Se dice que para precisar en conceptos, la música necesita de tres elementos para ser llamada como tal: la melodía, la armonía y el ritmo, al estar ausente uno de ellos, según los términos científicos, no hay música (algo que quizá debería entender John Cage).
Una de las concepciones más sencillas, pero también más completas dice que "la música es el bien combinar de los sonidos y silencios en el tiempo” esto es fácil de entender, por supuesto, una bella canción va equilibrada entre una melodía que es sólo acompañada por una armonización que pueda potenciar ya su belleza y, el ritmo, que la lleve del instrumento a los oídos de sus receptores. Sin embargo, en la actualidad, estamos muy lejos de que, por lo menos esta sencilla afirmación se pueda cumplir.
Muchos estudiosos afirman que la música debe tomarse en cuenta desde la época medieval a la actualidad, pues antes no existía (o no con la precisión de ahora) método alguno para lograr escribir la música y esta era solamente heredada por tradición oral, en muchas ocasiones alteradas ya por el antiquísimo origen de la misma. Sin embargo, la música tiene aún un origen más profundo y sus razones son sociales y políticas también.
En el origen del hombre, encontramos distintas manifestaciones artísticas que lo han acompañado casi desde su comienzo, como una célula primigenia que manifiesta el intelecto y sensibilidad intrínsecos en él. Así pues, la música encuentra el primero de sus elementos, “la melodía” descansando en el instrumento natural de todos los hombres, la voz.
Por tanto, el hombre, antes de tocar cualquier otro instrumento musical, aprendió a cantar y en su canto imitaba en un primer momento los sonidos de la naturaleza.
Acompañando a la melodía, el ritmo prácticamente lo seguía, (hay quienes discuten entre la aparición de este segundo elemento pero basta con dilucidar que una melodía con determinada duración va marcando ya un ritmo, en todo caso habría que precisar la constancia de este para términos especializados) y, al empezar a utilizar instrumentos percutidos, de cuerda después y de aliento posteriormente, la armonía nació para acompañar los primeros cantos.
El nacimiento del ritmo también debe precisarse, pues es durante las jornadas de trabajo en las que el pulso constante de una actividad, al ser acompañados por los cantos denota la aparición del ritmo, un ejemplo más actual es el de las algodoneras americanas, en la que los esclavos afroamericanos con el golpeteo constante de sus hachas y otros instrumentos de trabajo, marcaban la pulsación de sus cantos que eran oraciones, cuasi como una salmodia.
Sí, hubo un momento en que la música perteneció al hombre, en México por ejemplo, la llegada de “La paloma”, de Sebastián de Iradier, marca la aparición de un canto cada vez más popular, (no me detendré en la música medieval, pues basta con mencionar que esta, al servir a la clase eclesiástica, tenía como fin ser fiel a sus intereses y evocar goce estético que atrajera a más ciervos al palacio de Dios en la tierra), y cómo el ingenio del pueblo mexicano iba editando pequeños versos para poder manifestar sus pesares, angustias, etc. A través de la música.
La evolución de la música europea y el estudio de los ritmos y canciones o pequeños cantos populares de nuestro país, con la apertura de varias fronteras comerciales que, culturalmente también migraban a México, enriqueció nuestro breviario cultural y nos entregó un sinfín de géneros entre los que destaca: la canción romántica mexicana, el bolero, la canción ranchera, el huapango, los sones, el vals el danzón, la guaracha, entre otros grandes y maravillosos géneros.
Se alzaron ante el ojo mundial figuras como las de “tata nacho”, Tomás Fuentes, José Alfredo Jiménez, Agustín Lara, Consuelo Velázquez, los hermanos Domínguez y un largo etc. En el cine también podíamos observar a un Jorge Negrete, a Joaquín Pardavé o a Pedro Infante que del labio brotaron las más bellas letras que hubo podido componer el pueblo mexicano. Con este inmenso arsenal de canciones que apuntan al corazón y sobre todo y más importante, que son la memoria política e histórica de nuestro pueblo, de nuestros antepasados gloriosos que edificaron una cultura tan bella, tan profunda, con tanta belleza ¿cuál es la razón de llegar a tener, en la actualidad, géneros tan soeces, tan hostiles, que sólo buscan la contorción del cuerpo, el baile individual y la enajenación de la conciencia? Dejo abierta la respuesta al auditorio y seguiremos hablando de ello en una ocasión próxima.
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