El programa de Carrera Magisterial surge con el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica ANMEB en 1992, firmado por Carlos Salinas como presidente, Ernesto Zedillo como secretario de Educación y Elba Esther Gordillo como representante del SNTE. Con este acuerdo la Secretaría de Educación Pública (SEP) instituyó que los docentes del Nivel Básico (preescolar, primaria y secundaria) fueran actualizados en sus técnicas pedagógicas, en los nuevos conocimientos generados por el desarrollo de la ciencia y la tecnología (TICs), en el aprendizaje del idioma inglés, en los sucesos científicos y sociales trascendentes a nivel mundial, entre otros más. Para lograr este objetivo, se propuso el estímulo de Carrera Magisterial, programa que significaba un aumento en el salario base, conforme se avanzara en la actualización. Posteriormente se crearon los Centros de Maestros, para encargarse de organizar y certificar la actualización, organizando cursos, seminarios, conferencias, intercambios pedagógicos, entre otras funciones tendientes a lograr eficiencia y eficacia en los docentes participantes en el Programa de Carrera Magisterial.
Aunque la idea era dignificar la función docente por el bajo nivel de salario que se tenía, una de las razones para retirar este estímulo fue la corrupción a la que llegó, pues muchos maestros entraron a Carrera Magisterial sin haber acreditado los exámenes, con la anuencia cómplice de las autoridades. El último ciclo escolar en que aún se trabajó el Programa de Carrera Magisterial fue el de 2017-2018.
En 2012-2013 se decretó una de las tantas reformas a la educación. Fue una reforma constitucional presentada por Enrique Peña Nieto, aprobada por la Cámara de Diputados y por el Senado de la República en 2012. El 10 de septiembre de 2013, el presidente Enrique Peña Nieto promulgó la reforma a la Ley General de Educación, la Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación y la Ley General del Servicio Profesional Docente.
La reforma estuvo estructurada para buscar el mejoramiento constante y el máximo logro educativo de los estudiantes, siendo el Estado quien garantizaría los materiales y métodos educativos, la organización escolar, la infraestructura educativa y la idoneidad de docentes y directivos, para el cumplimiento del precepto constitucional en un marco de inclusión y diversidad. Se eleva a rango constitucional la posibilidad de que los padres de familia puedan expresar su opinión sobre los planes y programas educativos.
La reforma fue criticada por ser administrativa y no educativa, y por sus implicaciones laborales en detrimento de los docentes, pues el establecimiento de un sistema de evaluación a los maestros, significó clasificarlos en "idóneos” y "no idóneos&rdquo, teniendo los primeros la posibilidad de obtener plazas de base y puestos directivos en la estructura escolar, y dejando a los segundos vetados para estos beneficios. Asimismo, la "autogestión de las escuelas” significaba, en los hechos, quitar al Estado la responsabilidad del sostenimiento y mantenimiento de éstas. En pocas palabras, a pesar de ser formados en las escuelas normales con los planes y programas de la SEP, todas las culpas y todas las responsabilidades cayeron sobre las espaldas de los trabajadores de la educación, sin la oportunidad de que el propio Estado financie su actualización y mejoramiento de las habilidades profesionales.
En 2018 muchos docentes, quizá la mayoría, otorgaron su voto a la "Cuarta Transformación” (4T), creyendo en la esperanza de una mejora en su situación laboral. Se les prometió que el magisterio, ahora sí, sería justipreciado por las autoridades educativas. Así, el 15 de mayo de 2019 fue derogada la reforma educativa por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
¿Qué sucedió con la 4T? Que los trabajadores de la educación saltaron de la sartén para caer en la lumbre. Actualmente los profesores ni siquiera tienen un modelo educativo nuevo, se sigue trabajando por niveles, algunos con el programa 2011 y otros con el programa 2017, porque no ha habido una verdadera propuesta educativa nueva.
De hecho, con la entrada del nuevo gobierno, el cambio es eminentemente político. Al entrar AMLO elimina todo lo que había en la reforma y sus antecedentes. No sólo Carrera Magisterial, desaparece también el Servicio Profesional Docente y el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación en México. So pretexto de la corrupción imperante y el carácter punitivo de la reforma, ésta se deroga, pero sin presentar una propuesta para los docentes, que los llevará a la actualización y al mejoramiento de sus condiciones laborales. El propósito fue eliminar lo que había dejado Peña Nieto.
Lo que ahora se llama la "Nueva Escuela Mexicana" sólo ha adoptado algunos aspectos de planes anteriores, pero no hay una propuesta propia de la 4T. ¿Cómo evaluar ahora? Se eliminan los términos "idóneo” y "no idóneo", por considerarlos un menosprecio, y se colocan en su lugar otros nombres: niveles "destacado", "bueno", "suficiente” o "insuficiente”. Con el mismo grado de menosprecio, pero con otros calificativos, el resultado es que los dos últimos niveles carecen de cualquier oportunidad de lograr siquiera un incremento de horas o por lo menos lograr un contrato. Esto es, se ejecuta la misma condena. Pero, para lograr ser "destacado” o "bueno", el método se "refinó", pues se debe salvar toda una carrera de obstácu por un sinfín de requisitos que, al final, niegan toda posibilidad de ingreso o promoción.
En su afán "transformador&rdquo, el morenismo gobernante desapareció los Centros de Maestros, que eran de los pocos organismos útiles para la actualización y mejoramiento profesional de los maestros, que más o menos cumplieron su cometido. La "lista de prelación", que jerarquizaba a los profesores en función de los resultados de sus exámenes, es ahora "lista de ordenamiento&rdquo, que divide en profesores de origen universitario o normalista, teniendo preferencia estos últimos, aunque los universitarios obtengan mejor calificación.
De todas formas, aun llegando al final de la carrera de obstácu en los lineamientos de evaluación, nos encontraremos con que "dichos incentivos estarán sujetos a las necesidades del servicio público educativo, estructuras ocupacionales autorizadas y disponibilidad de plazas vacantes definitivas, temporales o de nueva creación”. Esto es, ni así está asegurada su contratación con una plaza, debe repetir todo el camino del calvario en el ciclo escolar siguiente. "Cosas veredes&rdquo, se dice en el Cantar del Mio Cid.
Miles de profesores se encuentran sin trabajo gracias a la "nueva” propuesta de la 4T. Muchos trabajan en espera de algunas horas, sin percibir ninguna remuneración; otros tantos trabajan el doble o el triple de las horas que tienen asignadas, sin percibir un salario completo, "porque a las escuelas donde trabajan no se les ha autorizado el incremento de horas necesario para poder funcionar”.
¿Qué les queda a los trabajadores de la educación? Sólo les queda el camino de la lucha organizada y consciente. A luchar, maestros, la realidad no les deja otra alternativa. Hoy por hoy, la mejor opción para dar esa lucha, se encuentra con Antorcha Magisterial, de la que hablaremos en una colaboración posterior.
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