MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Los daños colaterales de la construcción del Tren Maya

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Como es sabido por todos, en la Península de Yucatán se está llevando a cabo la construcción del mal llamado “Tren Maya”, una de las “emblemáticas” construcciones del Gobierno Federal y que presume un día sí y otro también en las impresentables “conferencias mañaneras”.

Los principales proyectos y además los únicos, del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) son el Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles” (AIFA) en el estado de México, la refinería de Dos Bocas (Olmeca) en Tabasco, el Tren Transístmico —que recorrerá Salina Cruz, Oaxaca, y llegará a Coatzacoalcos, Veracruz, atravesando el Istmo de Tehuantepec, el Tren Interurbano México-Toluca— y el famoso Tren Maya, al cual me voy a referir.

En un artículo pasado, abordé el tema del AIFA, al que visité personalmente y recorrí de cabo a rabo para poder expresar mi opinión con precisión y apoyado en datos duros desmenuzaremos el tema del Tren Maya.

Un buen día, AMLO se levantó con una ocurrencia más, construir un tren que recorriera el sureste del país y de ser posible, que hubiera una estación muy cerca de su famoso rancho llamado “La Chingada”.

Como si México no tuviera necesidades más apremiantes, decidió recortar recursos a Secretarías de Estado, ordenó desaparecer fideicomisos, borrar del mapa el Ramo 23, desaparecer apoyos a madres solteras, mujeres violentadas, apoyos a campesinos, comedores comunitarios y dejar de hacer obras y servicios, ni un mercado más, ni una guardería más y ni una escuela más se construirían.

Acusó que existía contubernio entre fabricantes de medicamentos y concesionarios para encarecer su venta y decidió dejar de comprar medicinas de todo tipo para cualquier enfermedad,m; así, los niños con cáncer se quedaron sin la medicina que los mantenía vivos entre mil medicamentos más.

Recortó recursos al INE, a los estados, a la Secretaría de Salud, del Trabajo, a Gobernación y a todos los que se les ocurrió con tal de juntar recursos para sus faraónicas obras que no han servido para maldita la cosa. 

“El Tren Maya es un proyecto que fortalecerá el ordenamiento territorial de la región y potencializará la industria turística de la misma. Generará derrama económica e incrementará la conectividad en la Península de Yucatán, permitiendo mover carga y pasajeros de una manera eficiente” (Sic.)

Así anunció el gobierno la creación de una de las obras que, piensa, lo llevarán a reconocerlo como el mejor presidente de toda la historia. Primero que nada, la creación del Tren Maya no salió de su cabeza: es un proyecto que se inició desde la época del porfiriato que marcó su trazo con base en intereses políticos y económicos. Así, antes de 1880 Porfirio Díaz otorgó las concesiones para que particulares construyeran líneas de ferrocarril en Yucatán, así nació Ferrocarriles Unidos de Yucatán, años después se conectaron con Campeche y de ahí buscaron conectarse con Veracruz. 

La historia ahora es igual que entonces, primero AMLO dijo que no tirarían ni un solo árbol, ni siquiera uno y que lejos de eso, iban a sembrar millones de árboles frutales y maderables. Hoy se sabe que han derribado más de 10 millones de árboles, según EFE activistas. 

Originalmente trazaron una ruta que siguiera el curso natural de las vías de comunicación; el problema fue cuando intentó atravesar las ciudades de Cancún, Playa y Tulum. Ahí los empresarios doblaron a AMLO, quien tuvo que buscar una nueva ruta y decidió atravesar la selva Maya, con el ecocidio que ya todos sabemos, miles de animales desplazados, jaguares atropellados, diversas especies cazadas para consumo de los trabajadores, aves arrebatadas de sus nidos para su venta ilegal, cenotes rellenos de cascajo unos y otros perforados para poder sustentar el paso del tren; vestigios arqueológicos destrozados y sus ruinas utilizadas para relleno, destrucción total y robo de sepulcros con todo y sus vestigios, huesos, ofrendas, cerámicas, joyas, puntas, flechas y todo lo que se han encontrado. Todo esto es ya bien sabido y ha sido documentado por diversas organizaciones de la población civil. 

Además, sólo basta con recorrer la zona por tierra o bien por aire para percatarse del tamaño del daño ocasionado a flora, fauna y naturaleza en general, llegando a calificarse como un ecocidio. Además de que afectó a cientos de propietarios y ejidatarios expropiando sus propiedades, casas, ranchos y parcelas de sembradío para poder utilizar la nueva ruta a la que lo obligó a crear los hombres del poder.

Ahora tenemos que sumar consecuencias propias de la migración laboral que se dado en Quintana Roo, y que tiene un alto impacto en la región.

Ahora tenemos que sumar otras consecuencias propias de la migración laboral que se ha venido dando en Quintana Roo, y que tiene un alto impacto en las regiones por donde pasa su trazo. 

Hoy en Quintana Roo se ha visto rebasada la oferta por la demanda de diversos servicios a causa de la presencia de miles de trabajadores del Tren Maya venidos desde distintos puntos del país. Su presencia, aunada a las necesidades de la población nativa y de las generadas por el turismo, han hecho que se haga casi imposible poder pagar un alquiler.

Hasta antes del inicio de la construcción el costo de un cuarto con baño rondaba los mil quinientos pesos que con cierto trabajo podía pagar un padre de familia. Hoy ese cuarto se renta hasta en siete mil pesos, y lo ocupan hasta siete trabajadores que, hacinados, intentan descansar después de la agotadora jornada laboral.

Al padre de familia le pidieron el cuarto para rentarlo entre varios trabajadores. Los alimentos han subido sus costos de manera desmedida, debido a su alta demanda para alimentar a los trabajadores que acuden a comer a fondas, restaurantes, merenderos, puestos ambulantes o a cualquier puesto de vendimia que ofrezca un taco una torta, empanada o lo que sea, con tal de comer algo que esté dentro de su presupuesto.

Una orden de comida en Huay Pix cuesta noventa pesos; media orden cincuenta. En Tulum, esa misma media orden vale por lo menos ciento cincuenta pesos.

Pero también los precios se han incrementado para cualquier habitante de cualquier poblado. Los taxis han incrementado los costos de sus servicios, que además ahora son condicionados a donde ellos (los choferes) decidan ir, dando preferencia a los trabajadores del Tren Maya y dejando en la banqueta a los lugareños. 

Aparte de estos servicios, otros se han visto incrementados: del fuero común como el secuestro y la extorsión o en el homicidio, y del fuero federal, la demanda de estupefacientes y alcohol se ha disparado con las consecuencias producidas por su consumo y comercio.

El año pasado, el 28 % de los quintanarroenses fue víctima de algún delito, para este año se estima que la cifra subió a 35 % (Envipe). Se estima que el número de delitos se ha incrementado en todas sus modalidades: secuestro, extorsión y la peor de todas, la trata de infantes.

Hasta la fecha, Quintana Roo, sigue siendo el paraíso de los pederastas que llegan al estado en busca de infantes sabiendo que no serán perseguidos, 

Según Sipse, Cancún ocupa el primer lugar, seguido de Playa donde se han detectado más de diez bandas que trafican con niñas menores de once años y niños entre cinco y catorce años. En lo que va del 2023, 25 mujeres han desaparecido en el estado, solo dos de ellas aparecieron sus cuerpos, de las demás nada sabemos, reportó Por Esto. La migración ha llegado con sus vicios y sus necesidades, así como sus costumbres. 

Este es el resultado de políticas erróneas, cálculos mal elaborados y delirantes ideas de pasar a la posteridad como un faraón, o un emperador romano. Y lo que falta todavía. Mientras en Palacio Nacional se despierten con ocurrencias, los habitantes tendremos que pagar las consecuencias.

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