MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El tiempo es el padre de la verdad; AMLO mintió  

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Hace pocos días, de visita por una comunidad de la costa norte de Jalisco, conocida como Costalegre, fui testigo de una discusión entre dos campesinos sobre la situación económica, política y social de nuestro país; ambos protagonistas de esta discusión son personas de la tercera edad, con la diferencia de que uno de ellos es beneficiario del programa Pensión Universal para Personas Adultas Mayores y militante de Morena, y el otro campesino, aunque ya mayor, aun no es beneficiario de ese programa.

El primero de ellos, un poco mayor que el segundo y beneficiario del uno de los programas insignia del Gobierno federal, aseguraba de manera enfática que hoy estamos mucho mejor que en los gobiernos anteriores. Para justificar su punto de vista argumentaba que el gobierno les da a todos los viejitos el doble de dinero, que el gobierno en turno aumentó el salario mínimo como nunca, que no ha subido la gasolina ni el diésel, que el gobierno ya hizo un aeropuerto, que está haciendo una refinería y compró otra, que está construyendo el Tren Maya y que el gobierno no se ha endeudado a pesar de la pandemia.

A simple vista, el primero de los dos protagonistas que aquí refiero, es frecuente espectador de conferencias de prensa mañaneras del presidente Andrés Manuel López Obrador y de los noticiarios televisivos.

El segundo protagonista, para contrarrestar el punto de vista del primero, decía que si bien es cierto que hoy el Gobierno federal le da un poco más de dinero a los viejitos, ese dinero sigue siendo insuficiente para cubrir sus necesidades básicas y que la mayor parte de ellos se encuentra en pobreza y sin acceso a un sistema de protección social que les garantice una vejez digna y plena, que gracias a esos programas y otros como el de Jóvenes Construyendo el Futuro, se ha dejado de hacer obra pública en las comunidades. 

También dijo que de nada sirve aumentar el salario mínimo cuando el precio de la canasta básica también aumentó como nunca; que la gasolina sigue subiendo a pesar de que el gobierno la sigue subsidiando y que si bien es cierto que el gobierno está construyendo algunas obras como el aeropuerto Felipe Ángeles, la refinería Dos Bocas y el Tren Maya, el gobierno ha dejado sin medicamentos a los niños con cáncer, ha dejado sin medicinas y sin atención medica a los centros de salud rurales y hospitales regionales, y ha eliminado programas de apoyo al campo como la entrega de fertilizantes. El segundo protagonista es integrante del comité del grupo antorchista en su comunidad y asiduo lector de la revista Buzos de la Noticia.

Los protagonistas de esta discusión son campesinos, hombres trabajadores y humildes dedicados a su labor, son la voz del pueblo a través de lo que ellos dicen, y aunque hablan el mismo lenguaje del campesino poco letrado, difieren en sus puntos de vista sobre la situación actual de México, aunque los dos padecen los mismos problemas. Veamos:

La página electrónica del Gobierno federal dice que el Programa para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores apoya de manera universal a mujeres y hombres mayores de 68 años en todo el país; y que en zonas indígenas el apoyo es a partir de los 65 años. El objetivo del Programa es contribuir al bienestar de la población adulta mayor a través del otorgamiento de una pensión no contributiva.

Según la misma página electrónica, los derechos de las personas adultas mayores no son respetados y cumplidos a cabalidad en nuestro país.

La mayor parte de ellos se encuentra en pobreza y sin acceso a un sistema de protección social que les garantice una vejez digna y plena. Según datos oficiales solo 23 por ciento de las mujeres y 40 por ciento de los hombres tienen acceso a una pensión contributiva. Pero lo más grave es que 26 por ciento de las personas adultas mayores no tienen ni pensión contributiva ni apoyo de programas sociales, por ende, las condiciones de desigualdad de las personas adultas mayores con respecto a la sociedad muestran que su situación es similar a la de otros grupos sociales discriminados, como los indígenas, personas con discapacidad y las mujeres. Es decir, a pesar del aumento de la pensión, los viejitos siguen igual que en los gobiernos anteriores.

Con respecto al aumento del salario mínimo, como sabemos, cada año se modifica la cantidad de dinero que un trabajador obtiene por su jornada laboral, al día. El salario mínimo 2022 en México es distinto al año anterior, cambia de acuerdo con la situación económica del país. Para determinar la cifra se toma en cuenta el porcentaje de inflación mexicana y el costo de productos esenciales. Según la agenda política, el salario de los trabajadores se puede ver mejorado en mayor o menor medida. La promesa de López Obrador fue subir el salario mínimo, cada año, un 15 por ciento a partir de 2019.

El salario mínimo de 2022 pasó de los $141.70 a $172.87 pesos diarios, el total es de $5,255 pesos al mes por trabajador, esto es lo que debería ganar un trabajador por su trabajo en todo el país, con excepción de la zona de la frontera norte, donde el salario es mayor. En la Zona Libre de la Frontera pasa de los $213.39 a los $260.34 pesos diarios. Esto suma un total de 7,914 pesos al mes.

Investigadores del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA) de la Universidad de Guadalajara comparten que se necesita ganar tres salarios mínimos para adquirir 121 productos indispensables, además de que una persona que gana el salario mínimo debe de trabajar alrededor de 16 horas diarias para poder comprar los 121 productos que integran la canasta básica; esto, tras el incremento de 19.20 por ciento que registró la misma entre enero y julio de 2021. Los investigadores aseguraron que el aumento de la inflación, por arriba de 6 por ciento, ha impactado en los bolsillos de la población. Aquí también nuestro segundo protagonista tiene razón.

López Obrador prometió bajar el precio de la gasolina a diez pesos el litro (20 de noviembre de 2016). Cuando llegó a la presidencia, el precio promedio de la magna era de 18.3 pesos, y el de la Premium, 19.8. En estos días leemos en la prensa: “Gasolina hasta en 25.89 pesos por litro: Profeco. En los informes de la Comisión Reguladora de Energía, al 2 de enero el precio más alto fue de 26.99 pesos […] el precio promedio de la gasolina regular la semana pasada en nuestro país fue de 20 pesos con 72 centavos por litro, para la Premium de 22 pesos con 69 centavos” (El Sol de México, 4 de marzo, Profeco). Más del doble de los 10 pesos prometidos como gancho para ganar votos. Otro punto para nuestro segundo protagonista.

Finalmente, el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2022 (PPEF), presentado por el secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP), en la Cámara de Diputados, contempla gran parte de recursos fiscales a los tres proyectos insignia del gobierno de López Obrador: el Tren Maya, la base militar de Santa Lucía y la construcción de una nueva refinería en Dos Bocas, Paraíso, Tabasco. En el análisis y discusión del PEF el grupo parlamentario de Morena desechó las mil 994 reservas presentadas por la oposición. Eran ideas, soluciones alternativas. ¿Acaso, absolutamente ninguna merecía ser considerada? Es el uso irracional de la fuerza, que antes, como oposición, criticaran.

Como bien lo apunta el doctor Abel Pérez Zamorano en su artículo Presupuesto 2022, México en retroceso de 25 de noviembre de 2021 “La asignación del gasto tiene un fin marcadamente político: no le motiva preocupación social alguna ni el fomento al desarrollo, sino consolidar el poder de López Obrador. Primero, sus obras faraónicas se llevan la tajada del león. El Tren Maya, 73 por ciento de incremento, al Tren del Itsmo de Tehuantepec, 174 por ciento. Segundo, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) recibirá 47 por ciento más; la Guardia Nacional, 70 por ciento. Carretadas de dinero aplicadas a una estrategia errática, absurda e ineficaz, limitada a conciliar con los grupos delincuenciales. Tercero, para compra de votos se otorga a la Secretaría del Bienestar (la gran favorecida) un incremento de 106 mil millones. En total los programas sociales se llevarán 390 mil millones. Una política distributiva a lo Chucho el Roto, absolutamente ineficaz si no se construye infraestructura, si no se fomentan educación, ciencia y tecnología, si no se promueve la vivienda popular ni se generan empleos seguros y bien pagados: hoy el sector informal, simple sobrevivencia, alcanza niveles nunca vistos, el gran empleado”.

Alguna vez leí un texto que decía: El tiempo es el padre de la verdad.

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