La humanidad entera debe mucho al sacrificio del pueblo ruso. Las grandes batallas que ha librado las han dado en nombre de la humanidad y no en nombre del interés de una nación. El pueblo ruso valiente, fuerte, luchador y abnegado, ha demostrado, con el derramamiento de su sangre, con su ejemplo, que una sociedad mejor es posible y que los pueblos trabajadores del mundo, deben unir sus fuerzas y construir esa sociedad mejor frenando todo intento de concentración de poder en una nación que someta por la fuerza a otras, es decir, toca a los pueblos del mundo frenar el imperialismo de un solo país imponiendo su voluntad al mundo entero. Por ello, vale la pena reflexionar las aportaciones del gran pueblo ruso a la historia de la humanidad en contra del imperialismo.
La primera aportación la encontramos en el intento de Napoleón, autonombrado emperador de Francia, de apoderarse de Europa y, entre sus planes, para tener éxito, de Rusia. En el año de 1812 inicia Napoleón su campaña para invadir el suelo ruso. En una impresionante estrategia militar, el gran general ruso Kutuzov permitió avanzar a las tropas francesas hasta Moscú, que Napoleón encontró desierta. Nadie le hizo pleitesía a Napoleón y su ejército, por el contrario, el propio ejército ruso provocó el gran incendio el 14 de septiembre de 1812 instrumentando la táctica de la “tierra quemada”, para dejar sin recursos al ejército francés. Tres cuartas partes de Moscú quedaron en ruinas. Los ejércitos franceses, cerca de 100 mil elementos, no podían sostenerse en una ciudad así y el invierno se aproximaba. Kutuzov utilizó, también, la táctica de las guerrillas ahí donde el ejército francés se encontraba débil atacándoles sorpresivamente, haciéndoles daño y retirándose. El suministro de las tropas francesas se hizo más complejo. El 14 de diciembre de 1812 fueron expulsados los franceses del territorio ruso y esta derrota fue la antesala de la derrota definitiva de Napoleón en Waterloo el 18 de junio de 1815. Tchaikovski retrata en notas musicales esta heroica gesta del pueblo ruso que salvó a la humanidad del primer imperio moderno. A esta guerra contra el imperio francés de Napoleón se le llamó la Guerra Patria.
En segundo lugar, debemos mencionar la “Gran Guerra Patria”, así llama el pueblo ruso a los acontecimientos sucedidos durante la Segunda Guerra Mundial, cuando sucedió la invasión de los nazis al territorio ruso, que culminó con el triunfo del pueblo ruso sobre los nazis y que emuló de la derrota de Napoleón, pero a ello el gobierno soviético agregó el correcto apelativo “Gran”, pues fue así: al defender a la patria, el pueblo ruso defendía a la humanidad entera.
Esta victoria debe ser recordada por la humanidad porque con ella se puso fin a un segundo imperio que quería dominar al mundo moderno: el imperio Nazi. Los libros de historia occidental ponen especial atención al “desembarco de Normandía” y minimizan intencionalmente el asalto del Ejército Rojo a la capital alemana, Berlín, con lo cual se consuma el triunfo de los rusos sobre los ejércitos nazis. Este menosprecio no es una casualidad, tiene toda la intención de borrar de la memoria de los pueblos del mundo la verdad y poner como el héroe de la película al imperialismo norteamericano, quienes realmente no tuvieron bajas significativas, salvo 298 mil, contra los 27 millones de rusos que sacrificaron su vida por una humanidad libre del yugo imperial nazi.
Por ello, ante ese intento de olvido intencionado, los revolucionarios y los hombres de bien, debemos poner en primer plano y recordar el sacrificio del pueblo ruso, reconocerlo y seguir su ejemplo; en otras palabras, los pueblos trabajadores del mundo debemos unirnos y luchar para evitar que la política imperial de un solo país triunfe y, por el contrario, construyamos un mundo multipolar en armonía. Si hablamos de guerra, no son los poderosos los que participan en ella, sino los pobres, los trabajadores, el pueblo convertido en soldado y ello significa que, como dijo Lenin, los trabajadores empuñan fusiles contra los propios trabajadores, ¿para qué? Para que los ricos más ricos sigan manteniendo su estatus de riqueza y puedan seguir explotando a los pueblos.
Finalmente, en los tiempos que corren el pueblo ruso vuelve a darnos una gran lección de valentía, bravura y congruencia. La guerra emprendida en contra de Rusia por el imperio norteamericano ha utilizado a los grupos extremistas neonazistas de Ucrania, para frenar el avance del pueblo ruso en la construcción de un mundo multipolar. Ucrania es sólo un pueblo títere de Estados Unidos que ahora no está mandando tropas, pero sí manda dinero y armas. Particularmente relevante es la declaración de Robert F. Kenedy Jr.: “A principios de este año, el gobierno notificó a 30 millones de estadounidenses sobre recortes en sus cupones de alimentos, en un momento de aumento abrupto de los costos. Lástima que no podamos darnos el lujo de alimentar a la gente. Pero un momento: la ayuda militar a Ucrania hasta ahora equivale a un año de cupones de alimentos para 41 millones de estadounidenses. La gente está hambrienta por financiar una guerra que no sirve a ningún interés vital de EE. UU. La mayoría de los hambrientos son niños y minorías ¡Es hora de reordenar nuestras prioridades!” Este retrato nítido de la realidad norteamericana refleja que, si los trabajadores del mundo no les interesan a las clases poderosas norteamericanas, que quieren conservar sus privilegios, tampoco les importan las clases trabajadoras estadounidenses.
Por eso, debemos sumarnos a la resistencia heroica del pueblo ruso en esta tercera intentona de un nuevo imperio de apoderarse del mundo de forma unipolar, para evitar que el imperio norteamericano triunfe y, en esa medida, pueda construirse una sociedad multipolar, más justa y mejor.
En esa dirección, nos congratulamos de haber podido sembrar tres árboles de la memoria en el Cerro del Tejolote en coordinación con la Casa rusa en la Ciudad de México y la Embajada de Rusia en México. Nos sentimos muy honrados como Movimiento Antorchista Nacional de recibir la visita del ministro consejero de la embajada rusa Konstantin Dorojin; de la jefa de la representación de la agencia de cooperación de Rusia, Tatyana Bogdanova y Petr Nevelichkii, representante de "Voluntarios de la Victoria". Este acto simbólico dice mucho: que estamos convencidos de que no debemos olvidar el sacrificio del pueblo ruso en la Gran Guerra Patria y, al mismo tiempo, que se hace necesaria la unidad entre los pueblos para parar las ambiciones supremacistas de los Estados Unidos.
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