En días pasados, maestros, padres de familia y estudiantes de nivel secundaria y preparatoria se manifestaron a las afueras del Palacio de Gobierno de Baja California; la protesta fue acompañada de cartulinas y lonas en las que se denunciaba al secretario de Educación, Miguel ángel Mendoza, como falto de palabra ante los acuerdos pactados con Antorcha Magisterial.
Este hecho, me refiero a las manifestaciones del ala magisterial, se ha presentado de manera constante y en mayor número en los últimos meses en la entidad; Mexicali, municipio capital, es una de las ciudades que más ha presenciado las manifestaciones de maestros y pensionados; el hecho es ya conocido por los bajacalifornianos desde el pasado diciembre de 2018.
Es ya conocida, pero no por ello deja de ser indignante, la forma en que el gobierno sigue tratando a los educadores del futuro de México; el motivo de la falta de pago por más de seis y hasta ocho meses, a decir del gobierno, es la falta de recursos; sin embargo, los últimos manifestantes del pasado 19 de febrero en el municipio de Tijuana, expusieron ante el escrutinio público que se hicieron compromisos por parte del secretario de Educación, en hacer el pago a más 100 maestros que conforman Antorcha Magisterial y hasta el momento, dos compromisos se han incumplido.
Es indignante, para cualquiera que lo vea, que el gobierno no pueda cubrir un salario a sus trabajadores, cuando en mensajes publicitarios de televisión, medios digitales e impresos, se han jactado de ser la única entidad en destinar el mayor presupuesto a Educación ¡Mentira! Esos mensajes publicitarios que tratan de mostrar un Baja California que avanza viento en popa, son sólo mentiras baratas que los bajacalifornianos ya no nos creemos, y que exigimos se dé una solución contundente, no sólo para el magisterio de Antorcha, sino para los miles de maestros que durante meses han estado trabajando sin salario, viviendo de prestado y en muchas ocasiones vendiendo o empeñando las pocas pertenencias que les quedan.
El magisterio de Baja California se encuentra en una situación alarmante, hay intereses que han jugado con la necesidad de los maestros, engañándolos, tratándolos como simples empleados, sin embargo, la ciudadanía no debe dejar de lado que este carácter de enseñanza simboliza un gran progreso en educación y preparación para nuestros hijos, para el futuro de nuestra patria y es el momento de decir que su lucha es nuestra lucha.
Es necesario levantemos la bandera del magisterio y exijamos juntos que, como ante cualquier injusticia, se cumpla con los acuerdos y se retribuya su fuerza de trabajo, eso es lo justo y eso es lo más sano; los maestros no están solos, tienen el apoyo y la fuerza de un pueblo que exige una buena educación y de calidad para sus hijos.
Maestros, no nos dejemos engañar, las elecciones se avecinan y existen banderas que se alzarán con doble vista, tienen que ser persuasivos y tomar el mejor rumbo; por lo pronto la lucha sigue hasta se le pague al último educador.
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