Una de las causas más importantes del divorcio entre el gobierno y los ciudadanos es la idea que tienen del poder (económico y político), por un lado, los gobernantes, sostienen que apoyan a todos los habitantes por igual, pero todos sabemos que no es así, que el poder es para beneficiar a un puñado de ricos y que un sinfín de “especialistas" se dedican a maquillar y ocultar este perverso asunto. Por otro lado, la clase trabajadora entiende de una manera muy distinta, su instinto de clase le dice que el poder no puede continuar beneficiando solo a unos cuantos, sino que debe ser el medio para mejorar las condiciones de bienestar de las grandes mayorías de la nación, que beneficie a todos trabajadores del campo y la ciudad que con su fuerza de trabajo mueve las máquinas y las herramientas, el transporte, el comercio y los servicios. El poder debe estar al servicio del pueblo que demanda empleos, mejores salarios, vivienda, educación, medicina, alimentación, vestido, servicios públicos, descanso, en resumen, una vida menos dura, más digna.
Necesitamos un proyecto de país que incluya a todas las fuerzas sociales, a todos los mexicanos, sólo así lograremos la unidad nacional que se requiere para emprender una verdadera transformación. Debe prevalecer la solidaridad hacia las mayorías, unificar los valores humanistas generales y universales con los valores que nos identifican como nación.
Para lograr el bienestar general se requieren dos condiciones, primera, que se apoye la participación popular a través de sus organizaciones políticas en las principales decisiones y un Estado fuerte que aplique las políticas públicas necesarias para garantizar un ataque frontal a la terrible desigualdad, que no solo oprime a las mayorías, sino que es el principal lastre para un verdadero desarrollo nacional.
López Obrador día tras días difunde por todos los medios posibles los programas sociales para hacernos creer que su gobierno es el poder del pueblo, pero sus resultados lo evidencian como un descarado engaño, así como el merolico que vende sus pomadas milagrosas para curar todas las enfermedades, él ofreció combatir la corrupción y una despiadada política de austeridad como remedio para todos los males del país, que solo han dejado al descubierto que nunca contó con un estudio profundo de la realidad social, económica y política de México, para beneficiar a los más desprotegidos.
El Consejo Nacional de Evaluación de la política de Desarrollo Social (Coneval), organismo público que mide la pobreza en el país, publicó hace poco que en este sexenio morenista, el número de pobres ha aumentado en 9.8 millones de mexicanos.
Nos indica el Coneval que, en 2018, tenían un ingreso por debajo de la línea de pobreza el 48.8 % de la población, esto es 61.1 millones de mexicanos y para el 2020, los mexicanos que ganan por debajo de la línea de pobreza aumentó al 56.7% por lo que la tragedia llega a 70.9 millones de mexicanos.
Según los registros del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), nos indica que la economía mexicana se contrajo 8.3% en 2020, la peor caída desde la Gran Depresión de 1932, si a este dato le añadimos el crecimiento prácticamente nulo del 2019, el gobierno de Morena es el que ha tenido el peor desempeño, datos que nos proporcionan dependencias federales.
Es indispensable que apoyemos a los candidatos de la alianza PRI, PAN, PRD, tanto a nivel federal como local, debemos cerrarle el paso a morena, que no conserve la mayoría en las Cámaras, ésa es la tarea de hoy.
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