Es tema relevante en estos días, la supuesta reducción de la pobreza, como resultado de los cuatro años del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), reducción que sería, a su vez, resultado de sus políticas laboral y social, es decir debido al incremento en los salarios, por un lado, y a los programas de transferencias que han sido la fundamental, si no es que toda su política social, por otro, los cuales han impactado de manera positiva en la reducción de la pobreza, todo lo cual ya no sería solamente una afirmación, sino una realidad que se refleja en los datos publicados por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), basados en los datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (Enigh) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Para quienes hemos aceptado la tarea de luchar por un México más justo y combatir sin cuartel a la pobreza, a la que consideramos el problema fundamental del país, y del mundo, y que es la fuente de todos los demás males que nos agobian a todos, nos conviene entender por lo menos de manera general qué tan cierto es esto y obtener las conclusiones más importantes para nuestro quehacer diario en esta titánica tarea.
Analistas serios dicen que los mecanismos de medición de la pobreza del Coneval son ambiguos y por ello reducen en la estadística el número de pobres, debido a que la medición multidimensional que usa, deja fuera de la calidad de pobres a muchos que en verdad lo son, y yo pienso que esto es cierto; pero, sin dejar de reconocerlo, debemos admitir que tal deficiencia es la misma tanto para los datos de arranque, 2018, como para los de 2022, que son los que se presentan, por lo que la diferencia de unos y otros si reflejan una realidad que debemos interpretar.
Según estos datos, la población en México que vive en situación de pobreza disminuyó en 5.1 millones de personas, entre 2018 y 2022, pasó de 41.9 a 36.3 por ciento. Aunque la pobreza extrema, pasó de 7.0 por ciento en 2018 a 7.1 en 2022, aumentó el número de personas en pobreza extrema, al pasar de 8.7 a 9.1 millones.
El Coneval toma en cuenta dos factores: los ingresos y el acceso a las garantías sociales. Para los ingresos, establece una “Línea de Pobreza por Ingreso” por persona al mes que en 2022 fue de 4 mil 158 pesos mensuales para las zonas urbanas, y 2 mil 970 pesos para las rurales.
Las personas que tienen estos o menores ingresos, están en “pobreza laboral”, y pasaron del 49.9 por ciento en 2018 al 43.5 por ciento en 2022, de 61.8 millones de mexicanos a 56.1. La diferencia en el ingreso fue, efectivamente, mayor entre los más pobres, ya que la variación en el ingreso en los diez deciles es positiva, creció el ingreso de todos, pero creció más en el primer decil en el que la diferencia entre los ingresos de 2018 y 2022 fue de 23.7 por ciento de incremento, y va disminuyendo en los 9 deciles siguientes hasta llegar al décimo con 0.98 por ciento de incremento.
Dentro de los ingresos se considera, además del salario, otros ingresos entre ellos las transferencias, o sea los recursos que entrega en dinero el gobierno, pero también las remesas, que son fruto del trabajo de nuestros paisanos en otros países y las mandan a sus familias en el país.
Las estadísticas del Inegi y del Coneval revelan, pues, que el verdadero impacto contra la pobreza no lo hizo la política social, no fue la oferta de acceso a las garantías sociales, que es obligación del gobierno como lo manda la Constitución
Las transferencias representaron el 16 por ciento del total de los ingresos de todos los mexicanos, pero no favorecieron a los más pobres, pues en el decil I, los más pobres, las transferencias crecieron entre 2018 y 2022 en solamente 6.61 pesos por persona al mes, el 2.3 por ciento, siendo que, por ejemplo, en el decil VIII, que ya se encuentra por encima de la línea de pobreza, las transferencias crecieron 237 pesos por persona al mes, el 49.13 por ciento, y en el decil X, los más ricos crecieron 573 pesos por persona al mes, el 20 por ciento. Insisto en destacar que en estos ingresos se diluyen también las remesas que, además, representaron el 68.2 por ciento del total de ingresos por transferencias, de manera que las entregas gubernamentales en dinero son solamente el 31.8 por ciento de ingreso por transferencias, es decir el 5.11 por ciento del total de los ingresos, siendo que en 2018 fueron el 6.24
Es decir, el verdadero incremento en los ingresos de los mexicanos no fue la política social de entregas monetarias, que fue notablemente regresiva y favoreció a los más ricos, sino el incremento salarial.
En el caso de las carencias sociales, que son, en resumen, el rezago educativo, “Carencia por acceso” a la salud, a la seguridad social, a servicios básicos en la vivienda a la alimentación nutritiva y de calidad, y por calidad y espacios de la vivienda, bastará resumir que la población con al menos una carencia pasó de 84.6 millones de personas en 2018 a 84.7 en 2022, aunque en porcentaje disminuyó del 68.3 al 65.7; mientras que las personas con tres carencias (las que se califican en pobreza extrema) pasaron de 25 millones en 2018 a 32.1 millones en 2022, la pobreza extrema creció del 20 al 25 por ciento. La política social de AMLO solo tuvo un impacto positivo en la seguridad social, cuya carencia pasó del 53 al 50 por ciento, y solamente en las pensiones para los adultos mayores, que no es poca cosa, e hizo contrapeso al incremento en la carencia de acceso a los servicios de salud que en 2018 afectaba a 20 millones de mexicanos y en 2022 fueron 50 millones, pasó del 16.2 por ciento al 39.1 por ciento, un incremento del 141 por ciento. También jugó importante papel el acceso a la alimentación, pues su carencia disminuyó de 27.5 millones de mexicanos a 23.4, pasó del 22.2 al 18.2 por ciento, pero esto se debe, evidentemente, al incremento en los ingresos, no a la política social.
Las estadísticas del Inegi y del Coneval revelan, pues, que el verdadero impacto contra la pobreza no lo hizo la política social, no fue la oferta de acceso a las garantías sociales, que es obligación del gobierno como lo manda la Constitución, pues esta se agravó en acceso a salud y rezago educativo, y lo único bueno que hizo el gobierno o que lo hizo mejor que el gobierno de Peña Nieto en 2018 en política social, es la pensión a los adultos mayores. En todas las demás, el gobierno descuidó la política social afectando a todos los mexicanos y sobre todo a los más pobres.
El verdadero impacto en la disminución de la pobreza lo hizo el incremento salarial. Esta lección la debemos destacar y grabar en nuestra mente: lo importante de este avance no es su tamaño, que a algunos pudiera parecer importante, pero que en realidad es muy pobre comparado con las enormes diferencias sociales en nuestro país, sino que demuestra, sin lugar a duda, cuál debe ser la ruta para que logremos acabar con la pobreza.
Las estadísticas del Coneval vienen a demostrar lo que Antorcha siempre ha dicho, y que representa su programa de lucha y su propuesta de nación para todos los mexicanos, que se resume en los cuatro ejes económicos que por razón de espacio solo mencionaré, pero que, a la luz de estos datos, ustedes comprenderán que son los correctos, que Antorcha tiene la razón, que su lucha es la correcta para que todos los mexicanos se sumen a ella, y que por ello vale la pena luchar: Empleo para todos, que nadie esté sin trabajo; incremento salarial trascendente, de por lo menos 300 por ciento, para tener salarios verdaderamente remuneradores; política fiscal progresiva, es decir, que paguen más impuestos los que más ganan y menos los que ganan menos; y una política social orientada a las clases más pobres, no solo con programas de entregas en dinero, ya se ve que la pensión a adultos mayores debe seguir en pie y mejorarse, sino abocada a abatir todas las carencias sociales, salud, educación, obras públicas y de servicios, vivienda y seguridad alimentaria efectiva.
Ese es el programa de Antorcha, las estadísticas demuestran que es el programa correcto y que todos los mexicanos deberíamos abrazarlo y luchar por su ejecución. Y quiere decir que lo que hacemos los antorchistas al dedicar nuestros esfuerzos cotidianos para ir a los pueblos y rancherías a organizar a los más pobres, para que se unan y se conviertan en fuerza política real y efectiva, es el camino correcto, es la tarea precisa, y vamos a lograr con ello mucho más en el futuro mediano, en nuestra lucha contra la pobreza, que lo que hoy vemos en los resultados del gobierno actual y todos los anteriores.
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