En la actual crisis sanitaria es de suma importancia reconocer el valor del trabajo del personal de salud, personal que realiza actividades esenciales y, dar nuestro agradecimiento.Pero hay un sector, el magisterio, cuyo esfuerzo realizado en el encierro obligado, pasa desapercibido e incluso se llega al menosprecio al decir que ahora no hacen nada porque la labor de enseñanza la hacen los padres o en el peor de los casos está abandonada, cosa que no es verdad en su gran mayoría.
Con el anuncio de cerrar las escuelas ante la amenaza de covid-19 las actividades escolares no pararon, por el contrario, continuaron en línea, con todos sus obstáculos y su baja calidad ante la falta de recursos materiales y capacitación del magisterio, padres de familia y alumnos, ante las plataformas digitales que exigían su uso; y los maestros en su gran mayoría aguantaron el embate y sacaron el ciclo escolar.Por si fuera poco, se enfrentaron a la clásica burocracia del papeleo y más papeleo exigido por las autoridades educativas, no existía ni existe información clara de cómo se seguirá trabajando y se han venido tomando medidas al vapor.Existe mucha desinformación y quien da la cara ante padres de familia y alumnos es el maestro; no se analiza con seriedad la crisis educativa.Si bien no existe un aviso oficial de que el ciclo escolar 2020-2021 sea en línea en su totalidad, tendríamos que admitir dicha posibilidad y entonces habría que preguntarnos ¿cuáles son los retos a vencer por magisterio?
Por ejemplo, las planeaciones de enseñanza-aprendizaje en línea implican recurrir a estrategias a las que no estamos acostumbrados como alumnos, maestros y padres de familia y que tenemos que evolucionar si no queremos perder el objetivo de la educación.El presidente López Obrador anunció con bombo y platillo el acuerdo con las cuatro principales televisoras con una inversión de poco más de 450 millones, y tenemos que preguntarnos ¿los programas televisados ya cuentan con el aval del magisterio como para ser parte de su planeación diaria? ¿En nivel secundario seguirán los programas de estudio de secundarias generales, técnicas o telesecundarias? ¿Y en el nivel medio superior se desglosará en bachillerato general, tecnológico y/o capacitación para el trabajo? Al parecer al final el maestro tendrá que batallar para resolver el problema.
Lo anterior nos lleva a identificar otro obstáculo, ¿los maestros y alumnos cuentan con la tecnología y equipo suficiente para una clase en línea? La respuesta es no.Según la encuesta sobre uso de TIC's de Inegi, más del 50 por ciento de las personas no tienen acceso al internet, concentrándose el 90 por ciento en el área rural y los estados más rezagados son Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Veracruz.Y es que el problema de conectividad sigue vigente y en muchos casos se ha agravado, algunas familias han tenido que vender el celular, empeñar la computadora, la televisión, etc.para poder comer.El presidente López Obrador en su acuerdo con las televisoras, (que poco ayuda porque aún el alumno tiene que tener el contacto con el maestro para resolver dudas y evaluar los conocimientos), dijo, que era un acuerdo único en el mundo y así es, habrá que preguntarse ¿Por qué otros países han optado por acortar la brecha digital, tecnificando las escuelas y capacitando a maestros y no solo utilizar la televisión? Y volvemos al inicio, la falta de contacto con el docente; claro, no hay que dejar de criticar el negocio que se llevan estas empresas poco solidarias si consideramos que el espectro radioeléctrico es propiedad de la nación, al servicio de esta necesidad nacional.
Otra situación es el desgaste de enfrentar los requerimientos laborales e institucionales ordinarios que implica esta situación extraordinaria.Al establecer horarios determinados el docente sin duda cumplirá con tal requerimiento, pero ¿los padres y madres tendrán el tiempo suficiente para supervisar la labor educativa en casa o se dejará a la libre decisión del niño, adolecente o joven? Que para empezar no le gusta estudiar, odia las matemáticas, la física, la química y no entiende el inglés escrito y mucho menos hablado; ¿en las casas se cuenta con un área específica para convertirla en salón de clases? Y si en un hogar se tienen dos o tres hijos en diferente grado, ¿quién tendrá la prioridad? Los padres de familia y directivos esperan resultados del aprendizaje impartido, de no ser así ¿estamos ante un inevitable atraso educativo?
A todo lo anterior se enfrenta la docencia en la actual situación, el magisterio sin dudarlo, aun siendo desplazado, está dando lo mejor de sí por rescatar a todo alumno en peligro de deserción, frustración, tristeza, etc.y sacar adelante el ciclo escolar con actividades que son viables en casa, así como implementar otras que son necesarias en medio de la pandemia.Dado que la situación ha cambiado, urge que se tome en cuenta al magisterio y se le vea como quien realmente sacará adelante el tema educativo, se le brinde lo necesario para realizar su labor; se le está mandando a la guerra sin fusil.Se critica en todos lados que la población no usa el cubre bocas, por ejemplo, ¿y si a cada alumno desde la escuela se le concientizara de eso y se convirtiera en un guardián en cada hogar? Tendríamos a más de 30 millones de alumnos luchando contra el contagio.
Es un sinsentido no tomar en cuenta al magisterio o en el peor de los casos, pensar que no están haciendo nada o que no están "desquitando" su sueldo.Su buena o mala productividad se verá en los resultados finales y aún así habría que evaluar a todo el sistema educativo y al maestro en su labor más importante de guiar a estudiantes en la gestión de su propio aprendizaje.Los maestros no están en casa descansando, están trabajando todos los días, incluso, en este receso escolar con capacitaciones y/o actualizaciones.Ellos son los más interesados en regresar a las aulas y continuar con su labor.
El problema es que estamos ante un gobierno que va por la libre, tomando decisiones a conveniencia particular sin manchar su grado de aceptación política, no se da cuenta que en el magisterio debería tener a su mejor aliado, no se da cuenta que la organización del pueblo junto con la inversión educativa puede ser la punta de lanza para sacarnos de esta crisis de salud, económica y educativa en la que cada vez estamos peor, y donde los que más pierden son los millones de pobres que no ven la luz al final del túnel.
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