*Algunos hombres se pararon y fueron en busca de la organización, dice huitzilteca
Huitzilan de Serdán, Puebla. Transmitir la historia de Huitzilan a los jóvenes es una tarea esencial, porque son ellos quienes tienen la labor de seguir trabajando por su pueblo.
Así lo destacó Angelina Castillo Rosales, mujer huitzilteca que vivió la época de terror a la que sumió la UCI y los pistoleros de los caciques a su municipio, y que representó una de las etapas más duras para su pueblo.
“Yo sufrí mucho con la llegada de los caciques y la UCI y por eso me gustaría que la juventud de hoy conozca la verdadera historia. Como huitzilteca no me da miedo decirlo y es un honor contarles”, explicó.
Y es que, en el periodo de terror, los huitziltecos tuvieron una forma de vivir decadente, pues el municipio carecía de muchos servicios básicos, además de que no contaban con una vivienda digna.
“Antes nosotros teníamos una casa de cartón y a los lados no lo clavamos, porque no teníamos dinero para comprar clavos; antes el piso lo hacían con barro y el techo era de cartón, dormíamos en el piso, nos acostábamos en las hojas secas del plátano. Antes solo tenías un cuarto y en ese cuarto teníamos la cocina, donde comíamos y donde dormíamos, en las mañanas tienes que levantar tus cosas porque no había espacio”, contó.
Por último, dijo que por la desesperación de no tener ayuda y no recibir respuesta por parte de las autoridades, un grupo de hombres valientes buscó la forma de conseguir ayuda, que solo les pudo brindar el Movimiento Antorchista.
“Algunos hombres se pararon y fueron en busca de ayuda, pero no había nadie quien les ayudara, hasta que llegaron a Tecomatlán y ahí encontraron a la organización”, dijo, de ahí la importancia de que los jóvenes le den seguimiento al trabajo realizado a partir de que se libera a su pueblo, ya que ahora es un pueblo sin llanto y con progreso.
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