Quintana Roo es un estado con el turismo en boga; el 87.48 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) proviene de este sector y sólo un 12.52 por ciento de otras actividades, así que, la inmensa mayoría de los quintanarroenses, sobre todo de la zona norte de la entidad, trabajan en el sector servicio o en actividades ligadas a éste.
El Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) afirma que el turismo genera empleos de calidad, capta divisas y contribuye a mejorar la calidad de vida de la población, convirtiéndolo en una palanca del desarrollo nacional, por lo que esta dependencia tiene como uno de sus principales objetivos detonar al máximo el potencial turístico de México a fin de consolidar su lugar como potencia turística mundial.
Contrario al enfoque oficialista del Fonatur y del gobierno, en sus tres niveles, cuando dice que el turismo contribuye a mejorar la calidad de vida de la población, lo que se puede apreciar a simple vista en Cancún y la Riviera Maya, por ejemplo, es que el sector turismo, ¡la industria sin chimeneas!, como coloquialmente se le llama, en su gran mayoría son capitales extranjeros que sólo buscan recursos naturales y mano de obra barata para invertir su capital y explotar estos recursos, llevando la riqueza obtenida a sus países de origen, sin importar la calidad de vida de los pobladores locales.
La mayoría de los recursos naturales como playas, manglares, selvas y zonas protegidas las privatizaron y en ellos construyeron grandes hoteles lujosos, restaurantes y centros recreativos que sirven para que los turistas que vienen de todo el mundo disfruten de estos lugares a cambio de que los trabajadores de todo tipo sean explotados al laborar largas jornadas con salarios raquíticos.
La realidad cotidiana de esta zona turística es contrastante, mientras existen grandes hoteles de lujo que reciben miles de turistas diariamente y lugares exclusivos donde muchos millonarios del país y del mundo tienen casas de descanso. Contrario a esto, los trabajadores de los lugares en comento viven en la zona que no fue incluida en los planes de desarrollo, es decir, viven en zonas irregulares de forma paupérrima, sin los servicios elementales como: agua potable, luz eléctrica, vivienda digna y un largo etcétera.
Por si esto fuera poco, Quintana Roo es la entidad con los salarios más bajos de todo México, ocupa el lugar número 13 en la lista de los más pobres con 892 mil 900 habitantes en esa condición, lo que representa el 47.5 por ciento de un millón 858 mil quintanarroenses que hay ahora. Esto refleja un incremento de 11.6 puntos porcentuales de 2016 a 2022 y ¡sigue creciendo!
Todo esto hasta aquí dicho, provoca que la misma clase trabajadora de hoteles, restaurantes, tiendas de autoservicio, gaseras, entre otras, de manera espontánea, cansada de los constantes atropellos de sus patrones, venciendo su temor a ser despedidos o de represalias, decidieron lanzarse a luchar por sus derechos e iniciar una serie de manifestaciones para exigir mejores pagos de utilidades, mejores salarios y en general, mejores condiciones laborales.
Así pues, el 10 de marzo de los corrientes, trabajadores de Walmart de Playa del Carmen, fueron los primeros que iniciaron con la serie de manifestaciones que hasta hoy día se han mantenido. Se manifestaron para exigir pagos de horas extras y un bono de 90 días que no había sido otorgado de forma completa.
Después, le siguieron otras manifestaciones como la de “Nueva Suburbia S.A de C.V (NS); los trabajadores exigieron a los directivos sea revisado su contrato colectivo de trabajo (CCT), para que se les otorguen bonos correspondientes y el pago de utilidades.
Y, a finales de mayo, las manifestaciones se incrementaron porque los trabajadores exigieron a sus patrones el pago de las utilidades que se debieron pagar a más tardar el 30 de mayo, pero que no lo hicieron, de hecho, las empresas hoteleras más importantes presentaron su carátula fiscal en ceros, esto es una maniobra para no pagar utilidades, a pesar de que es un derecho constitucional que tienen los trabajadores de recibir una parte de las ganancias que obtiene la empresa o un patrón por la actividad productiva o los servicios que ofrece en el mercado.
Así, los trabajadores de hoteles como camaristas, de limpieza, de cocina y de atención a turistas, que son de los más afectados, se manifestaron en sus respectivos centros de trabajo. Pudimos ver que hoteles famosos como: “hotel Paradise, hotel Thompson, hotel Moon Palace, The Fives Playa del Carmen, hotel Moon Palace Cancún, hotel de “B” de Cozumel, entre otros”, tuvieron la valentía de manifestarse en contra de los patrones.
Considero que este tipo de lucha laboral es muestra de que la clase trabajadora de este paradisiaco lugar está despertando, se están dando cuenta de que quedarse callados y hacer lo que digan los patrones sólo los convierte en esclavos modernos sin un futuro mejor para sus familias a pesar de que, con sus manos, generan la riqueza social.
La lucha espontánea por los derechos laborales es buena, pero se acaba cuando ésta se gana o los derrota el patrón. El despertar en la clase trabajadora la conciencia de sus derechos, es misión grande y generosa; pero lo mejor y más esforzado es inspirarle el sentimiento de sus deberes. El primero y superior a todos, es que, el obrero ejercita constantemente su inteligencia y su voluntad para convertirse de una fuerza social pasiva, explotada en beneficio de los patrones, en fuerza activa de su propia emancipación.
Por lo que el trabajador debe organizarse en un gran sindicato nacional, que realmente represente sus verdaderos intereses y no en los sindicatos charros que existen hoy día, que lejos de defenderlos, protegen los intereses de los patrones. Si se organizan de manera tal que formen un bloque grande, consciente y fuerte, se darán cuenta que los débiles y oprimidos pueden retar y vencer a los poderosos de la tierra.
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