El único alboroto, si se le puede llamar así, lo presencié yo justo al final de la obra en el monumental teatro La Paz.El público lleno de emoción no dejaba de aplaudir.
"Es una gran obra" le dice una mujer joven a su amiga, las dos sonríen y continúan brindando aplausos a los artistas, señal de reconocimiento por el papel que han desempeñado frente a un público heterogéneo, cientos de labradores del campo, amas de casa, estudiantes y maestros.Un público genuinamente popular, sensible y exigente.
El montaje condensaba, en poco menos de dos horas, Bertolt Brecht ha logrado mantener calientes a sus intérpretes de la gran puesta en escena "Coriolano", dirigida ahora por una jovencita que le inunda teatro por las venas, Vania Mejía talentosa directora y actriz, formada en la escuela de teatro del Movimiento Antorchista.
A diferencia del drama original, la versión de Bertolt Brecht destaca el papel que juega el pueblo en curso de la tragedia, mientras que en la versión de William Shakespeare, el pueblo sólo era materia de la historia.
La versión de Brecht está marcada tanto por el contexto histórico de su época, como por la ideología marxista del autor.Por esta razón, el pueblo es el actor principal del Coriolano de Brecht.En éste, el pueblo es el protagonista indispensable de los cambios sociales, ideología por lo que está sustentada la lucha del Movimiento Antorchista Nacional, organización que se propuso desde hace 43 años forjar un México distinto, diferente, un pueblo organizado, educado y politizado.
Hoy he sido testigo ocular de una función que a mi juicio- debería presentarse en las escuelas, plazas públicas y en las capitales de los estados.Todos los actores amigo lector, son jóvenes que ha formado Antorcha revolucionaria, ninguno de ellos percibe salario, ninguno de ellos es actor estrella de una serie de televisión, son solo muchachitos de sobriedad expositiva y de coraje teatral, incluso, tres o cuatros de ellos se presentan por vez primera ante un público numeroso, muy contentos, muy emocionados.
Los actores, algunos conocidos otros no, actuando con siete "rejillas" perfectamente decoradas, una escalerilla decorada también, dos sillas de madera, tres telas rojas y un estandarte, aquí no se esgrimen todas las armas, sólo la convicción de llevarle cultura al pueblo mexicano.Gracias compañeritos del Cemees, de la FNERRR Central y de la Casa para Estudiantes de Periodismo "Hermanos Flores Magón", el arte Antorchista seguirá siendo nuestra arma de educación porque así ha sido y será el teatro de Antorcha, el teatro del pueblo.
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