En La Paz, capital de Baja California Sur, hay una población aproximada de 280 mil habitantes. Claro, la inmensa mayoría de sus habitantes en las colonias marginadas de esta hermosa ciudad es la que tiene las mayores necesidades y la que no ha escapado a los efectos de la pandemia que desde hace ya un año viene golpeando a todo el mundo.
Esperaríamos que, al hacer uso de nuestro derecho constitucional de petición, para que las diferentes instancias de gobierno atiendan dentro de sus facultades y obligaciones a la población más vulnerable que necesita apoyos alimenticios en este momento. Pero, ¿cuál es la actitud ante la insistencia de los peticionarios? El director general del DIF municipal, Marco Antonio Pérez, ha hecho lo mismo que muchos funcionarios: aparenta escuchar, pide listados, promete que revisarán la solicitud, presume su historial de cargos en los diferentes periodos de gobierno, dice que la institución que tienen a su cargo está muy preocupada por la población vulnerable, etcétera.
Después de un largo viacrucis, paciente lector, algunas manifestaciones, enojos de los funcionarios por la lucha organizada y su insistencia, llegó un ofrecimiento a regañadientes: ofrecieron ¡cinco despensas! de un listado de 500 familias humildes que requieren el apoyo.
No nos sorprende, tenemos mucho tiempo insistiendo en que la administración morenista de Rubén Gregorio Muñoz Álvarez se digne a revisar el pliego petitorio que se le entregó desde el inicio de su administración, pero hasta el momento no hemos encontrado nada de voluntad política para dar atención, mucho menos solución.
Creo sinceramente que, así como gobierna la 4T a nivel nacional, de la misma manera vivimos y padecemos también en La Paz, BCS. Pero, para que esta apreciación no quede sin argumentos, expresaré en estas líneas algunas consideraciones sobre lo que digo. Efectivamente, al país le urgía un cambio en el modelo de crecimiento desigual y socialmente irresponsable para impulsar un proyecto orientado a beneficiar a los más pobres, en teoría y por años de discurso, esto lo haría la 4T, pero en realidad y de acuerdo con los datos medibles, no ha sido así. Veamos.
Hemos llegado ya casi a la mitad de la administración de AMLO, las promesas de campaña resultaron ser una fantasía y sí antes se decía que el modelo era rapaz y que se gobernaba para las élites, este resultó peor.
En materia de combate a la pobreza, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), esta aumenta. En su informe de febrero 2021 establece que, con la crisis del coronavirus, entre 8.9 y 9.8 millones de mexicanos cayeron en la pobreza por la disminución de sus ingresos y considera que los programas sociales de AMLO han sido de carácter paliativo y no representan una solución a largo plazo para reducir la pobreza.
En materia de combate a la corrupción, en los resultados de la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) 2019 del Inegi, se consigna que la tasa de prevalencia de corrupción pasó de 14 mil 635 víctimas por cada 100 mil habitantes en 2017 a 15 mil 732 en 2019. También se han documentado actos de corrupción en Conade, CFE, Pemex y SENER; IMSS, medicamentos, insumos, superdelegados, y hasta familiares de AMLO como Felipa López Obrador y Pio López Obrador.
En materia de energía de acuerdo con cifras oficiales de los estados financieros, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) que dirige Manuel Bartlett, uno de los dinosaurios más corruptos de la historia, reportó por segundo año consecutivo resultados negativos con una pérdida de 78,919 mmdp, 94.5% más que el año anterior. Y algo que no había pasado en más de 40 años, se han registrado dos terribles apagones dejando más daño económico que 11 meses de pandemia.
En noviembre de 2018, AMLO aseguraba que en su gobierno la economía crecería al menos el doble que con sus antecesores, un 4% anual. En 2020, sin una estrategia para paliar los daños ocasionados por la pandemia en la economía, la caída fue de -8.5%.
El país está muy lejos de ir “requetebién”, los datos oficiales muestran una realidad muy diferente a lo que diario nos receta AMLO en las mañaneras. Lo terrible es que los funcionarios de cualquier dependencia por mínima que sea quieren replicar los argumentos que se dan desde el centro del país. Y la pregunta que se hacen muchas familias es: ¿dónde están, pues, las ayudas?, ¿dónde está el cambio que se prometió?
Mi llamado a todos los humildes organizados en Antorcha y no organizados, es a que sigamos luchando, insistiendo en las diferentes áreas y niveles de gobierno, que exijamos que se destinen los recursos necesarios para el pueblo que lo requiere. Pero, sobre todo, a que nos educamos creando conciencia de que las cosas no cambiarán mientras no nos organicemos y luchemos por una patria más justa y no permitir que se nos siga dando migajas (como “las cinco despensas”) ante un mar de hambre y necesidad. El tiempo y la lucha nos pondrán a cada uno en nuestro lugar.
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