En medio de la crisis educativa que enfrentamos como estudiantes, marcada por la deserción escolar y la falta de atención por parte del gobierno, es necesario resaltar la labor de organizaciones como la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios “Rafael Ramírez” (FNERRR) y el Movimiento Antorchista, que han brindado una alternativa y apoyo invaluable a los jóvenes de escasos recursos en todo el país.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), más de cinco millones de estudiantes abandonaron sus estudios a lo largo de la pandemia de covid-19, principalmente debido a las dificultades económicas que se han intensificado en los hogares. La necesidad de contratar servicios de Internet, adquirir dispositivos electrónicos y cubrir gastos adicionales ha llevado a muchas familias a tomar decisiones difíciles, poniendo en riesgo la educación de sus hijos.
Lamentablemente, el Gobierno federal no ha implementado programas efectivos para brindar apoyo a estos estudiantes que carecen de las herramientas necesarias para continuar con sus estudios. Es en este contexto, que las casas del estudiante o albergues estudiantiles, impulsados por la FNERRR, han surgido como una alternativa invaluable. Estas casas ofrecen hospedaje, alimentación, talleres deportivos, culturales e incluso acceso a Internet, brindando un ambiente propicio para el estudio y el desarrollo integral de los jóvenes.
A lo largo de más de 20 años, la FNERRR ha fundado más de 200 casas a nivel nacional, destacando ejemplos como la casa Calmécac, que alberga a más de 100 estudiantes de prestigiosas instituciones educativas como la UNAM y el IPN. En el estado de Puebla, la casa “Hermanos Serdán” y en Veracruz, la casa “1ro de mayo”, son otras muestras del impacto positivo que estas iniciativas han tenido en la vida de miles de estudiantes.
En el estado de Guerrero, contamos con la Casa de Estudiantes “Ignacio Manuel Altamirano”, ubicada en la capital, con la capacidad para recibir a más de 80 estudiantes.
Ante la falta de atención por parte del gobierno y la alta deserción escolar, es fundamental que los estudiantes vean en estas casas del estudiante una opción y un apoyo para continuar con sus estudios. Como lo expresó Rafael Ramírez, “la educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”, y estas casas representan un espacio donde los jóvenes pueden desarrollarse académicamente y aspirar a un futuro mejor.
Invito a todos los estudiantes a alzar la voz y aprovechar estas oportunidades que organizaciones como la FNERRR y el Movimiento Antorchista en Guerrero han puesto a su disposición. No permitamos que se siga atentando contra nuestras libertades y el derecho a ser aportadores de nuestra patria. La educación es un derecho fundamental y debemos luchar por asegurar que todos los jóvenes, sin importar su situación económica, tengan acceso a ella.
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