El presidente Andrés Manuel López Obrador ha atacado desde el púlpito presidencial a los antorchistas, periodistas, sacerdotes, políticos, empresarios, científicos, universidades, actores, cantantes y todo aquello que contradiga su política.
La reacción de sus adeptos es atacar a quienes López Obrador señala como sus adversarios, sin importar los hechos; simplemente actúan como peones sin tener conciencia propia, si medir las consecuencias que en la mayor parte de los casos ha terminado en asesinato de periodistas, sacerdotes o simplemente en el linchamiento popular para quedar bien con el presidente.
Esta forma de actuar ha sido el distintivo de la política morenista que se basa en pintar a los supuestos adversarios como los causantes de los problemas actuales en nuestro país. Basta escuchar un cuestionamiento sobre la economía, salud, educación, empleo y la respuesta presidencial inmediata es la muletilla de siempre: que la culpa es de sus adversarios y de los gobiernos anteriores. ¿Y qué responsabilidad asume el mandatario a los problemas actuales de nuestro país? Desgraciadamente ninguna.
Lo que abunda es el desempleo, la inflación, el desabasto de medicinas y alimentos, el abandono al campo, el abandono escolar, la muerte por enfermedades prevenibles, la inseguridad y el incremento desenfrenado de los feminicidios. ¿Qué respuesta hay para estos problemas? Ninguno. Todo parece indicar que el pueblo mexicano está condenado a vivir en la miseria y zozobra ante la falta de solución de los problemas que lo aquejan.
Como parte de esta política, en días recientes se dio a conocer en los medios de comunicación una declaración del secretario de Gobernación Adán Augusto en la que dice: “si me corre el INE no importa, porque ya lo van a desaparecer los diputados”. Este comentario fue considerado por varios columnistas como el banderazo para que toda la jauría de morenistas se fuese en contra del instituto para iniciar su exterminio con el respaldo de quien dirige la política interna de nuestro país.
¿Quién tiene la responsabilidad de resguardar y proteger a las instituciones como el INE? Pues, justamente quien amenaza con exterminarlo. El que debe garantizar y dar certeza jurídica para que se respeten los derechos constitucionales y las decisiones de los mexicanos resulta ser el que viola flagrantemente la constitución que juró cuidar y defender.
Pero las amenazas de Adán Augusto no son casuales ni producto de un chascarrillo bananero, es la política que ha trazado el presidente Andrés Manuel López Obrador y el secretario de Gobernación la está instrumentando.
Lo dicho arriba se ha visualizado en dos hechos de trascendencia nacional. Una, con la violación flagrante de la Constitución por parte de funcionarios del gabinete presidencial que se la pasan en campaña a lo largo y ancho del país, abandonando sus responsabilidades y haciendo uso del erario para proyectar su imagen. La otra, el desaseo que se vivió en las elecciones internas de Morena para elegir delegados donde embarazaron y quemaron urnas para anular las elecciones.
Esto último toma mayor relevancia y peligrosidad para nuestro país, porque quienes están actuando y violentando la ley son funcionarios de alto nivel que nos pueden conducir a problemas jamás vividos en la democracia mexicana. Por ejemplo, en Veracruz fueron los diputados locales de Morena, Roberto San Román, en Tantoyuca; Lidia Irma Mezhua Campos, en Zongolica; Jessica Ramírez Cisneros, en Minatitlán y el diputado federal, Jaime Humberto Pérez Bernabé, en Nautla quienes se valieron del fuero para encabezar sus desmanes y anular las elecciones, todos ellos, actuaron como viles porros que hicieron de la elección morenista un chiquero de porcinos.
El asunto resulta tétrico si se recogen las denuncias de los verdaderos militantes de Morena al denunciar que la elección estuvo amañada desde la cúpula del gobierno e instrumentada por el secretario de Gobierno, Erick Cisneros, ya que los responsables de dicha elección estuvieron a cargo de empleados del Gobierno estatal y delegados de Bienestar. En buena parte se explica porque los primeros en pasar a votar fueron los ancianos y discapacitados, los beneficiarios de Sembrando Vida y demás programas de Bienestar.
Como era de esperarse, los recursos humanos del Gobierno estatal y federal instrumentaron la elección para garantizar sus intereses y no la de los ciudadanos. Pero, los recursos humanos necesitan de recursos financieros para movilizar, alimentar e instrumentar la elección. Y la pregunta es: ¿De dónde salieron los recursos? No hay que desgastarse mucho para saberlo. Los recursos son producto de los impuestos de los mexicanos. Pero las diferencias y los intereses de la nueva clase política mandaron el dinero a la basura.
Y que podemos decir de los candidatos. ¿Cuáles son las virtudes, proyectos o trayectoria para la resolución de los problemas? Otra vil decepción, más de lo mismo. Los candidatos a delegados son totalmente desconocidos, no han organizado ni un kermes en su colonia. Sus grandes méritos son: ser hermanos de los diputados y excandidatos. En cambio, a los morenistas de base los mandaron a freír espárragos. Ésta es la democracia cuatrotera.
Mucha gente desinformada y bombardeada por los medios de comunicación piensa que Morena es un movimiento de izquierda, sin embargo, es muy grande la decepción porque este movimiento se formó con desertores y arribistas de todos los partidos, haciéndolo en un grupo reaccionario, financiado y manipulado por la burguesía nacional e internacional en un intento de evitar un estallido social. Es un grupo que está condenado a morir, su error es de origen; carentes de una ideología y programa de lucha que lleve al pueblo pobre de México a su verdadera emancipación. Al carecer de lo más elemental, no se ponen de acuerdo y se da una lucha intestina del poder por el poder.
Por ello, en estas elecciones internas de Morena no hay cambios en la democracia, se tiene más de lo mismo, porque no se ha cambiado la esencia de la base social, los medios de producción y su plusvalía siguen concentrados en unas cuantas manos y la inmensa mayoría se está muriendo de hambre. Los medios de producción no han pasado a manos de los trabajadores y, por lo tanto, no hay ni habrá cambio alguno. En este sentido, ese es el verdadero papel de López Obrador y esa es la verdadera razón por la cual la burguesía le permitió triunfar para garantizar la explotación en nuestro país.
Hoy, existe un riesgo latente para desaparecer al INE por parte de los diputados morenistas para que ellos organicen las elecciones. Los hechos están a la vista de todos. ¿Qué le espera a la democracia de nuestro país? Todos los mexicanos deben analizar si quieren vivir en una democracia o una autocracia como la que quiere implantar López Obrador.
Nosotros decimos: hay que defender al INE si queremos libertad y progreso para nuestro país. Hay que defender las instituciones democráticas y el Movimiento Antorchista tiene claro el camino a seguir para lograr una patria más justa y equitativa. Hay que intensificar la organización y educación del pueblo mexicano como arma infalible contra la pobreza y contra sus enemigos de clase. Aplicar nuestra ideología y nuestro programa de lucha en todos los rincones del país pues representa los verdaderos intereses de la clase trabajadora.
Los antorchistas debemos aprender de estos hechos para corroborar que estamos en el camino correcto y que teníamos razón, desde hace cinco años, cuando dijimos que López Obrador y su partido no eran la solución para nuestro país. Hoy, la única alternativa real para el pueblo de México es el Movimiento Antorchista Nacional.
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