de la indiferencia con que los gobiernos tratan a las clases marginadas, estos sufren en carne propia los peores impactos de la pobreza lacerante. Debemos organizarnos, unirnos en un frente único que tome en cuenta los intereses de las inmensas mayorías. Ningún “mesías”, ninguna comedia de “4Ta” tiene el derecho de afirmar que el país se encuentra en “desarrollo”, mientras haya niños que mueren de hambre y enfermedades curables en el país. Usted tiene la palabra.
 

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