¿A usted le gusta la música, las canciones, de Ricardo Arjona? Lo más seguro es que me diga que sí, que un poco, que algunas de sus canciones le gustan, que lo desconoce o que simplemente no. Yo le diré que a mí me gustan algunas, aunque no todas, sin ser un fan de dicho artista.
Pero hay una de ellas, llamada El problema, que independientemente de su contenido romántico, o como se le quiera llamar, es una que los morenistas seguramente la pueden cantar, con la plena seguridad, de que se cumplen perfectamente en su caso algunas de sus estrofas, claro, en algunas de ellas con pequeñas variantes.
Dice la letra de la canción El problema no fue hallarte. No, efectivamente el problema no fue hallar a Morena, pues ésta ya existía desde muchos años atrás, pues sus líderes y sus principales militantes políticos ya venían actuando en el viejo PRI, en el PAN, en el PRD y en otros grupos políticos. Eran, fueron y son, tránsfugas y traidores a todos esos partidos, de manera tal que hallarlos era sencillo, pero no debemos olvidar su traición y su militancia corrupta en dichos partidos. No debemos, ni de chiste, pretender olvidar lo anterior.
El problema de Morena y sus creyentes no es que sean morenistas, eso lo pueden ser tanto cuanto quieran. El problema es todo el mal que le han hecho al pueblo pobre de México pues: 32.2 millones de mexicanos viven del empleo informal, la pobreza extrema pasó de 8.7 a 9.1 millones de mexicanos y el aumento de los salarios sólo benefició, relativamente, a 6 millones de mexicanos; es decir, sólo al 10 por ciento de los trabajadores activos.
Aún más: la población afiliada al Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) cayó en un 68 por ciento; en la pandemia por Covid-19, México ocupó el primer lugar mundial en muertos del personal de salud; el precio de los combustibles no bajó y, al contrario, sigue subiendo. En el sexenio, cada día hay 26 personas desaparecidas y en lo que va del sexenio se acumulan más de 156 mil muertos, por una fallida estrategia de seguridad superando a Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto; entre 2019 y 2021; los estudiantes de educación básica perdieron 1.7 años, la matrícula en el nivel básico disminuyó en un millón de alumnos y ahora con un nuevo modelo educativo mexicano no sabemos ni hacia dónde vamos; el salario real mensual de los profesores disminuyó en 12 por ciento y, en fin…para que seguirle.
El problema de Morena y sus creyentes no es que sean morenistas… El problema es todo el mal que le han hecho al pueblo pobre de México pues: 32.2 millones de mexicanos viven del empleo informal, la pobreza extrema pasó de 8.7 a 9.1 millones de mexicanos y el aumento de salarios sólo benefició, relativamente, a 6 millones de mexicanos; es decir, sólo al 10 por ciento de los trabajadores activos
En síntesis, el problema no es que sean morenistas, sino que con su discurso falso y demagogia infinita han causado un dolor inmenso y un daño irreparable al pueblo mexicano.
Desde la campaña la cúpula morenista sabía que no podía cumplir ninguna de sus promesas, cuando menos tal y como las planteaba o que las cumpliría en mínima parte y diseño un recurso atractivo, pero falso tal y como si jugara con los mexicanos. Y, como dice la canción, el problema no es que juegue, sino que juegue con los intereses y la vida, de lo más valioso que puede tener una nación: el pueblo pobre trabajador.
El pueblo mexicano tenía ciertas libertades, pero tal y como se presentan las cosas, se nota claramente el fortalecimiento del Ejército, pues ahora se ha creado otro cuerpo casi igual de equipado, la Guardia Nacional, cuyo presupuesto se incrementó hasta 21.4 por ciento en 2023, que, en números absolutos significa 105 mil 287.34 millones de pesos; ahora realiza funciones de constructor que nunca había hecho y se les va entregar la operación y el funcionamiento del Tren Maya. Es decir que imperceptiblemente nos encaminamos a una dictadura en cuanto la burguesía mexicana y el Ejército se lo propongan.
Nuevamente, como dice la canción, si me gustaste por ser libre, aquí estoy yo para cambiarte, dirán los morenistas.
Por último, el problema no es que mientan, el problema es que muchos les creen. Estos tienen tal dogmatismo que cualquier razonamiento o mínima oposición a sus creencias o posición política lo consideran un sacrilegio y razonan como cualquier fanático: insultan de la manera más soez y agreden hasta físicamente a quien se atreva a contradecirles mínimamente.
No importa, la verdad se impondrá tarde o temprano y el raciocinio humano se impondrá sobre el oscurantismo de quienes presumen y vociferan precisamente de lo que carecen.
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