Eran las 10:30 de la noche, del 10 de julio, cuando Aitana Betsabé murió aplastada en un elevador del Hospital General Zona 18 del Instituto Mexicano del Seguro Social de Playa del Carmen, Quintana Roo. Aitana tenía seis años y vivía en Tinum, Yucatán. Llegó al hospital el día 8, porque padecía dengue. Su familia, pobre, como la mayoría de los mayas. Ella estudiaba en la primaria Felipe Carrillo Puerto de su comunidad y, dijo su hermana, “siempre quería bailar, era una niña llena de vida y alegría”. Su sueño era ser famosa, pero “se hizo famosa de una manera tan horrible. Lo único que pido es quien tenga que pagar que lo haga porque es injusto”.
Aitana murió en el IMSS. No la mató el dengue, a pesar de que el dengue mata a más gente en el sexenio de Morena: “de 12 personas muertas por dengue hemorrágico en el último año del gobierno de Peña Nieto, subió a 372 muertes el año pasado (en el gobierno de López Obrador). De 2018 a 2022 las muertes por dengue en el país aumentaron tres mil por ciento” (El Financiero, 14 de julio de 2023). No, no fue el dengue. A Aitana la mató un elevador descompuesto. El elevador comenzó a subir al siguiente piso con las puertas abiertas aún, cuando la camilla que transportada a la niña todavía no entraba en su totalidad dentro del montacargas. Es decir, la mató la ineptitud del IMSS dirigido por el morenista Zoé Robledo, que ahora quiere ser gobernador en Chiapas con la bendición del presidente de México, como su padre lo fue en diciembre de 1994.
“No es la primera vez que los hospitales del IMSS aparecen asociados a toda clase de problemas de abastecimiento e instalaciones en condiciones deplorables. Hace unos meses, trabajadores del IMSS del Hospital General de Subzona Nº 33 en San Andrés Tuxtla, Veracruz, captaban con sus celulares cómo quedó inundado por las fuertes lluvias y los pacientes tuvieron que ser trasladados. En abril de este año, el Centro Médico Siglo XXI de Ciudad de México, una de las joyas de la corona del IMSS en el país, también estuvo en el centro de la polémica cuando un grupo de médicos tuvo que parar una intervención en pleno quirófano, porque el techo estaba lleno de una plaga de gusanos que cayeron sobre el paciente al que estaban operando”. (El País, 11 de julio de 2023)
Es el mismo IMSS en el que murieron 17 pacientes de Covid el 6 de septiembre de 2021, debido a que se inundó el hospital de Tula, Hidalgo. Es el mismo IMSS en el que en mayo pasado cinco bebés recién nacidos fallecieron debido a una bacteria en el área de neonatos del Hospital General Regional número 6 de Ciudad Madero, Tamaulipas. Es el mismo IMSS en el que metieron por error a un bebé a un refrigerador mortuorio, provocándole la muerte el 27 de noviembre de 2022 en La Margarita de Puebla. En agosto de 2021, en el IMSS de Torreón les sucedió lo mismo.
El 10 de julio, <<el hospital de Playa del Carmen (…) había reportado una falla en el elevador y que un técnico de la empresa acudió para repararlo. “Una hora después el técnico se fue sin dejar señales y barreras que impidieran la utilización del elevador y sin señalización de restricción alguna en el uso del mismo”>>, dice una nota de El País.
El viernes 14 de julio, El Universal publicó un reportaje titulado así: “En 2022 el IMSS no ejerció presupuesto para elevadores”. En ella, denuncia lo siguiente: “Dos días después del accidente en un elevador del Hospital General de Zona (HGZ) número 18 en Quintana Roo, el director general del IMSS, Zoé Robledo, aseguró que en el primer trimestre de 2022 se asignaron recursos a las delegaciones estatales para mantenimiento preventivo y correctivo de los elevadores. Sin embargo, en una revisión realizada por El Universal, la Cuenta Pública 2022 especifica que al año pasado no se invirtió ni un peso en el programa de sustitución y modernización de elevadores del instituto, a pesar de tener asignados 282 millones 717 mil 52 pesos”. Esto quiere decir que tenían dinero, que sabían que debían reparar los elevadores, pero no lo hicieron… porque vivimos en la época de la austeridad franciscana.
México sufre las consecuencias de esa austeridad. Y los niños son víctimas. El dallasnews.com denunció el 3 de marzo de 2023: “La Comisión Nacional de Derechos Humanos responsabilizó el jueves a autoridades estatales y locales del fronterizo estado de Chihuahua por la muerte hace tres años de siete menores indígenas porque no tuvieron acceso a servicios de salud en las empobrecidas montañas del noroeste mexicano. Según explicó en un comunicado, consideró acreditado que se vulneraron derechos básicos de la comunidad indígena de Choréachi y, en especial, de los siete niños y niñas menores de 5 años de esa localidad que murieron entre octubre de 2019 y junio de 2020 por causas relacionadas con desnutrición y enfermedades prevenibles y curables”.
El sistema de salud en México va de mal en peor: la Presidencia de la República elaboró su plan sexenal basado en un experimento que fracasó. El Insabi “fue fundado el 1º de enero de 2020 por decreto del presidente Andrés Manuel López Obrador. Su creación provocó la desaparición del Seguro Popular que daba protección médica a 15 millones de mexicanos y brindaba más de 40 millones de consultas externas (…). Junto con el Insabi iniciaron los fatales efectos del coronavirus en el mundo y se revelaron las serias deficiencias del sector salud, la crisis del sistema de compras de insumos médicos, el desabasto de medicinas, la falta de camas y ventiladores para atender a las víctimas de la pandemia y la criminal escasez de medicamentos para el cáncer infantil. El tamaño del fracaso es evidente. Cerca de tres mil niños con cáncer murieron por la falta de medicinas y México, según la OMS, tuvo el segundo peor desempeño en la atención de Covid de América Latina, sólo por debajo de Brasil. Un desastre. (…) Millones de mexicanos, principalmente los más pobres, se quedaron sin atención médica y sin medicinas porque la 4T creó un instituto sin tener un diagnóstico previo y colocó al frente del mismo a personal sin experiencia, evidenciando el fracaso de la máxima presidencial: 90 por ciento de lealtad y 10 por ciento de capacidad”, reportó una columna de El Economista del 11 de mayo de 2023.
En menos de un año habrá elecciones a la presidencia de la República. Las ‘corcholatas’ de Morena, violando la ley, ya andan en campaña abierta por todo el país, gastándose muy seguramente el dinero que debía usarse para componer los elevadores o modernizar al IMSS. Y debemos preguntarnos: ¿conviene votar por quienes nos están matando? ¿Conviene darle el poder a un grupo al que no le interesa la muerte de cientos de miles de mexicanos por una mala política de salud? Remember el Covid: 626 mil muertos en México, dicen los datos de la ONU, por una pésima política de pocas pruebas, cero resguardo y vacunas tardías. ¿Eso queremos nuevamente para el futuro? Yo creo que no.
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