Vivo en un país tan grande que todo
queda lejos
la educación,
la comida
la salud
la vivienda
Tan extenso es mi país
que la justicia no alcanza para todos
LZ
De acuerdo con los resultados de la medición de la pobreza 2018, el 43.8% de la población del estado de Hidalgo vive en situación de pobreza; es decir, un millón 311,100 personas. De este universo, el 6.1% vive en pobreza extrema (181,500 personas). El porcentaje de pobreza en Hidalgo es 1.9 por ciento mayor que el promedio nacional (41.9%), y el de población vulnerable por carencias sociales es de 39%, o sea, alrededor de un millón 200 mil personas padecen al menos una carencia. En 2018, el 86.5% de la población en Hidalgo estaba en situación de pobreza o de vulnerabilidad por carencias o ingresos. El porcentaje de personas vulnerables por carencias sociales (las personas con un ingreso superior a la línea de pobreza por ingresos, pero con una o más carencias) aumentó 8.3 puntos porcentuales, al pasar de 30.5% en 2008 a 38.9% en 2018. En términos absolutos, hubo aproximadamente 363,500 personas más en esta situación.
En Hidalgo, siete de cada 10 habitantes no tienen acceso a seguridad social y casi una cuarta parte de la población sufre hambre, pues tiene serias carencias en el acceso a la alimentación; la pobreza laboral aumentó en 2020, colocando al estado en el cuarto lugar a nivel nacional entre las entidades donde su población no puede adquirir la canasta alimentaria con su trabajo; somos el tercer lugar en el país por su planta laboral en la informalidad, y uno de cada tres hidalguenses no tiene acceso a los servicios básicos de salud (Inegi, 2020); siete de cada 10 jóvenes no pueden acceder a las clases en línea; etc., etc., etc.
Hoy, en 2021, las cosas no están mejor; lo aseguro aun sin tener datos recientes, pero lo veo en pueblos, comunidades y colonias del estado, y muchas familias me describen el empeoramiento de su situación; además, se han sumado dos grandes calamidades: un gobierno insensible que no les da ni agua a sus gobernados, además de la pandemia; en el Censo 2020, el Inegi dice que en Hidalgo hay 3,082,841 habitantes; así que, también por el mismo aumento poblacional, el número de hidalguenses en situación de vulnerabilidad es mayor; una situación que lastima es la cantidad de menores de edad en pobreza: 483,400.
Podemos seguir enumerando las grandes carencias de la población, muchas de ellas mortales, igual o peor que la covid-19, el cual ha cobrado ya la vida de cerca de 6 mil hidalguenses, pues a pesar de todas las campañas y publicidad presumiendo programas, lavabos públicos, etc. Lo cierto es que no se ha hecho lo necesario por parte del gobierno estatal para contener la pandemia; por ejemplo, son pocas, muy pocas las pruebas rápidas que se aplican para detectar el virus, y cuando se han aplicado es, casualmente, en vísperas de elecciones (por fortuna los hidalguenses tenemos elecciones cada año); no se ha instrumentado un programa alimentario en ayuda a todas las familias que han perdido su ingreso, no hay seguro del desempleo; a los campesinos y productores agrícolas se les ha dejado a su suerte, sin ningún apoyo para cultivar sus tierras en esta época de crisis, e igualmente a estudiantes y profesores.
Por eso sorprende que las prioridades del señor gobernador, Omar Fayad, y de varios de sus funcionarios, no consistan en atender esta dramática y grave situación, que coloca a la entidad entre las 10 más pobres y marginadas del país. Al parecer, las autoridades quieren vender una visión muy distinta de la realidad que vivimos; por eso el empeño de gastar miles de millones de pesos en obras suntuosas que, sin negar que algo ayudan –por ejemplo, los grandes puentes a la movilidad–, ante las carencias en servicios básicos, salud, empleo, alimento, educación, etc., para la inmensa mayoría de los hidalguenses, son casi un crimen estas obras para “embellecer” la ciudad y proyectar la imagen de los funcionarios.
Sorprende que ahora se proclamen más de este tipo de obras “en beneficio de los hidalguenses”: durante la semana se anunció, por parte del gobernador Fayad, que tiene programada una inversión de 4 mil 788 millones de pesos; se trata, dijo, de un nuevo Hospital General, Ciudad Laboral, el Centro Estatal de Justicia Alternativa, la nueva carretera Real del Monte-Huasca y el tramo carretero Molango-Zacualtipán. Salvo el hospital, que está proyectado construirse en Pachuca, dejando nuevamente en la marginación y sin posibilidades médicas a otras regiones del estado, y el tramo carretero, debemos preguntarnos: ¿qué tan urgentes son las otras tres obras en un panorama como el descrito renglones arriba?Mencionó que en la nueva carretera Real del Monte-Huasca se invertirán dos mil 200 millones de pesos, la cual tendrá una longitud de 10 kilómetros y contará con túneles, viaductos, pasos vehiculares y entronques a desnivel. Pero para agua, luz, vivienda y garantizar la educación de niños y jóvenes y para pagar a un grupo de profesores un adeudo de un año de salarios, no hay recursos. Lo dicho: las prioridades del gobernador Omar Fayad son las suyas, no las de la sociedad hidalguense.
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