En el Estado de Morelos, como se puede observar, la violencia de género hacia la mujer se ha incrementado; robos, homicidios, violencia familiar, verbal y física, entre otros delitos en agravio de ellas.
Tan sólo en la última semana se registraron 8 asesinatos a mano armada en agravio de mujeres, y esa violencia viene de familiares cercanos, amigos, esposos o novios. Es un asunto que no se ha podido combatir a nivel estatal y mantiene a la entidad en el lugar número uno por la incidencia de este delito, y a nivel nacional no se ha visto una estrategia exitosa para combatir este terrible problema que implica violencia de género.
Durante los primeros dos meses del año, en México, mil 154 mujeres fueron asesinadas; en promedio, 19 al día; son datos terroríficos, mientras tanto en la manifestación que tuvo lugar de Miacatlan a Coatlan del Rio, la lucha de las mujeres en contra de la discriminación, la violencia física y los feminicidios es justa y apegada a derecho; de grandes repercusiones porque lo que se busca es una sociedad pacífica, con mejores condiciones y con ciudadanos solidarios.
La inseguridad afecta la vida de todos, por ello se requiere la atención y apoyo de la sociedad en conjunto para brindar seguridad y bienestar, no solo a las mujeres, sino a la sociedad en general.
Es un grito de protesta y de lucha que ha llegado hasta nosotros; la lucha verdadera debe ser definitiva, estructurada y permanente. La lucha de las mujeres tiene un valor educativo de audacia y valor, y necesita del apoyo de los sectores sociales oprimidos.
El problema de la violencia de género no se tiene que limitar a la seguridad y protección contra las agresiones y feminicidios porque abarca los intereses del pueblo, como proteger la vida y a la población femenina; entonces, se necesita un plan incluyente e indispensable que combata estos terribles problemas.
Hay varios aspectos que se deben mencionar, por un lado, nos falta, verdaderamente, un cambio paradigmático de cómo estamos abordando el tema de la violencia de género.
Hoy vivimos tiempos difíciles, por la falta de empleos con un salario digno, esta condición ha facilitado que existan empleos informales que fomentar el trabajo precario. En plena pandemia no existen vacunas ni medicamentos, las escuelas y los niños abandonados y en el olvido; por ello, exigimos a los gobiernos insensibles que se pongan a trabajar y que atiendan estos problemas de raíz que están terminando con el pueblo, sea económicamente, ideológicamente y políticamente. La inseguridad ya se desató en Morelos como una de las consecuencias de las carencias que padecemos desde hace muchos años.
Este problema tiene que ser atendido desde la raíz, incluso desde las desigualdades sociales que se viven en el estado, la indiferencia de nuestro gobierno que no voltea a ver y escuchar a la gente que padece.
A los gobernantes solo les gusta estar en el puesto sin dar solución a nuestras demandas y necesidades. El estado de Morelos no es una cancha de futbol, es un territorio donde existen problemas sociales que requieren de una solución gubernamental.
Por ello el Movimiento Antorchista exige al gobernador que no haga oídos sordos, que ponga los pies sobre la tierra y atienda el llamado de la ciudadanía en general. Por nuestra parte, seguiremos en pie de lucha uniendo fuerzas por los desprotegidos y desamparados que día a día son oprimidos por este sistema capitalista rapaz.
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