Se cumple un año del brutal asesinato de nuestros compañeros Conrado Hernández, Mercedes Martínez y su pequeño hijo Vladimir, sin que, hasta el día de hoy, se haya dado con el paradero y se les haya castigado a los autores intelectuales y materiales de tan atroz suceso.
Ante ello, el antorchismo nacional anunció una jornada de denuncia por todo el territorio nacional para exigir al gobierno federal y del Estado de Guerrero se cumpla la palabra empeñada y se haga justicia.
Exigimos a las más altas autoridades del Gobierno federal y del estado de Guerrero que se actúe de manera pronta y expedita para que estos crímenes no queden impunes.
El día de ayer, comisiones representativas de colonos y campesinos de la Ciudad de México y del Estado de México asistirían a la conferencia mañanera de Andrés Manuel López Obrador, en Palacio Nacional y el próximo domingo más de 2 mil antorchistas de todo el país alzaremos la voz por las principales calles de la Ciudad de Chilpancingo, para exigir al Gobierno de Evelin Salgado que se detenga la impunidad y caiga todo el peso de ley sobre los asesinos.
Todos quienes los conocimos, no tenemos ninguna duda, de que los tres eran buenos, nobles y su principal preocupación y actividad consistía en poner su granito de arena para la construcción de una sociedad más justa y más equitativa en nuestro país.
De esa manera, no había ninguna razón ni motivo para que se ejerciera contra ellos la saña y brutalidad con que fueron asesinados por sus verdugos, ya que su único delito, si es que se puede considerar así, era soñar con un mundo mejor para todos los mexicanos.
Por tanto, una vez más, de manera respetuosa pero enérgica, exigimos a las más altas autoridades del Gobierno federal y del estado de Guerrero que se actúe de manera pronta y expedita para que estos crímenes no queden impunes, ya que mientras no se haga justicia, continuarán por todo el tiempo que sea necesario, las movilizaciones y la denuncia pública de la falta de acción y eficacia por parte de quienes tienen la obligación aplicar la ley.
Y al mismo tiempo, hacemos un fraterno llamado a toda la población para que se solidaricen con nuestra denuncia ya que no podemos ser indiferentes y mucho menos acostumbrarnos al clima de violencia que en los últimos años se ha ido apoderando de grandes extensiones de terreno en las 32 entidades federativas.
Este crimen, como los cientos que se cometen diariamente y ahora también durante el proceso electoral que habrá de realizarse en dos meses, tiene que llevarnos a la conclusión de que la política de “abrazos y no balazos” aplicada durante este sexenio es un rotundo fracaso, ya que ha resultado ser una carta abierta para que los delincuentes actúen con toda impunidad, lo que ha provocado que la inmensa mayoría de la población nos sintamos intranquilos y con la preocupación de no ser víctimas de un hecho delictivo.
Lo peor que puede pasar es que, nos acostumbremos a la violencia que estamos viviendo en México. Como lo señalé en mi anterior colaboración, son varios los medios de comunicación que han señalado a nuestro país como el más violento y peligroso del planeta, mientras que, la impunidad y la falta de justicia para las familias de las víctimas aumentan el dolor y la angustia ante tales acontecimientos.
En la actualidad ningún sector de la población puede considerarse como libre de la violencia y ante ello es necesario que todos exijamos a los autoridades de todos los niveles de gobierno acciones concretas y eficaces para devolvernos la paz y la tranquilidad.
Pero también es momento de exigirles a los candidatos de todos los partidos políticos, ahora andan recorriendo las calles de todas las colonias y comunidades, que hagan compromisos claros y precisos de que harán en materia de seguridad pública en caso de llegar al poder.
Ni podemos aceptar que ningún crimen quede impune, como tampoco debemos tolerar y aceptar que, la delincuencia se adueñe de nuestra nación. Por nuestra parte, al exigir castigo para los asesinos de nuestros compañeros conlleva también la lucha por un México donde haya justicia y donde se erradique de manera definitiva la pobreza que la genera y que mantiene a millones de personas sin las condiciones mínimas para tener una vida digna.
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