El portal tribunanoticias.mx dio a conocer que el gobierno de Puebla, que encabeza el gobernador Salomón Céspedes Peregrina, “accedió a realizar un programa de rehabilitación en 748 escuelas”, principalmente a módulos sanitarios, ya que cuando estos se encuentran en mal estado representan un riesgo a la salud. Para dicho programa, entrarán en acción y de forma colaborativa, tanto la Secretaría de Educación Pública (SEP), así como el Comité Administrador Poblano para la Construcción de Espacios Educativos (CAPCEE); a través de este último “se han iniciado estos trabajos”.
Sin duda alguna, nadie se opone a que esta acción es correcta y muy justificada, pues parte importante para que los niños, jóvenes y profesionistas puedan recibir una educación de calidad, es la parte material, es decir, debe existir infraestructura adecuada que atienda las necesidades de las escuelas, que en muchos casos, no ocurre así, puesto que muchos planteles carecen por principio, de lo más elemental, como aulas, módulos sanitarios y servicios como energía eléctrica, agua, drenaje sanitario, entre otros más.
A pesar de esto, existen casos registrados en que estas carencias son ignoradas, tanto por las autoridades educativas como por las autoridades gubernamentales, mientras que estudiantes, docentes y padres de familia tiene que sortear estas dificultades y, en medida de sus posibilidades, tratar de resolver por cuenta propia, lo que muchas de las veces implican tener que estar desembolsando dinero de forma permanente para, por ejemplo, adquirir agua mediante el servicio de pipas.
Hace algunas semanas, integrantes de la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios “Rafael Ramírez” (FNERRR) denunciaron públicamente la falta de atención de las actuales autoridades competentes para resolver, precisamente este tipo de necesidades en la propia ciudad de Puebla. Los estudiantes señalaron que los bachilleratos “Benito Juárez”, ubicada en Balcones del Sur y Gregorio de Gante, en San Isidro Castillotla, presentan deficiencias que dificultan su proceso de aprendizaje.
Lamentablemente, no sólo ellos, que viven en la capital del estado, son ignorados, también lo son los estudiantes de las zonas más alejadas, como la Mixteca Baja, donde, por ejemplo, la Normal Superior “Mixteca Baja”, ubicada en Tecomatlán, no ha recibido respuesta favorable por parte de las autoridades correspondientes para atender la falta de aulas, la falta de agua y la falta de módulos sanitarios (por mencionar las carencias más urgentes).
También, en la misma zona, el bachillerato “Reyes García Victorio” de Olomatlán, Tecomatlán y el bachillerato “Francisco I. Madero” de San Antonio Chiltepec requieren la reparación de la fosa séptica que utilizan como sanitario; el bachillerato “Vicente Suarez Ferrer” de San Miguel Tlaltepexi requiere la construcción de una fosa séptica; mientras que el Telebachillerato No 51 de Guadalupe Victoria, el Bachillerato “Netzahualcóyotl” de Hermenegildo Galeana y el bachillerato “Rodolfo Sánchez Taboada” de Acaxtlahuacan requieren urgentemente que sus módulos sanitarios sean rehabilitados. Pese a realizar las solicitudes, hasta ahora nadie se ha dignado a resolver la necesidad de estos bachilleratos.
En una situación no mejor se encuentran el preescolar “Niño Artillero” y el bachillerato general “Coronel Joaquín Osorio”, que requieren la construcción de todo el edificio escolar, no sólo del módulo de sanitarios y el bachillerato general “Carlos Gaspar Navarro” al que también le hace falta la rehabilitación de los sanitarios, estas escuelas ubicadas en Acatlán de Osorio.
Como vemos, si bien la acción del actual gobierno del estado, de intervenir junto con la SEP y CAPCEE, es correcta y necesaria, esperemos que no sea insuficiente y, sin ningún tipo de preferencias, se atienda a las escuelas que así lo necesitan, esto contribuirá a que los estudiantes tengan las condiciones adecuadas y, por tanto, estén más receptivos en su proceso de aprendizaje y puedan aprovechar mejor la educación recibida.
El nuevo ciclo escolar está por comenzar, con ello, muchos padres de familia -ante la innegable repleta de excesivas carencias-, tendrán que desembolsar el dinero que no tienen para cubrir cuotas e intentar, como en cada año escolar, paliar las carencias educativas, que son obligación de las autoridades atender.
De haber una respuesta favorable, que ayude a mitigar esta excesiva carga a los padres de familia, estudiantes y docentes, más de alguna escuela levantar la voz para exigir que se respeten sus derechos y el gobierno cumpla con su trabajo. Para que esta lucha dé frutos, tanto los estudiantes, padres de familia y sociedad en general, debemos estar bien pertrechados, unir fuerzas y no claudicar hasta alcanzar la victoria, que en el mar de necesidades, sería avanzar apenas una gota.
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