El pueblo de Nuevo León en el olvido, en el abandono, no hay quien se preocupe verdaderamente por extirpar la pobreza económica y sociocultural de la población más vulnerable que son la mayoría y los que trabajan todos los días.
El feminicidio es uno de los delitos que más ascendió en el periodo de enero a junio de 2022. El estado ha registrado 58 feminicidios, cifra que duplica los 21 casos reportados en el mismo periodo del año anterior; fue el delito que más creció en el segundo trimestre de este año, en comparación con el mismo periodo de 2021, de acuerdo con el informe presentado por el Consejo Nuevo León y el Observatorio de Seguridad y Justicia.
El director del Observatorio de Seguridad, Oswaldo Morales, informó que el feminicidio tuvo un incremento de 230 por ciento y registró la mayor tasa de los últimos cinco años.
Hace ya algún tiempo, que los días y los trabajos de muchos mexicanos son azarosos en toda idea o aspiración de vivir mejor. Sin mayores detalles, una mayoría piensa que sus descendientes, desde hijos, nietos y más, no solo no tendrán los ingresos que ellos han tenido, sino que mucho menos accederán a trabajos formales, ya que cada vez son más escasos, y lo mismo pasa en los ámbitos de la seguridad social y la salud.
Las perspectivas que incuban estas circunstancias son adversas y limitan, no permiten mayor despliegue de imaginación, ni de la mínima necesaria, para que, en el mejor de los casos, cualquier ciudadano se proponga buscar trabajo que mejore sus condiciones; y en pocas ocasiones algunos se lanzan a la aventura de emprender una empresa o negocio, generalmente micro o muy pequeña empresa al costo que sea.
En estas historias no hay odisea victoriosa, mucho menos memorable. Lo que suele haber son festejos minoritarios y sí mucha desazón mayoritaria, con panoramas desoladores donde se cocina lo principal del presente y el futuro laboral de los trabajadores mexicanos. En el mundo concatenado en el que nos desenvolvemos esto limita a la clase trabajadora enormemente, al no contar ni siquiera con un trabajo digno, y menos bien pagado, quedando a expensas de otras fuerzas económicas, sociales y culturales, ya que no puede alimentarse saludablemente, curarse eficazmente, educarse eficientemente y recrearse sanamente de tal forma que ayude a elevar el espíritu creador del ser humano; todo esto no sucede y trae como consecuencia una descomposición sociocultural en donde se germina la violencia de todo tipo como es el caso de los feminicidios.
Además, en la a cuestión laboral y todo lo relativo a su protección colectiva, que en la idea escrita es responsabilidad del Estado, ha estado por muchos lustros en hibernación. Luego del empeño echeverrista encabezado por su secretario del Trabajo, Porfirio Muñoz Ledo, estudios, promociones organizativas y sueños revolucionarios entraron en pausa, por así decir, y lo laboral, convertido en pozo de inequidades mil, simplemente pasó al archivo de las palabras que no se dicen, y menos se ejecutan.
Sin duda alguna, sanar las profundas heridas, como la que encarnan los deudos de los mexicanos en el ámbito de los feminicidios, desaparecidos y otros tantos crímenes, infortunadamente está en primer lugar de nuestra triste agenda mexicana, en este contexto la experiencia histórica comprueba que la riqueza socioeconómica y cultural del país depende en muy buena medida de las condiciones de vida de sus ciudadanos.
Hoy más que nunca sigue siendo un gran e inexcusable pendiente con la clase trabajadora. Dónde quedó la triste y célebre frase de “por el bien de todos primero los pobres”, y para colmo de males, menosprecian la inteligencia de la masa y se burlan de ella, cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador dice que en su mandato los empresarios no se podrán quejar de que han dejado de ganar, no hay un solo empresario que lo pueda decir, por lo tanto, se tiene que afirmar que el modelo concentrador de riqueza sigue más vivo que nunca y que los de la clase trabajadora sufren todo tipo de atropello, he aquí el Estado próspero y de empuje Nuevo León con un gran problema, los feminicidios que no ha podido abatir, y mientras se tenga en el olvido a la clase trabajadora esto seguirá, por más estrategias de seguridad y compromisos con las mujeres que se hagan, solo quedaran escritas en el papel sin ningún resultado concreto y plausible.
La cuestión socioeconómica y cultural, y como tema principal lo laboral, tiene que ser atendida por los mejores empeños de mexicanos sensibles y humanistas comprometidos con México y su futuro. Hasta ahora no ha ocurrido; más bien se sigue rehuyendo el punto y no se diga el problema, por una simple y sencilla razón necesitan gobernar los desamparados de esta patria, la clase capitalista no necesita cambios ellos viven bien. Y suma y sigue, para muestra un botón la tragedia minera en el Estado vecino de Coahuila parece que antes de quemar en leña verde a uno u otro funcionario sería importante revisar las condiciones laborales y prestaciones y que el pueblo organizado y educado tomara cartas en el asunto. Por lo pronto el problema es que, si no se produce un cambio de rumbo en el mejoramiento de la situación económica y laboral, en los acuerdos para la productividad, en la inspección permanente y responsable, México seguirá expuesto a desatenciones y abusos de todo tipo.
Hay que dejar de jugar con la educación, la salud, el trabajo y la vida de los mexicanos. Esto es posible y puede cambiarse por la vía de las urnas, democráticamente tomando el poder político y económico, y como consecuencia lógica erradicar el modelo económico actual, sustituyéndolo por uno justo y equitativo, dejar de anteponer la máxima ganancia, ahora si privilegiando a la mayoría desamparada y llevando a toda la población a una mayor prosperidad económica, social y cultural.
Y entonces, solo entonces, podremos empezar a vislumbrar cambios en el comportamiento de nuestra sociedad respetando por sobre todo la vida de nuestros congéneres, priorizando a los más débiles.
No claudicaremos en la gran tarea que nos hemos echado a cuesta; nuestro movimiento tiene como base la cientificidad de los fenómenos socioeconómicos y creemos firmemente que se puede lograr un cambio de raíz de la mano con el pueblo unido, organizado y educado y los invito a ser consecuentes y pronunciarnos a una sola voz, es así y solo así que podemos cambiar nuestra condición carente de todo lo elemental.
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