Se realizaron elecciones el 2 de junio de 2024 en el estado de Guerrero, donde se eligieron 85 presidentes municipales y 46 diputados locales. Fue una competencia muy reñida, pero también tuvo matices particulares desde mi punto de vista.
El ambiente del proceso fue tenso, al grado de que hubo asesinatos de varios candidatos, especialmente aquellos que eran punteros y no eran bien vistos por la delincuencia organizada.
Los votantes, el pueblo en general, no salieron a votar por convicción sino por conveniencia personal y, en muchos casos, por amenazas de la misma delincuencia.
Dar dinero a través de tarjetas no es elevar el nivel de vida; eso no es combatir la pobreza, eso es comprar conciencias.
Lo complejo de este problema es que nuestro pueblo está acostumbrado a que siempre le den algo a cambio por su voto, algo de lo que los políticos mañosos se han aprovechado, abusando de la nobleza del pueblo.
Un pueblo en estas condiciones se vuelve víctima fácil y muy vulnerable ante la política de rapiña que practica la clase dominante desde antaño, lo que le quita filo al ánimo de lucha y protesta, conformándose con elegir a los mismos de siempre, que se camuflan con la apariencia de democracia. Esto es lo que se vivió en Guerrero en estas elecciones pasadas de 2024.
A todo esto hay que sumarle, como ya mencioné, el ambiente de violencia, de asesinatos de los contendientes más fuertes, y la impunidad, ya que el gobierno local y federal han optado por dejar manos libres a la delincuencia para que decidan qué pueblo o incluso qué estado quieren gobernar, sin que haya delito que perseguir.
Un caso concreto fue el del municipio de Tecpan de Galeana, donde se impuso a la candidata a la presidencia municipal, la señora Alba Soberanes, una persona prácticamente desconocida, pero que fue electa. Ya corría el rumor de que ella era la elegida, e incluso llamaron a otros candidatos para que declinaran.
Aquí podemos ver cómo se practica la democracia mexicana: todo se pinta de color de rosa en las leyes, pero la cruda realidad es otra, y no hay ni puede haber más ley que la que se impone a través de la violencia y las armas. ¿Y el Gobierno federal sabe esto?
Claro que lo sabe, pero actúa como el avestruz y, de ahí, el show de "abrazos y no balazos" para confundir a los electores, show que al parecer les ha funcionado muy bien, pero el pueblo sigue atemorizado y ya no sabe si al salir a votar elige a un buen candidato o a su verdugo.
Lo mismo sucede en el estado de Nuevo León, en el municipio de Zaragoza, donde los criminales, aliados con las autoridades, han mantenido al municipio atemorizado. Por eso hoy, decidieron hacer a un lado a ese tipo de Gobierno y poner otro con más sentimientos humanos.
Esto es lo que hace falta en el país: que los Gobiernos en turno no se sigan aliando con el mal y sometiendo al pueblo. Saben dónde están los delincuentes, pero no los detienen porque se han vuelto cómplices, aunque nos digan lo contrario.
Pues bien, esta es la lección de una elección para todos los que buscamos paz, tranquilidad y un mundo mejor para nuestras futuras generaciones.
Sabemos que luchamos contra un monstruo de mil cabezas, como la medusa que con una sola mirada convertía en piedra a quien la miraba a los ojos. Hoy, basta con que se muestren las armas para convertir al pueblo en esclavo y seguir prostituyendo nuestra democracia.
Hoy, la democracia se compra y se vende como una mercancía más, porque esa es la esencia del sistema capitalista: todo lo convierte en mercancía, ya sea por las "buenas" o por la vía de la imposición, con amenazas, con violencia y con armas.
¿Vamos a seguir así, aguantando una dictadura disfrazada de gobierno izquierdista, como lo ha presumido López Obrador?
¿Estaremos de acuerdo con su discípula Claudia Sheinbaum, que también está intentando lo mismo al invitar al presidente de Rusia, Vladimir Putin?
No digo que esté mal, sino que lo que vemos es que su gobierno quiere pintarse de izquierda cuando, en realidad, sigue recetando o aplicando los mismos antídotos que otros Gobiernos.
Es decir, inventar programas para sacar adelante al país, cuando lo que hace falta es un plan distinto de nación, generar empleos bien pagados, que paguen más impuestos los que más ganan, en este caso los empresarios, y con esto lograr una mejor distribución de la riqueza nacional. Esto se vería reflejado en un mejor nivel de vida para todos los mexicanos: gente más saludable, más educada, calles mejor pavimentadas, servicios básicos en todos lados.
Pero esto no se ve, se habla sólo de obras deslumbrantes como el Tren Maya, el aeropuerto, la refinería de Dos Bocas, pero no se oye mencionar que los pueblos estén mejorando o elevando su nivel de vida.
Dar dinero a través de tarjetas no es elevar el nivel de vida; eso no es combatir la pobreza, eso es comprar conciencias para mantenerse en el poder y que voten por agradecimiento, pero no porque realmente estén progresando los pueblos.
Hacer todo esto no significa ser de izquierda, eso es seguir fomentando y fortaleciendo el sistema neoliberal del régimen capitalista. Pero, en fin, esperaremos y veremos si esto será eficaz o si retrocederemos como país en todos los aspectos. Estaremos al pendiente.
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