La educación media superior, que constituye el bachillerato, es el cuello de botella de nuestro sistema educativo. Es en torno a este nivel que una mayor proporción de estudiantes interrumpe o se rezaga en sus estudios.
Para darnos una idea del problema, analicemos los siguientes datos. Para el ciclo escolar 2020-21, el Consejo Nacional de Población (Conapo) estima que en México había 6 millones 674 mil 504 jóvenes con edades de entre 15 y 17 años. Este dato es importante porque este es el rango de edad considerado por la Secretaría de Educación Pública (SEP) para definir a la población “en edad de asistir a la preparatoria.”
Considerando esta edad, la SEP nos informa que para el ciclo señalado la Tasa Neta de Escolarización (TNE) en media superior ascendía 62.2%. Esto quiere decir que por cada 10 estudiantes en edad de ir a la preparatoria solo seis estaban inscritos en una. Con esta información, podemos inferir que en el ciclo escolar pasado había aproximadamente 3 millones 203 mil 761 jóvenes en edad de ir a la preparatoria que no asistían a ella. Esto es poco más que la población de todo el estado de Coahuila, que cuenta con aproximadamente 3 millones 146 mil habitantes.
¿Quiere esto decir que 3 millones de jóvenes abandonaron la escuela? No exactamente. Este dato nos dice quienes, de los que deberían ir a la preparatoria, de hecho, asisten y quienes no, pero no nos dice por qué no asisten ni cuándo dejaron de ir. Así, por ejemplo, es probable que algunos hayan abandonado sus estudios durante la secundaria o la primaria. Otros tal vez no abandonaron la escuela, sino que están rezagados en algún grado previo. Y otros más, quizá, nunca entraron al sistema educativo. Es difícil saberlo. Sin embargo, y en todo caso, esos más de 3 millones de jóvenes no están ejerciendo, en tiempo y forma, o en absoluto, su derecho a la educación.
Para hablar del abandono en media superior habría que considerar la matricula total que la SEP reportó para el ciclo señalado, y que asciende a 4 millones 985 mil 5 estudiantes. De estos, el abandono registrado fue de 10.8%; es decir, 538 mil 380 jóvenes que, en menos de un año, dejaron la preparatoria. Si consideramos que en el Estadio Azteca caben aproximadamente 87 mil personas, esta cantidad de jóvenes podría llenarlo más de seis veces.
Pero lo más lamentable de estas cifras es que no son extraordinarias. En el ciclo escolar 2018-19, antes de la pandemia, la TNE era de 63.6% y el abandono de 13%. Es interesante notar que, mientras el abandono antes de la pandemia fue mayor que en el ciclo 2020-21, la cobertura fue menor. Esto se debe a que, durante este último ciclo, una gran cantidad de jóvenes que egresó de secundaria interrumpió su transición a media superior. Esto se puede observar con el indicador de “absorción”, que toma el total de estudiantes de nuevo ingreso en preparatoria (sean recién egresados de secundaria o no) y lo divide sobre el número de recién egresados de secundaria. Así, en el ciclo escolar 2018-19, la absorción registrada fue de 106.3%, mientras que en el ciclo 2020-21 fue de solo 91.1%, lo que representa una reducción de 15.2 puntos porcentuales. Este es quizá el cambio más drástico registrado por la SEP en las condiciones de acceso a media superior durante la pandemia. Sin embargo, es notoria la presencia de problemas de acceso ya añejos.
Por eso llama la atención, como lo señaló Alejandro Canales en su artículo ¿Y la media superior? (educacionfutura.org, 26-05-2022), que tanto política como mediáticamente se siga ignorando en grado sumo a las preparatorias. Y es verdad que hay becas para los estudiantes de este nivel educativo. Sin embargo, y aunque las becas son necesarias, no son suficientes para corregir los grandes problemas de la educación media. Por eso resulta alarmante que la nueva administración esté relegando aspectos de la mayor centralidad, como el de la precariedad docente, que recientemente llevó a los profesores de 308 planteles del CONALEP a entrar en paro, para exigir atención a sus carencias laborales.
La media superior seguirá siendo el cuello de botella de nuestro sistema educativo mientras los gobiernos se rehúsen a tomar con seriedad los graves problemas educativos que aquejan a los mexicanos.
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