Hay tres elementos que tienen al país preocupado y son la inseguridad, la corrupción, la violencia y el narcotráfico, en ese orden, según la última medición de la consultora México Elige. Y no es por más, pues México ha sido, desde el sexenio de Felipe Calderón, víctima de la violencia y la inseguridad, acrecentándose el problema hasta llegar al mes de mayo del presente año como el mes más violento del país en lo que va del sexenio de López Obrador.
Según datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas o No Localizadas de la Secretaría de Gobernación, en los tres años que van del sexenio del actual presidente de la República, el número total de personas desaparecidas supera los 31 mil, muy por encima de todo el sexenio de Felipe Calderón, 17 mil, y del de Enrique Peña, de 35 mil en todo su sexenio. Los datos de los sexenios anteriores no ameritan aplausos, ni los coloco por ser alentadores, solo es el comparativo del gobierno actual que dice ser la cuarta transformación que necesitaba el país y que además no es igual de conservador que los anteriores.
Otro dato es el de Inegi que presentó el mes pasado a razón de la trigésima cuarta edición de Seguridad Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) donde proporciona estimaciones sobre la percepción de seguridad pública en la población de 18 años y más en zonas urbanas, y dentro de sus conceptos más relevantes muestran que: el 66.2% de la población considera inseguro vivir en su ciudad con el actual gobierno; el 76.4% señaló sentirse insegura en los cajeros, en la vía o transporte público y el 55.8% cambió el hábito de llevar cosas de valor por temor a ser víctima de la delincuencia. Además, el mes pasado México superó los 100 mil desaparecidos a lo que el Comité contra la Desaparición forzada (CED) y el Grupo de Trabajo sobre las Desapariciones Forzadas o Involuntarias, expresaron su preocupación denominando el fenómeno como tragedia desgarradora, pues “la cifra habla por sí sola y es una advertencia inequívoca”. Pero además mostraron su preocupación en el sentido de que, aunada a la enorme cifra que hemos alcanzado, es claro que existen muchos casos más que no son denunciados, por lo que la magnitud de la tragedia es mayor aún.
Como ya lo mencionaba párrafos anteriores, las desapariciones en nuestro país no son exclusivas de los últimos años y estas se empezaron a registrar a partir del año de 1964, pero la diferencia de gobiernos anteriores, la diferencia con respecto a la mentalidad y circunstancias de aquella época no son las mismas a las de ahora, la diferencia es que México actualmente es “más democrático”, es “libre”, no vive con dictaduras y su pueblo es “feliz”, México “vive en paz y en mejores” condiciones según palabras del mismo López Obrador desde su tribuna mañanera. Nuestro país por fin encontró el mesías que necesitaba para vivir mejor.
Eso es lo que nos vende todos los días, desde todas las tribunas y por todos medios posibles el gobierno actual. Pero el Comité contra la Desaparición Forzada de Naciones Unidas y al respecto dijo que la principal causa del despunte en las cifras de las desapariciones era la delincuencia organizada, pero la política de la 4T, que ha quedado resumida en “abrazos no balazos” que, traducido a la realidad significa no combatir la delincuencia organizada, a pesar de lo que adelantaba el Comité de la ONU. Ha puesto “al servicio del pueblo” a la Marina y la Guardia Nacional para combatir, quien sabe cómo, la inseguridad y trabajar por la paz que necesitan los mexicanos. ¿Entonces por qué las encuestas demuestran lo contrario? ¿será que el señor de la silla presidencial sigue teniendo otros datos a pesar de que la sangre que se ha derramado las lleva frescas en la suela del zapato?
La respuesta es clara: el señor presidente no ha venido esforzándose por demostrar que lo que dice es cierto y, debido a que la realidad ha demostrado lo contrario, que la realidad ha demostrado que miente con las advertencias sobre que el cambio ya viene, me atrevería a afirmar que el señor se esfuerza por dejar a los pobres más pobres, más ignorantes y más necesitados para que les sigua mintiendo y prometiendo un cambio y lograr así tener un ejército de votantes engañados con unos cuantos pesos que les regresa después de habérselos quitado en mayor cantidad a la salud, educación, alimentación, vivienda, servicios, obras, seguridad, etc., que además seguirá quitando, como ya lo anunció con los nuevos recortes que realizará.
Entonces, ¿de cuál transformación habla el señor presidente, de qué paz? La realidad de hambre, de pobreza, de inseguridad, de desapariciones, de asesinatos, de injusticia social e impunidad, no demuestran la incapacidad del gobierno, demuestran de qué lado están realmente. Tener paz no es solo carecer de violencia e inseguridad, tener paz significa la ausencia de toda injusticia social, económica, ideológica y política. El pueblo de México debe aprender a traducir en la realidad lo que López Obrador relata en palabras para poder alcanzar a ver la verdad y así, trabajar para cambiarla.
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