MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Ixtapaluca, Estado de México se desangra

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El pasado sábado 8 de julio, minutos antes de la medianoche, empezaron a circular en redes sociales imágenes de un hombre tendido en el asfalto de la calle Agricultura, de la comunidad de San Juan Tlalpizáhuac, Ixtapaluca. Según datos, iba caminando por la calle cuando unos individuos se le acercaron y lo balearon.

Minutos después de ese hecho, empezaron a circular otras imágenes, pero de la colonia Tlayehuale, donde sucedió un hecho todavía más sangriento: un vehículo Suzuki fue rafagueado por tripulantes de un Tsuru blanco que se dio a la fuga. Cinco personas bañadas en sangre.

En síntesis, Ixtapaluca hoy es territorio del crimen. Los arriba mencionados no son hechos aislados, sino que se suman a un conjunto numeroso de eventos que ocurren incluso a plena luz del día.

Esto podría parecer insignificante para las personas que, obnubiladas por la situación nacional, han perdido la sensibilidad ante eventos de este tipo y que además piensan que esto siempre ha sido así. Pero no.

Ixtapaluca no siempre ha tenido niveles de inseguridad y homicidios como ahora los tiene: eso se había vivido en los tiempos que gobernaba el mismo grupo que hoy gobierna, pero con las siglas del PRI.

En el periodo de 2019-2021, durante el gobierno “Con Más Sentido Humano”, los índices delictivos bajaron: de los 125 municipios mexiquenses, se situó en el lugar 72; es decir, había sólo 52 municipios con más seguridad según el semáforo delictivo de esta entidad.

Para 2022, ya con el gobierno morenista encabezado por Felipe Arvizu, el municipio se halla en el lugar 6 de 125; o sea, Ixtapaluca se encuentra entre los municipios más inseguros de la entidad, ya de por sí insegura.

Hay más: según la página del Observatorio Nacional Ciudadano, de 2021 a 2022, el municipio reportó un alza del 45 por ciento en las denuncias de homicidio doloso.

Ixtapaluca se desangra sin intervención de las autoridades municipales.

La creciente violencia no es exclusiva de este municipio, pero parece ser que sí de los gobiernos morenistas, pues allí donde gobiernan incrementa de manera terrorífica el crimen.

En la Ciudad de México, en donde desde hace años se viene recrudeciendo esta lacra social, hoy existe ya una abierta guerra de sobrevivencia en las calles. La semana pasada, por ejemplo, en la estación Bellas Artes del Sistema de Transporte Colectivo Metro, fue asesinada a balazos una persona, y casi simultáneamente, a unas cuantas calles, cerca del metro Pino Suárez, fueron baleadas otras dos personas, una de ellas falleció en el lugar.

Ni hablar de otros lugares del país donde se respira la violencia, como Guerrero, Sonora, Tamaulipas, Chiapas, Michoacán, Veracruz, que arden en las llamas por el crimen, los homicidios, la sangre.

El problema es profundo: el gobierno no es un gobierno de la clase trabajadora; es un gobierno que no representa los intereses de la gente humilde, de los desprotegidos, de aquellos que vivimos al día, que usamos el transporte público o que caminamos las calles después de las jornadas de trabajo.

El gobierno morenista es un gobierno de la clase alta del país, que discrimina a los demás sectores de la población, pues a ellos no les afecta la inseguridad porque tienen el suficiente dinero y poder como para estar protegidos de la intemperie y los peligros del crimen.

Es claro el menosprecio del Gobierno federal respecto a lo que ocurre: según el diario El Espectador (9 de julio), “Obrador minimiza la violencia desatada en México”.

¿Y quién dice algo? Es claro que al presidente no le preocupa, y lo peor, parece que permite que ocurran todos esos hechos sangrientos, debido a que tampoco a los altos y medios funcionarios del gobierno les afecta, pues también tienen guardias personales y hasta tratos para estar protegidos.

Esto que pasa a nivel nacional con el gobierno morenista, que es ya el sexenio más sangriento de la historia, se replica a nivel municipal, en Ixtapaluca con el alcalde Felipe Arvizu.

Solo un gobierno verdadero de los trabajadores eliminará los males de la sociedad, incluido los homicidios, el pésimo transporte, la falta de vivienda, de salud, de educación, pues le preocupará que el pueblo viva bien, porque será un gobierno propio.

Muchos piensan que estamos extremadamente lejos de tener un verdadero gobierno del pueblo, pero se debe a que no hemos despertado, no reaccionamos ante la realidad, no nos damos cuenta de que las cosas pueden cambiar, que podemos estar mejor, que no estamos condenados a vivir entre la violencia, la sangre, la delincuencia, y que somos capaces de tomar el poder para beneficio de todos.

A esto llama el Movimiento Antorchista, a organizarse y luchar por un futuro más luminoso, pero con el objetivo claro de que esto sólo se puede lograr si tomamos el poder político del país.

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