El acelerado aumento de los precios en la canasta básica ha limitado el consumo de algunos productos importantes para la alimentación. Esto ha provocado que miles de familias limiten sus compras, todavía más de lo necesario.
Si bien es cierto, nuestro país cuenta con una gran diversidad gastronómica y cultural que, desde hace muchos siglos ha tratado de preservar y cuidar, hoy estos aumentos han golpeado despiadadamente las celebraciones anuales y culturales que se realizan a lo ancho y largo del país.
Una de las festividades anuales y más recientes, es la del Dia de Muertos, celebración donde se honra con altares, fruta y bebidas a los difuntos que regresan del más allá para disfrutar del calor familiar, que les ofrecen en cada altar en su honor. Pero hoy, esta ceremonia fue una de las más caras que se pudo registrar en los últimos años, pues miles de familias se quedaron sin homenajear a sus difuntos; tan solo los precios fueron suficientes para evitar realizar el festejo.
Un ramo de flores con 12 piezas 40 pesos, pan de muertos 25 pesos, papel picado cinco pesos, veladoras 40 la pieza, dulce de calabaza 20 pesos, un total de 130 pesos, si contar con los tamales, el chocolate y otras bebidas, muy importantes para esta celebración; mientras que el precio se multiplica, según la abundancia que se tenga en consideración para cada altar, en total un altar con algunos arreglos, ni muchos, pero tampoco tantos, gastó la cantidad de mil 500 pesos y todavía se considera que faltaron más arreglos para darle mayor vista y presencia al altar.
Como podemos darnos cuenta, la inflación provocó que familias enteras se quedaran si realizar el festejo en sus hogares, pues este año la inflación no perdonó el bajo salario que reciben, porque había que decidir entre gastar en la celebración más de la mitad de sus ingresos o comprar lo necesario para sobrevivir el resto de la semana. Y así poco a poco la tradición quedara como un gasto extra que tendrán que hacer quienes si pueden costear.
Sin embargo, esto no termina aquí, nuestro país se ha visto envuelto en fuertes críticas, por ser uno de los países donde más inseguridad existe, y además de ser uno de los sexenios donde más muertes se han registrado, de acuerdo con las recientes cifras diarias proporcionadas por parte de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) un promedio de 80 personas fueron asesinadas por día.
Según los registros, el pasado 15 de octubre cerró como el más mortal del mes luego de sumar 107 casos. En ese sentido, México recibe al mes de noviembre con los números de asesinatos más altos en lo que va del 2022, esto, tras cerrar el mes de octubre con dos mil 481 asesinatos acumulados; superando así a mayo que se había colocado como el más violento del año, con 2 mil 472.
Es decir, que las políticas que ha implementado el Gobierno federal no han servido de mucho, y menos cuando las noticias abundan en un mes que pretende honrar a quienes nos visitan del más allá y no para despedir a más mexicanos que murieron víctimas de la inseguridad. Pues ahora tenemos a un gobierno diferente que tiene como premisa la protección de sus gobernados, lamentablemente esto no sucede y nos presentan cifras escalofriantes que dan cuenta de lo mal que la está pasando nuestro país.
Escalofriante, porque la mayoría de los mexicanos, sabemos de algún caso donde las familias se han enfrentado contra la inseguridad y que ha cobrado la vida de uno o más integrantes de esa familia, cosa que no debería pasar en un país donde se gobierno con abrazos y no balazos, es aquí donde las incongruencias saltan a la vista. Pero ante estos problemas solo queda organizarse y luchar contra las injusticias que pasan a todas horas.
Hoy miles de familias sufren por inseguridad, sufre los estragos de la inflación que no ha permitido celebrar a ese hijo, esposo, tío, hermano, etc., que la violencia se llevó. Queda la resignación y el recuerdo, porque no lograron festejar su regreso espiritual como cualquier mexicano lo haría, pero más importante es que ese dolor no quede solo en resignación, sino que se utilice como exigencia contra la inseguridad que se vive hoy en día. “Porque no alcanza el Cempasúchil para guiar a todas y todos los que nos quitaron”, ese es el llamado, organicémonos.
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