El primero de diciembre de 2018, en su discurso de toma de protesta en el Gobierno mexicano, respecto a la salud, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que iniciaría “de inmediato el programa de atención médica y medicamentos gratuitos en las zonas marginadas del país y se volverá universal en todo el país este programa de atención médica y medicamentos gratuitos, a la mitad del sexenio”.
Fue hasta el 29 de noviembre de 2019 (casi un año después) que se reformó la Ley General de Salud (LGS) y la Ley de los institutos Nacionales de Salud, la cual fundamentó la creación del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi).
El Insabi, dijo, sería un organismo descentralizado de la Administración Pública Federal, con personalidad jurídica y patrimonios propios, sectorizado en la Secretaría de Salud. Nota 3808 comunicación social cámara de diputados, (Notilegis, 29/11/2019)
Con mucho entusiasmo y convicción AMLO decía: “se hará realidad el derecho a la salud. El propósito es garantizar a los mexicanos atención médica y medicamentos gratuitos, comenzaremos en las unidades médicas del seguro social ubicadas en las zonas más pobres del país y poco a poco se irá ampliando el programa hasta que logremos, a mediados del sexenio, establecer un sistema de salud de primera, como en Canadá o en los países nórdicos”.
Sin embargo, dos años y medio después, la 4T desapareció el Insabi y sus funciones se integran al IMSS-Bienestar. ¿Por qué la 4T no pudo sostener su palabra de establecer un sistema de salud de primera?
A nivel internacional, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sugerido que cada país debería destinar el 6 por ciento del PIB para el sistema público de salud (OMS; OPS. 2018).
Canadá tiene un sistema de salud universal financiado a través de impuestos. Al respecto, el Banco Mundial proporciona los siguientes datos: el valor medio para Canadá durante el período 2000 a 2021 fue de 10.15 por ciento del PIB con un mínimo de 8.25 por ciento del PIB en 2000 y un máximo de 12.94 por ciento del PIB en 2020.
La financiación del sistema de salud danés es principalmente público, procediendo de los impuestos de los ciudadanos y presupuestos estatales. Al gasto exclusivamente sanitario se destina un 11 por ciento del PIB.
En México, entre 2010 y 2022, sólo se han destinado entre el 2.5 y 2.9 por ciento del PIB; es decir, menos de la mitad que sugiere la Organización Mundial de la Salud, y muy por debajo de Canadá y Dinamarca. Por ello, por más que López Obrador repita constantemente que no son iguales a los gobiernos anteriores. Está claro que no sólo no es igual, sino peor porque engañó al pueblo y lo traicionó.
Las protestas se han intensificado, así lo demuestran las notas periodísticas que por cuestión de espacio solo menciono algunas. Trabajadores de la Salud protestan frente al Senado y exigen mejores condiciones para la práctica médica: “Estamos aquí para señalar la precariedad, corrupción, falta de insumos e injusticia laboral que vivimos", señalaron los manifestantes. (Animal político, 01/01/2023).
El secretario general de la sección 17 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (SNTSA), Marco Antonio Sánchez informó que el llamado es para el presidente Andrés Manuel López Obrador y para el secretario de salud, Jorge Alcocer Varela, a fin de que atienda la falta de medicamentos. (El economista, 08/03/2023).
Trabajadores del sector salud de la Ciudad de México realizaron bloqueos para exigir mejores condiciones laborales y en rechazo a su incorporación al IMSS-bienestar (El universal, 18/07/2023).
Está claro que en el sector salud, así como en otros, como la educación, la seguridad, no se remontarán mientras no se les dé mayor presupuesto. Para ello es necesario una reforma fiscal progresiva y que paguen más impuestos quienes ganan más, para que haya suficientes recursos y se cumpla al pueblo no sólo con un sistema de salud donde haya medicamento y atención para todos.
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